RELACIONES DEPENDIENTES (parte I)

Uno de los aspectos más controversiales de la humanidad es el hecho de meterse contantemente en relaciones que lejos de ser felices son un marasmo de tristezas y descontentos, lo peor es que no salen de allí. De allí la incógnita ¿Qué hace que personas sanas e inteligentes continúen en relaciones que no los hacen felices?
Yo he escuchado de manera repetitiva varias excusas. Generalmente son las mismas en casi todas las consultas. Las mismas son (en orden de repetición)
  1. No me separo para que no sufran los hijos
  2. No me separo porque no tengo dinero como mantenerme
  3. No quiero perder lo que he logrado todo este tiempo
  4. Nadie me querrá
Es impresionante la cantidad de veces que escucho lo mismo, una y otra vez, lo que resulta en consecuencia que más que un problema de pareja, este asunto es una cultura establecida en sociedad. Las personas se relacionan de esta forma, establecen vidas dependientes y luego cuando quieren salir de ellas, les es imposible ya que configuraron una vida infantil (dependencia) siendo adultos. Por otro lado, necesidades de estas personas los impele a buscarse amantes (así descargan su necesidad afectiva) o se meten en conflictos emocionales debido al “corto circuito” que nace de “quiero estar en esta relación pero no quiero estar en estar relación”. Es siempre lo mismo. Las personas buscan soluciones temporales a sus necesidades pero no cambian su forma de vivir.
El miedo es otro factor importante. No temo decirlo pero la mayoría de las personas que se meten en relaciones dependientes son individuos que de alguna u otra manera fueron sobreprotegidos por alguno o ambos padres o por el contrario, sufrieron carencias importantes de alguna o ambas de estas figuras. No con esto les atribuyo la culpa a los padres de las relaciones dependientes de sus hijos, pero es un factor importante para que esto ocurra. El problema radica en que cuando una persona dependiente sabe esto, lejos de mejorar, se ancla aun peor en esa relación disfuncional, ya que les echa la culpa a sus padres y deja de asumir la responsabilidad de sus actos y decisiones.
No salir de una relación que ya no sirve es un acto malsano y enfermizo hacia uno mismo, es la demostración clara de que no has madurado, que has convertido tu vida en un hecho dependiente y sumiso, implica que tu autoestima esta por el suelo y que poco valoras tus propias capacidades de desarrollo e independencia, no hablemos de madurez, que en este caso, sencillamente brilla por ausencia
Continúa en la próxima entrega
Si deseas asesoría psicológica personalizada, puedes escribirme para solicitar información sobre consultas a info@albertobarradas.com

3 comentarios sobre “RELACIONES DEPENDIENTES (parte I)

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