Muchas veces nosotros sabemos que nos tenemos que separar, pero ese no es el problema.
El problema es lo que cuesta tomar la decisión, porque uno no quiere separarse, uno no quiere divorciarse, uno no quiere salir de la relación a la que uno le metió tanto esfuerzo, tanta cosa, tanta vida, y que, de repente, se convierte en tanto dolor y uno dice bueno, pero podemos irnos hacia atrás, o sea, vamos a tratar de hacer lo que éramos cuando estábamos profundamente enamorados.
Es difícil tomar la decisión de separarse. Es complicado decir hasta aquí nos trajo el río. Es sumamente difícil.
El que te diga que eso es fácil de hacer, fulanito, no sabe el dolor que se siente, lo difícil que es la soledad. Lo complicado que es cuando uno está consigo mismo y se dice: Tengo que divorciarme.
Mira, muchas veces, inclusive, hasta los psicólogos no siempre sabemos lo que la otra persona está sintiendo, porque ese dolor es tan fuerte, tan complicado, que es sumamente difícil de vivir. Así que no comas cuento con la gente que te dice que te separes, no comas cuento con la gente que te dice, lánzate por ese barranco, no te preocupes.
No, tu dolor hay que respetarlo, tu sensación de soledad hay que respetarla, no estés haciendo oídos a gente indolente de tus sentimientos. Ese dolor es fuerte, se vive y solamente un profesional quizás te puede ayudar a sobrellevar lo que implica dar ese paso.
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