¿Cuántos niños, cuántos hijos viven en matrimonios infelices? Y los padres, de alguna manera, se quedan juntos diciendo: «Es que nos quedamos juntos, por mi hijo». Y resulta que esa es la peor excusa posible que puede haber, sobre todo por la carga enorme que se le coloca a ese niño, en función de mantener unido un matrimonio que ya no es viable.
Ese niño carga sobre sus espaldas la culpa de que sus padres sean infelices, pero esa culpa no es del niño, a esa culpa se la están induciendo los propios padres. Me da rabia cómo los padres utilizan a los niños como excusa para su propia infelicidad, y por no tener la suficiente valentía de asumir la decisión de separarse. Evidentemente, si son infelices, sino hay amor, pues claro que tienen que separarse.
Un niño se traumatiza, no por un divorcio.
Un niño se traumatiza fundamentalmente por la infelicidad, las peleas, la violencia y la agresividad que muchas veces existe en los matrimonios que ya no se quieren, que ya no se aman.
Es una irresponsabilidad total decir que un matrimonio no debe separarse por los hijos. Eso es realmente abominable cuando uno lo mira desde el punto de vista psicológico.
Si tú quieres un niño feliz, en principio, tienes que ser feliz tú. Si tú quieres un niño estable, si tú quieres un hijo emocionalmente sano, tú tienes que serlo.
Estar en un matrimonio infeliz, en un matrimonio sin amor, por tus hijos, te lo digo de frente y sin pena, es realmente no amar a tus hijos.
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