Estas reflexiones breves las compartí hace mucho tiempo en este mismo blog. Me parece importante rescatar algunas ideas sobre el miedo como emoción. Vale decir que de los sentimientos que nos protegen, el miedo es el menos efectivo y el más lacerante.
Lee y dime con cuál de esas premisas sobre el miedo te identificas.
¿El peor enemigo del ser humano? ¡El miedo!
Hemos llegado a extremos en que muchos de nosotros tememos hasta vivir. Nos da miedo todo. Y sino lo crees, pregúntale a un ansioso.
De los miedos más comunes y anuladores: al rechazo, a la soledad y al qué dirán. Miedos patéticos, sin duda alguna, pero generalizados.
El miedo al rechazo es un opresor enorme que nos ata a vivir sometidos e indignos, esclavizados a quien nos aprueba.
El miedo a la soledad nos obliga a conformarnos con poco. Entonces sobrevivimos humillados por nuestros complejos a los pies de quien nos veja.
El miedo al qué dirán nos somete a ser hipócritas de pacotilla, fingiendo moral cuando la perversión nos agobia.
Los miedos nos atan, nos cercenan. Son castradores compulsivos de nuestras más anheladas libertades.
Mientras más miedos tenemos menos felices somos.
De los miedos, el peor es a ser tú mismo.
El miedo nos limita, nos esclaviza y, al final, nos destroza la vida. El miedo es un infierno emocional
Mientras más miedo tenemos menos libres somos. El miedo es policía, carcelero y verdugo de nosotros mismos.
Miedo a la felicidad es ese miedo que tienen las personas que temen decir lo que les molesta por miedo a ser rechazados
La paradoja del miedo es que justamente aquello que temes es lo que más te sucede.
No todo el que tiene miedo es cobarde, pero todo cobarde tiene miedo.
Quien teme al amor, es un infeliz crónico.
Quien teme al que dirán es permanentemente un hipócrita. Teme a los demás, pero no teme su propia indignidad.
Se dice que todo miedo es un deseo oculto reprimido. Dime qué temes y te diré que impulso interno intentas ocultar lleno de pánico.
Quien vive con miedo, no vive.
El miedo a explorar tu sexualidad, a liberarte, es sinónimo de represión, soledad e insatisfacción.
Dime a quién temes y te diré quién o qué te somete.
Quien vive con temor siempre es esclavo.
Nadie cobarde logró grandes cosas.
Todo miedoso teme a sí mismo.
Mientras temas al amor, el sexo y a ser tú mismo, la vida será un continuo de días aletargados, dignos de no ser vividos.
Todo miedoso justifica su miedo, lo racionaliza y, si le prestas atención, hasta es capaz de convencerte de que tiene razón.
Dime cuánto defiendes la soledad y te diré cuanto te han herido el corazón, al final sencillamente tienes miedo y ya.
Todo cobarde dice que todos somos cobardes. Tiene tanto miedo que ni solo puede estar en su cobardía.
El temor a Dios es un temor irracional. No se teme a quien te ama, se respeta.
De los miedos, el más esclavizante es aquel que hace que no te separes de quien te hace daño.
Dame un miedoso y te mostraré a alguien que racionaliza su cobardía.
Superar los miedos implica necesariamente enfrentarlos.
No existe miedo que no se supere mirándolo de frente y lazándote contra él.
Enfrentar el miedo es siempre un acto que en sí mismo elimina toda cobardía.
Cuando se deja de tener miedo a que te rompan el corazón, no dejaran de romperlo, pero disfrutarás el amor vivido mientras dure.
Hay miedos que te protegen, pero son pocos, se limitan a la conservación. Los demás son aprendidos.
Superar los miedos implica convertirte en una persona valiosa ante tus propios ojos.
El miedo se supera de 2 formas: te acercas a lo que temes poco a poco o te lanzas de una contra él.
El miedo a ser uno mismo es de esos miedos que deberían ser ilegales.
Quien no teme, está loco. Quien teme y no lo supera, es un cobarde. La paradoja está servida.
Mientras temas decir la verdad sobre ti mismo, serás siempre una mentira.
Al amor no se le debe temer.
Cuando dejas de temer al ridículo lo haces, y luego te das cuenta que reírse de sí mismo es muy divertido.
Todos tenemos miedo, es natural y biológicamente inevitable, pero ser cobarde es opcional y tiene que ver con tus complejos, no con tu biología.
El temer al rechazo es la manera más servil de someterse al complejo de inferioridad. Saberlo implica buscar superarlo.
De los miedos a superar, el más necesario es el miedo al cambio.
De temores irracionales el peor es el miedo a la soledad.
Cuando se analizan los miedos uno se da cuenta que la mayoría son absolutamente irracionales.
El miedo que todos deberíamos tener es el miedo a no ser felices. Todos debemos ir en pos de cada momento feliz posible.
Deberíamos temer a sufrir de malos sentimientos.
Si se quiere superar los miedos, menester es asumir el dolor que va a implicar enfrentarlos con la esperanza puesta en lograrlo.
Recuerda: Lee y dime con cuál de esas premisas sobre el miedo te identificas.
A veces los miedos no se pueden superar solos y se necesita ayuda profesional. Si necesitas ayuda, ven a consulta. Junto a mi equipo, sabemos cómo ayudarte.
