Ni amor ni deseo se obligan: si se acaban, se acaban

El deseo y el amor son aspectos fundamentales en las relaciones de pareja. De hecho, en mi libro #AVecesCupido yo digo que el sexo es la base del amor. Pero por factores hormonales, ambientales y hasta sociales, el deseo puede afectarse. ¿Ese deseo se puede recuperar? Sin duda alguna. Claro que sí.

El amor es un sentimiento profundo que también puede perderse por aspectos psicológicos, ambientales y hasta sociales o religiosos. ¿Se puede recuperar ese amor? Sí, claro que sí.

Es una estafa asegurar que ambos elementos se pueden recuperar. ¿Por qué? Porque cuando el deseo, el amor o ambos se pierden por factores inherentes a la relación (malos tratos, lejanías, discusiones, incompatibilidades, etc) eso se acabó, y créanme que se acabó.

De hecho, lo primero que se acaba es el deseo, ya que, incluso el amor, puede seguir un tiempo más, pero bajo esas circunstancias, cuando ese deseo termina, nada hará que vuelva a renacer.

En consecuencia, siempre es crucial revisar desde dónde fue que se acabaron algunos de estos factores.

¿Se acabó porque hubo muchos maltratos, infidelidades, discusiones, etc? Ya eso se perdió. Fin.

¿Se acabó porque tu marido te exige sexo porque «eres su esposa» y eso a ti no te prende ni con gasolina? Eso se acabó.

¿Se acabó porque te enamoraste de otra persona y ahora es la nueva persona quien te enciende los motores? Eso se terminó.

Aceptarlo es fundamental y te ahorra más sufrimientos que el que terminar una relación ya lleva implícito. Todo lo demás es polvo y paja.

Cuando el amor y el deseo, bajos los aspectos que acá señalo se acaban, pues, se acabaron y ya.

Ahora bien, si ambos tienen la intención de recuperar de alguna manera la relación, y desean darse la oportunidad a ver si encaminan nuevamente la cosa, siempre será mejor buscar ayuda psicológica, tanto individual como de pareja, para explorar esa posibilidad guiados por profesionales.

En todo caso, la terapia ayudará a ambos a recuperar la autoestima perdida en ese proceso de ruptura. Por eso es fundamental acudir al psicólogo, obviamente conmigo o con mi equipo, para reestructurarse y prepararse desde lo emocional para que el amor se vuelva a hacer presente.


Apuntes sobre comida, obesidad y emociones

La mayoría de nosotros asociamos emoción y comida. Aquí te dejo algunas consideraciones sobre este tema.

El primer acto que calma a un niño al nacer es el hecho de alimentarse. Desde allí asociamos comida, amor y calma.

En términos psicoanalíticos, la obesidad se asocia con analidad, contrario a lo que piensa la sociedad que lo ve como oralidad.

Cuando se asocia emoción a comida, el individuo tiende a sustituir la emoción negativa con el acto alimenticio. La emoción asociada al acto de comer generalmente es placentera, por lo tanto, se puede uno volver adicto a generarse ese estado.

Generalmente cuando somos adictos a la comida, en realidad somos adictos a una emoción en específico.

Generalmente al iniciar una dieta, los sentimientos negativos o displacenteros aparecen. Se asemeja a un acto de desintoxicación.

La emoción asociada a comer generalmente es compartida en los grupos sociales, de allí que la gente se reúna a comer. De hecho, la comida en los medios siempre son asociados a sexo, éxito, placer y prestigio.

La adicción a la comida implica muchísimas veces la necesidad de evadir emociones que nos hacen infelices.

La obesidad no siempre es causada por una adicción, pero una vez obeso, sin duda eres adicto. En este sentido, no se puede salir de la obesidad sin asumir un cambio de vida integral.

Cuando nos acostumbramos a cambiar emociones por comida, la desvirtuación de la realidad se convierte en obesidad.

Si se desea iniciar una dieta, se debe empezar por hacer dieta de estrés, pesimismo, emociones negativas y rencores.

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Cómo lidiar y entenderte mejor con tu hijo adolescente

Muchas veces no sabemos cómo lidiar con adolescentes, no los entendemos, no los comprendemos, no hablamos su mismo idioma y se nos entrega el papagayo con ello, o sea, es bien complicado, muchas veces lidiar con adolescentes y yo creo que nunca está de más una ayuda que podamos brindar en función de cómo podemos lidiar con eso. Así que aquí va.

Cuando hablamos de adolescencia estamos hablando de criterios, ideas diferentes, forma de relacionarse diferente a los adultos. ¿Qué significa? Que la brecha generacional siempre va a estar presente.

Primero que nada, dar un solo mensaje. Muchas veces nosotros le decimos a un adolescente: «No, tú puedes salir hasta las tres de la mañana, te doy permiso». Y después… «No mira, ¡No puedes ir hoy pa´ allá, no están unos amigos que a mí me gustan!»

