EL MIEDO A SER UNO MISMO
Uno de los aspectos más relevantes en mi vida profesional es observar como muchísima gente le tiene un miedo terrible a la realidad.
Es bien sabido que la realidad es relativa y que siempre va a depender de la forma como se mire, pero también es cierto que en procesos psicológicos, la realidad tiene que ver con la rigidez con que los pacientes abordan lo que les ocurre y como se cierran a las múltiples formas de ver una misma cosa. Esa forma rígida de abordar la realidad, llamada en psicología “distorsiones cognitivas” es la causante principal de la mayoría de los sufrimientos humanos. Cientos de personas que pasan por la consulta de un psicólogo, lo hacen porque son incapaces de enfrentarse a sí mismos, sus propios pensamientos, y sobre todo sus propias sombras, entendiendo la palabra sombra como esos aspectos ocultos de la personalidad que la gente no desea darse cuenta que se tienen y muchas veces con terror de que se manifiesten.
En ese sentido, casos como la ama de casa que en el fondo desea ser prostituta, o el marido dejado por su mujer ya que no lo aman y este tampoco a ella pero que se niega a aceptarlo, o el joven que es gay y muere si sus padres se enteran y por ende tiende a ser heterosexualmente promiscuo, o el sacerdote que se masturba todos los días pensando en niños, son casos comunes que terminan siempre en el mismo sitio: cada vez que el psicólogo los enfrenta a sus realidades personales, abandonan la consulta. Es ese aspecto el menos entendido en los procesos terapéuticos. El paciente no entiende lo peligroso que es abandonar una terapia en proceso, lo que se asemeja a salir de quirófano en medio de la operación. Por más que uno les advierte a los pacientes sobre este hecho, al momento de enfrentarse a sus propias sombras, huyen despavoridos. Es casi una constante.
Existen muchos métodos para hacer que el paciente se acerque a su sombra de manera gradual, pero todas llegan a lo mismo: la sombra misma, y el miedo, el rechazo al sí mismo siempre sobreviene. El paciente exitoso, es decir, aquel que es capaz de ver su sombra, resolverla o aceptarla es aquel que es capaz de superar ese miedo pasmoso y junto con el psicólogo enfrentarse a él y darse cuenta que se puede manejar. Es una norma: una vez que aceptas el sí mismo, sanas tus procesos enfermizos y en consecuencia sufrientes. Llegar allí no es tan fácil.
El miedo a la realidad y sobre todo a la sombra es uno de los obstáculos más profundos en el proceso terapéutico, es por eso que antes de iniciar una terapia psicológica la persona debe estar muy clara que ese es un camino lento y doloroso que lleva a la sanación. Lamentablemente no hay alternativas a esto, solo técnicas que lo hacen más llevadero, pero sin duda alguna el viaje bien vale la pena. Yo personalmente prefiero dolor un rato (terapia) a un dolor toda la vida (conflicto emocional repetitivo y sufriente)
Conozco decenas de pacientes que viven visitando psicólogos y abandonando las terapias cada vez. Son pacientes con pavor a la realidad del sí mismo. No se dan cuenta que convierten la ida al psicólogo en otro proceso fracasado y cada vez su autoestima es peor. Darse cuenta que el sufrimiento tiene que ver con sus pensamientos, y que estos vienen dados por la educación, la costumbre y el ambiente, y que los mismos pueden ser modificados en la medida en que se conozca mas a sí mismo y en consecuencia remediar o aceptar los puntos oscuros, es la base fundamental de sanar la vida a través de un proceso terapéutico de corte psicológico
Excelente post.
Te plagio: "Yo personalmente prefiero dolor un rato (terapia) a un dolor toda la vida (conflicto emocional repetitivo y sufriente)"