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NIÑOS QUE SE MASTURBAN Y TIENEN JUEGOS SEXUALES
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Alberto Barradas
En el análisis de los resultados se puso en evidencia que las mujeres que tenían relaciones sexuales frecuentes y no usaban condón exhibían menores síntomas de depresión que las que no tenían relaciones sexuales. También exhibían menores síntomas de depresión que las que tenían relaciones sexuales usando condón. Por otra parte, entre las mujeres que no tenían relaciones sexuales y las que tenían relaciones sexuales con condón no se encontraron diferencias apreciables con respecto a su puntuación en el Inventario de Depresión de Beck.Gallup también encontró que en las mujeres sexualmente activas que no usaban condón los intentos de suicidio eran menores que en las mujeres que no tenían relaciones sexuales o bien las tenían usando condón.
Según su teoría, ciertas hormonas presentes en el semen, que pasan al torrente sanguíneo de la mujer tras ser absorbidas por el tejido vaginal, afectan al humor de las féminas. Concretamente, apunto hacia el estrogeno y algunas prostaglandinas, pues se ha demostrado que las mujeres depresivas tienen menores niveles en sangre de estas hormonas que las no depresivas (Abdullah & Hamadah, 1975; Zweifel & O’Brien, 1997). Asimismo, diversos estudios han puesto en evidencia la influencia positiva del estrogeno en el humor de la mujer.
Este estudio definitivo no se ha publicado. No obstante, el doctor ha seguido dando por hecho en diferentes publicaciones que el semen tiene propiedades antidepresivas para la mujer.
Los investigadores estudiaron la satisfacción sexual según tres tipos de orientaciones: homosexual, bisexual y heterosexual.
La mayoría de los hombres y mujeres heterosexuales describieron el sexo como físicamente muy satisfactorio o sumamente satisfactorio (90% en el caso de ellos; 79% en el caso de ellas).Asimismo, la mayoría de estos hombres (88%) y mujeres (79%) describieron también su vida sexual como emocionalmente satisfactoria. Las mujeres embarcadas en una relación heterosexual que se identificaron como bisexuales declararon estar tan físicamente satisfechas en su relación sexual como las mujeres heterosexuales, aunque menos satisfechas emocionalmente.
La mayoría de los hombres en una relación homosexual describieron el sexo como físicamente y emocionalmente satisfactorio (86% y 85%, respectivamente). En comparación, las lesbianas se mostraron más satisfechas física y emocionalmente que las mujeres heterosexuales (93% y 89%, respectivamente).Alrededor del 95% de los encuestados practicaron el coito durante su última relación sexual, mientras que el 75% también practico algún tipo de “estimulación manual”. Una cuarta parte practico el sexo oral, y sólo el uno por ciento practico el sexo anal.

Desde los cantos del inicio de la ceremonia, pasando por la lectura del evangelio, el sermón, la comunión y los anuncios comunitarios, se trata de una celebración religiosa similar a la del rito católico y a la de las iglesias cristianas.
La diferencia más notable son las expresiones homosexuales, que son asumidas con toda normalidad. «Nuestra iglesia predica un mensaje de inclusión. Le recordamos a toda la gente, se trate de gays, lesbianas o heterosexuales, que Dios nos ama a todos. No importa de qué color seamos ni cuál sea nuestra preferencia sexual, Dios nos ama de la misma forma», explica la reverenda Hudson, pastora de esta iglesia.
Los investigadores concluyeron que los niveles de deseo sexual eran mayores en aquellas mujeres que eran bebedoras moderadas de vino tinto que en aquellas otras que preferían otras bebidas alcohólicas o bien eran abstemias. Una teoría propuesta por el equipo de médicos italianos que llevaron a cabo el estudio es que los compuestos químicos presentes en el vino tinto pueden mejorar el funcionamiento sexual mediante el aumento del flujo sanguíneo en zonas clave del cuerpo. Los investigadores declararon: “Si bien este resultado debe interpretarse con una cierta cautela, sugiere, no obstante, una posible relación entre el consumo de vino tinto y una mejor sexualidad”. En el estudio, descrito como el primero en examinar la ingesta de vino tinto y la función sexual de la mujer, los doctores de la Universidad de Florencia reclutaron a 800 mujeres de edades comprendidas entre los 18 y los 50 años. Las mujeres, ninguna de las cuales había confesado sufrir problemas en su salud sexual, se dividieron en tres grupos: las que regularmente consumían uno o dos vasos diarios de vino tinto, aquellas que consumían menos de un vaso al día de cualquier tipo de vino u otras bebidas alcohólicas, y las que eran abstemias. Las mujeres que bebían más de dos vasos al día fueron excluidas del estudio a fin de evitar los posibles efectos estadisticamente contaminantes de la embriaguez. Todas las participantes completaron un cuestionario, el Índice de la Función Sexual Femenina (FSFI), el cual es utilizado por los médicos para evaluar la salud sexual femenina. Incluye 19 preguntas que dan como resultado una puntuación total que oscila entre los 2 y los 36 puntos, siendo la puntuación más alta cuanto mejor es el funcionamiento sexual. En general, las bebedoras de vino tinto arrojaron un promedio de 27.3 puntos, frente a los 25.9 de las menos amantes de la bebida, y los 24.4 puntos de las no bebedoras. 
Los investigadores, que publicaron la semana pasada sus conclusiones en el Journal of Sexual Medicine, resaltaron que el resultado es aún más sorprendente por el hecho de que las bebedoras de vino tinto eran, en promedio, de mayor edad que las mujeres de los otros dos grupos, y la edad suele estar asociada con una disminución del apetito sexual. No esta claro de que forma el vino tinto puede producir un efecto de este tipo, aunque hay varias teorías al respecto. Una de ellas sugiere que los antioxidantes presentes en el vino tinto tienen un efecto beneficioso sobre las paredes de los vasos sanguíneos, ensanchando los vasos y aumentando del flujo sanguíneo en zonas clave del cuerpo humano.