Se hizo viral el caso del modelo brasileño y sus ocho o nueve esposas. En la cultura social actual, realmente uno ve eso como una especie de fetiche o situación que, básicamente, puede causar reacciones que van desde el asombro, la admiración, la envidia, hasta sencillamente empezar a hacer chistes al respecto.
Nadie hace aspavientos, nadie se siente mal al mirar esa situación, y realmente no hay ningún otro elemento que pueda producir algún aspecto emocional en nosotros al ver una noticia así.
Pero otro gallo cantaría, si estuviéramos leyendo que una mujer tiene ocho esposos, y, entonces ahí nuestros prejuicios, nuestra doble moral, nuestra hipocresía, y nuestra visión bastante arcaica de la sexualidad femenina, se pondría de manifiesto.
Por un lado, saldrían todos los fanáticos religiosos acusando a esa mujer, por el otro, todos los machistas acusando a esos hombres, y claro, veríamos seguramente en las redes sociales un reclamo espantoso, criticando horriblemente la moral, la ética, la sexualidad y la forma de vivir de esa mujer y sus ocho maridos.
A ella la criticaríamos por ligera, por prostituta, por inmoral. A ellos los criticaríamos por bolsas, por tontos, por todo aquello que queramos decir para minimizarlos.
Realmente cuando hablamos del amor libre, tenemos que referirnos tanto hacia los hombres como hacia las mujeres. Si hablamos de las polirelaciones, el poliamor, el swingers, y todas las variantes sexuales que han existido durante toda la historia de la humanidad, siempre tendremos que incluir a los hombres y a las mujeres.
Si queremos una sociedad más libre, si queremos una sociedad más completa, si queremos una sociedad que, de alguna forma, tenga mayores libertades y mayores flexibilidades ante las maneras de vivir, tenemos que entender que lo primero que debemos eliminar son la divisiones basadas en nuestros conflictos e hipocresías morales.
No se trata de que la sociedad se perdió, no se trata de que el mundo está perdido, se trata de que nosotros tenemos que cambiar nuestra manera de mirar estos asuntos, y entender que va por ambos lados, tanto para hombre como para mujeres. Y desde la libertad sexual y la libertad amorosa, siempre y cuando no le haga daño a nadie y sea en consenso entre adultos, que cada quien viva lo que desea vivir.