La obesidad jode la intimidad. ¡Y no me digas que no!

Uno de los problemas principales, sobre todo cuando nos afecta la autoestima, y la autoestima va ligada a la obesidad, tiene que ver con la intimidad, las relaciones íntimas, sobre todo cuando somos obesos.

Eso es un problema, sin duda alguna, y nadie nos puede venir a decir: No, tú sabes, que yo estoy cómoda con mi cuerpo, que yo no tengo rollo, no importa que sea gorda, gordo, tú sabes, la intimidad no tiene problema para mí.

La verdad es que no, así que hoy es buena idea que hablemos sobre la intimidad y la obesidad.

Mire, primero que nada, yo llegué a pesar en algún momento 210 kilos y yo he vivido la obesidad mórbida, yo he vivido el hecho de vivir con un cuerpo que es dos o tres veces más lo que realmente debería ser, y les voy a decir algo más, cuando hablamos de la intimidad, cuando hablamos de la sexualidad, sin ninguna duda, eso afecta, claro que afecta.

Nos afecta en el cansancio, nos afecta en el desenvolvimiento, nos afecta en el desempeño, en los hombres, por lo menos en mi caso, afecta en la erección, en las mujeres afecta en su propia autoestima, su propia visión, la capacidad para alcanzar el orgasmo y, al final del camino, claro que afecta.

Este asunto de que no, a mí en la intimidad la obesidad no me molesta, realmente no es cierto. Y no solamente hablo desde el punto de vista mío, que lo viví, sino también cuando yo veo a mis pacientes, cuando veo a toda la gente que de alguna forma pues, trata conmigo, y hablamos de este tema y, sobre todo, somos capaces de sincerarnos, y realmente mirar lo que nos ha pasado, sin duda alguna, es un problema.

Bueno, al final de cuentas ¿Qué es lo que deberíamos hacer?

Evidentemente adelgazar, sin duda alguna ¿verdad? pero se dice fácil y no lo es.

Fundamentalmente cuando estamos hablando de obesidad, estamos hablando de un problema que empieza desde lo psicológico y termina en lo biológico y, otras veces es al revés.

Empieza en lo biológico y termina en lo psicológico. En consecuencia, no es un asunto tan sencillo de ¡vamos a adelgazar, tú sabes, para tener mejor sexualidad! No, al final no va por ahí.

Lo primero es entender que tenemos limitaciones. Mientras estamos gordos, mientras estamos obesos, tenemos que pisar tierra, y el principio para pisar tierra es darnos cuenta que, bueno, hay cosas que no podemos hacer.

Hay sistemas sexuales que no podemos tener, hay resistencias que no vamos a tener, hay posiciones que no vamos a hacer, y eso, en principio, tenemos que aceptarlo, no desde el punto de vista de bajar nuestra autoestima y sentirnos profundamente mal, sino entender que bueno, tenemos limitaciones, hay cosas que no podemos hacer.

Hay otra cosa que sí, cuando tenemos deficiencias en algunos aspectos, pues entonces potenciamos otras. Entonces nos convertimos en mejor amantes, sexualmente somos como más creativos, inventamos más y, sin duda alguna, eso es válido. Porque tampoco es que no vamos a tener vida sexual porque estamos gordos, no, de ninguna forma.

También es importante hablar con nuestra pareja, en la medida en, que nosotros conversamos con nuestra pareja y le decimos:

Mira, vale, es que yo no puedo hacer esta posición, mira, yo no puedo hacer esto, mira, me cansé, o mira, ven acá, vamos a hacer tal cosa, vamos a hacer esto otro.

Entonces de esa manera, de alguna forma, en la medida en que nosotros vamos conversando, vamos expresando nuestras emociones, sin duda alguna vamos a tener una mejor sexualidad.

También es fundamental utilizar otros procesos en relación con la sexualidad, no necesariamente el coito, la cópula, tú sabes, yo arriba, tú abajo, no, no. También podemos utilizar juguetes sexuales, podemos utilizar nuestras caricias, nuestros procesos de autogestión, la masturbación. Todos estos aspectos que van ligados a la sexualidad y que no necesariamente implica penetración, coito o cópula, también sirven, y pueden funcionar dentro de la pareja, entonces, en ese sentido, la obesidad sí es un problema, pero no necesariamente debe ser una limitación que nos lleve a cerrarnos completamente a eso.

Sí debemos hablar, sí debemos establecer nuestros procesos del deseo, porque una de las cosas que baja el deseo, es la obesidad y, en ese sentido, es crucial que conversemos, que hablemos, que hablemos de cómo nos sentimos y, sobre todo, que seamos sinceros.

De repente, mi pareja es muy gorda, bueno, vamos a hablar, pero no así: ¡tú eres una piazo e gorda!

No, no, así no vamos a decir absolutamente eso, pero sí, ven acá vamos a buscar formas, tú sabes, de sentirnos mejor, de estar mejor con nuestro cuerpo, o de vernos un poco más sexys, de podernos sentir un poco mejor con el cuerpo que en este momento tenemos, y eso, a través de la comunicación, a través de conversar, es válido.

En consecuencia, hablen, comuníquense, amplíen sus horizontes, ubiquen otras formas de sexo que no necesariamente sea el sexo propiamente dicho como tal, y establezcan, sin duda alguna, una mejor relación con su cuerpo, mientras arreglan el problema de la obesidad, mientras buscan una mejor salida con función a la obesidad, porque al final del camino, no debemos estar obesos, al final del camino, no está bien llegar a esos procesos, a esas estructuras corporales, que no nos permitan tener una vida tranquila, diáfana, y como nosotros realmente lo queremos.

Pero, mientras lo vamos arreglando, vamos teniendo sexo.


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