Miren, el drama siempre parece girar en torno a aquellos que no saben decir basta en una relación amorosa que no funciona. Sin duda alguna, este patrón afecta nuestro bienestar emocional, nos jode la vida. Hay que decirlo.
Muchas veces para no sentirnos solos preferimos la pesadilla de una mala relación a una realidad solitaria pero con paz mental y amor propio. Esto es absurdo e irracional.
Nos volvemos adictos al drama, saltando de una relación conflictiva a otra.
Drama amoroso es estar metidos en una relación donde el miedo a perderla es lo que impera: «creo que me va a dejar», «me parece que ya no le gusto como antes», “me amas, ¿verdad?”.
Drama amoroso es que la constante sean los celos, la controladera excesiva, la persecución, la revisadera del celular de tu pareja: «¿por qué le das likes a esas mujeres?», «¿por qué le comentaste ese post a fulanito?».
Drama amoroso es la inseguridad emocional que se hace presente y nos pone a ver fantasmas donde no los hay.
Drama amoroso es querer decirle algo a tu pareja y en vez de hablarlo de frente, te pones a tirarle puntas en redes sociales y estados de WhatsApp. Mira, no.
Es fundamental entender que demasiada intensidad y drama solo terminan por destruir las relaciones.
¿Solución?
La respuesta está en el amor propio. Aprender a decir basta desde la autoestima.
Reconocer que merecemos algo mejor es el primer paso para salir del drama y buscar relaciones saludables que nos nutran.
Imagina una vida donde tu pareja te apoya y te eleva, en lugar de arrastrarte hacia abajo con tanto drama y tanta quejadera.
Imagina una vida donde tu relación esté llena de respeto, comprensión y amor verdadero.
¿Primer paso? Aprender a amarte tanto y usar ese amor propio como vacuna ante los malos amores.
No tienes que hacerlo solo.
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