Si usted quiere ayudar a su familiar que sufre depresión, preste atención a estas recomendaciones.
No presione con «motivación» ni frases como:
¡Sal de eso!
¡Tú puedes!
¡Todo está en ti!
Lo que sí hace falta es apoyo, comprensión y cariño, pero no de esa forma como si fuera un coach deportivo, no, no, no, así no.
Una norma fundamental que debe cumplir la familia del deprimido: NUNCA desesperar ni ponerse bravo con el paciente. Ambas cosas suceden. Evítelas, por sobre todas las cosas.
Otra cosa muy importante: si hay peligro de suicidio no dejar que su familiar se medique solo. Supervise y vigile, sin aprisionar ni quitar libertad.
Si hay indicios de que quiere suicidarse, ni se le ocurra decirle «pero piensa en tus hijos, tu familia, etc.». Puede ser peor que diga eso.
Mosca con esto.
¿Por qué?
Por que si ud. le dice a un deprimido «piensa en tus hijos», el puede pensar «mejor me mato y les evito cargar con la piltrafa que soy».
Evite esos consejos.
Repito: ¡Mosca con esto!
Tome en cuenta que existen depresiones con síntomas psicóticos (delirios, alucinaciones). En estos casos, se debe llevar al paciente a emergencia y hospitalizar.
Es fundamental acompañar al deprimido pero no dejarse «contagiar». El deprimido es él, no uno. Suena duro, lo sé, pero, en este sentido, ud. debe estar claro. Sea compasivo pero firme, cariñoso, pero no se contagie, sincero, pero no duro. Lo importante es brindarle ayuda a su familiar, pero sin presionarlo tanto.
Cuando se es familiar de un deprimido, lo mejor que puede hacer es acompañar, cariño, comprensión, suavidad y paciencia. No caiga en los razonamientos de deprimido. Demuestre SUAVEMENTE que lo que piensa está errado, que no se basa en la realidad.
Lea bien, es fundamental que no se frustre si ud. intenta hacer entrar en razón a un deprimido. Acuérdese de que es una enfermedad. Hay días peores que otros.
Sepa.
