En estos días estaba en la playa, y conversaba con alguien que quiere tener relaciones sentimentales y estar enamorada, sin embargo, no lo consigue. Me contó que ha vivido situaciones amorosas muy negativas. Me dijo que quiere una relación convencional, de un hombre que la quiera solo a ella, y que además cubra sus necesidades y expectativas.
Se ve que es una persona que ha sufrido muchísimo en relación con el amor, y que no ha tenido éxito en relacionarse desde la felicidad. Ella estaba consciente de eso. Junto a nosotros estaba su hija, quien dijo que uno de sus mayores sueños es estar casada y tener una relación para toda la vida. Tiene apenas 22 años.
Yo le dije que era importante conocer acerca del amor, vivir varias experiencias, y adicional, sentir diferentes emociones ligadas al amor. Ella me comentó que, a su edad quiere una relación exclusiva, convencional y, sobre todo, que fuese para siempre: un esposo próspero económicamente (para que ella no pasara trabajo) y que quiere tener varios hijos. Sus palabras me impresionaron: «quiero estar en paz, sin tantos problemas en la vida».
Esta hija quería lo que la mamá también quería, con una diferencia de 30 años. Fue educada bajo los patrones de su mamá, sin darse cuenta de que esos patrones son los que causan infelicidad en su madre.
Muchas veces, sin darnos cuenta, queremos enseñar a nuestros hijos a ser felices, cuando nosotros somos profundamente infelices.
No se trata sobre qué tipo de relación tienes, si es convencional o no convencional. Se trata de que tus patrones de relaciones te lleven siempre a ser feliz o, por lo menos, te lleven a sentirte bien dentro del amor.
Una vez que lo logras, una vez que vives allí, entonces tienes toda la potestad para poder enseñar sobre el amor. Mientras tanto, sencillamente, eres como somos casi todos: aprendices en el amor, entre ensayo y error, un poco perdidos, intentando encontrar siempre la forma de que el amor nos haga felices.
En consecuencia, lo que hay que enseñar es a vivir el amor en todas sus facetas, entendiendo que la felicidad o la infelicidad va a venir exclusivamente de tu experiencia, no de las enseñanzas que te hayan dado.
