La decisión de cambiar

La decisión de cambiar, ya sea irse del país, buscar otro trabajo, cortar una relación amorosa, nace de varios sentimientos: desesperanza, decepción, frustración y, a su vez, motivación, esperanza y optimismo.

Son muchas preguntas las que nos hacemos cuando vamos a dar ese salto: ¿qué haré? ¿cómo me irá? ¿podré adaptarme? Cada una con cargas emocionales importantes.

Ud. debe entender que la decisión de cambiar es una elección personal, derivada de motivaciones propias. Por ejemplo, emigrar buscando una vida mejor no tiene nada de malo. Lo importante es que ud. asuma que el acto de emigración no puede ser depresivo, porque para deprimirte, entonces mejor te quedas en tu país.

Adaptarte al nuevo lugar es fundamental. Se extraña al familiar, al amor dejado atrás, a los amigos, los sabores, los lugares, pero no por eso debemos vivir llenos de melancolía, como si emigrar fuese la peor noticia.

Sí, lo sé, al emigrar, se vive un día a la vez y se siente como un año. Es parte del aprendizaje.

Si ud. no sabe manejar esto, estará peor que cuando estaba en su país. Justamente por eso, quien emigra debe prepararse emocionalmente, buscar ayuda profesional de ser necesario, porque definitivamente, emigrar pone a prueba tu capacidad de adaptación y tu fortaleza de carácter.

También se debe considerar como trastorno emocional esa compulsión de algunos de andar criticando a la gente que no se quiere regresar, que desea cambiar de nacionalidad, o incluso rechaza el país que perdió. No entienden que muchos que se fueron de su país se sienten traicionados, y sienten que su país y su gente, no son realmente el mejor país del mundo.

Sepa.


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