La fuerza es bruta.
No sirve de nada ser el más fuerte y el más malo si, al final, no logras que la gente te quiera. Es una lección que El juego del calamar nos deja muy claramente.
De hecho, ser el más fuerte en algo o el más «malo» te va a traer asociaciones derivadas del miedo y del uso, pero jamás de la lealtad. Todo mafioso sabe eso. Pueden temerte pero jamás amarte, y cuando eso ocurre, la traición siempre va a aparecer.
A veces eso se demora. De hecho, muchos tiranos duran mucho tiempo en el poder, pero mientras más malos son o más fuertes, más débiles y susceptibles son a la traición. Siempre ese será su talón de Aquiles.
Me parece muy simbólico que este personaje jamás mejoró. Siempre fue igual. Eso trae a colación la tesis de que cuando alguien no siente culpa, jamás va a cambiar su forma de vivir. Una persona sin sentido del daño que puede ocasionar a otro, siempre lo volverá a hacer.
Y tú ¿has hecho daño en algún momento?