En este sentido tenemos que establecer que el amor enfermizo existe, es el amor basado en la agresión, en la supremacía de la sexualidad por encima del compromiso, fundamentándose la necesidad de la pareja en alejarse del conflicto que resulta de estar sólo, sin adentrarse en el concepto de la unión con visos de pertenencia. Desde mi punto de vista es un mal social que viene a ser una consecuencia de la revolución sexual de los años 60, donde el hedonismo desmesurado comparado sólo con el libertinaje, da paso a una promiscuidad reprimida que sale a la luz en la forma de relaciones superficiales. Es importante resaltar que todo amor que anule la personalidad de uno o los miembros de la pareja puede ser considerado un amor enfermizo, cualquier relación basada en lucha de poderes donde existe un dominado y un dominante, también puede considerarse un amor enfermizo. En fin, todo amor que no este basado en la mutua comprensión, en la mutua aceptación, en el respeto por el otro, el buen trato, el cariño, la búsqueda mutua del placer y la comunicación franca puede considerarse un amor enfermizo.
Quizás el más enfermizo de todos los amores es aquel que está basado en la destrucción del otro, montándose sobre sus propias debilidades y ejerciendo una presión continua para que a través, de estructuras de personalidad pasivo-agresivo, uno de los miembros de la pareja termine anulándose asimismo y menoscabando su propia personalidad (todas las relaciones donde existe violencia ya sea física o verbal). De esto en Latinoamérica y en Europa específicamente España e Italia existe toda una epidemia. La violencia hacia la mujer es el pan nuestro de cada día en los lugares donde el macho dominante somete a la hembra sumisa. En este sentido veo un nuevo prototipo de violencia en la actualidad: el hombre agresivo y la mujer que recurre a la indiferencia para no asumir que es víctima de agresión. El miedo a la soledad, que no es otro que el miedo a la autogestión, es superior al miedo al dolor físico y emocional.
No me es indiferente que un porcentaje importante de las personas que visitan mi consulta, cuando habló del amor verdadero, del amor recíproco, comprensivo, risueño, placentero, generalmente hacen la misma aseveración: «¿es que realmente ese amor existe?» Y es allí donde yo me doy cuenta de que la capacidad de amar y ser amado está siendo menoscabada por amores enfermizos. ¡Claro que existe! Está a la vuelta de la esquina, el asunto es encontrar la esquina, y para hacerlo tienes que estar preparado o preparada para desplazarte, es decir, cambiar los paradigmas y asumir que tienes el derecho inalienable de amar y ser amado a plenitud.
Para la última parte de esta serie, que continuará mañana, plantearé las posibles soluciones a los conflictos existentes, asimismo, las señales de alarma que nos deben hacer huir de relaciones que al final nos van a producir un dolor intenso.