¿Ya va un momentico, cómo es esto?

Tienes que establecer criterios, normas y estructuras que, de alguna forma, generen una secuencia, generen una línea argumental, porque sino estás dando dobles mensaje y eso vuelve loco al adolescente, ¿me explico?

Se rebela y entonces empiezan los rollos.

Otro elemento fundamental es siempre conversar, siempre hablar, pero no esperes que hablen en tu mismo idioma, no esperes que te digan lo que tú aspiras que te digan. Con que tú expreses y digas lo que sientes, ellos en su manera van a entenderlo o no, y van a expresar también sus emociones, y allí vas a tener que hacer un esfuerzo de comprender.

También es importante que recuerdes cómo eras tú cuando eras adolescente. Es fundamental entender los cambios emocionales, las dificultades sentimentales, los problemas que se nos presentan en nuestra vida cuando somos muchachos. Y no es un asunto de ¡Es que cuando yo era muchacho, a mí también me pasaba tal cosa!

No, no funciona así.

Tienes que entender desde el punto de vista emocional para poderlos ayudar de una manera muchísimo más efectiva.

Y otro elemento también crucial en este sentido es generar cariño, amor y comprensión, así no lo recibas, ¿okey?

Eso no significa mal criarlos o siempre ser flexibles con ellos o darle todo lo que pidan ¡No!

Estamos hablando de que es una época bien complicada, donde el cariño, el amor y la comprensión son muy necesarios para los muchachos y las muchachas. En ese sentido, sin humillarte, sin perder dignidad y sin flexibilizarte más allá de las cosas que debes hacer, darle cariño, amor y comprensión a tus chamos.

Ataques de pánico: evita que te echen a perder la vida.

La sensación de opresión, taquicardia, dolor de cabeza, mareo, sensación de que nos vamos a morir, sensación de que no aguantamos, generalmente son las 3 de la mañana, o sea, es una cosa terrible.

Realmente, si yo tuviera un enemigo, le dijera: ojalá sufras de ataques de pánico, porque es que, de verdad, es una de las sensaciones más complicadas y más difíciles que los seres humanos podemos vivir.

La forma de prevenir ataques de pánico es vivir una vida donde la ansiedad no forme parte de ti, donde la expectativa de futuro no siempre sea negativa, y donde la relajación y la tranquilidad sean fundamentales, sobre todo a la hora de dormir.

Vivir una vida tranquila no significa vivir una vida sin problemas. Vivir una vida tranquila significa que tú estás atajando los problemas de tu vida momento a momento, día a día, sin esa expectativa negativa del futuro donde sientes que todo lo malo va a ocurrir y donde la relajación y el aprender a estar tranquilo forman parte de tu vida.

¿No sabes cómo controlar tanta ansiedad y llegan los ataques de pánico?

Terapia, terapia con eso.

Y recuerda, nosotros sí sabemos cómo ayudarte. Pide aquí tu consulta.

La decisión de cambiar

La decisión de cambiar, ya sea irse del país, buscar otro trabajo, cortar una relación amorosa, nace de varios sentimientos: desesperanza, decepción, frustración y, a su vez, motivación, esperanza y optimismo.

Son muchas preguntas las que nos hacemos cuando vamos a dar ese salto: ¿qué haré? ¿cómo me irá? ¿podré adaptarme? Cada una con cargas emocionales importantes.

Ud. debe entender que la decisión de cambiar es una elección personal, derivada de motivaciones propias. Por ejemplo, emigrar buscando una vida mejor no tiene nada de malo. Lo importante es que ud. asuma que el acto de emigración no puede ser depresivo, porque para deprimirte, entonces mejor te quedas en tu país.

Adaptarte al nuevo lugar es fundamental. Se extraña al familiar, al amor dejado atrás, a los amigos, los sabores, los lugares, pero no por eso debemos vivir llenos de melancolía, como si emigrar fuese la peor noticia.

Sí, lo sé, al emigrar, se vive un día a la vez y se siente como un año. Es parte del aprendizaje.

Si ud. no sabe manejar esto, estará peor que cuando estaba en su país. Justamente por eso, quien emigra debe prepararse emocionalmente, buscar ayuda profesional de ser necesario, porque definitivamente, emigrar pone a prueba tu capacidad de adaptación y tu fortaleza de carácter.

También se debe considerar como trastorno emocional esa compulsión de algunos de andar criticando a la gente que no se quiere regresar, que desea cambiar de nacionalidad, o incluso rechaza el país que perdió. No entienden que muchos que se fueron de su país se sienten traicionados, y sienten que su país y su gente, no son realmente el mejor país del mundo.

Sepa.


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Es peligroso creer que eres más inteligente que los demás.

Con más de 50 años de vida he aprendido claramente a diferenciar las verdades que acepto y las mentiras que soy capaz de digerir para mantener la fiesta en paz, pero también me he dado cuenta que muchas veces creer que eres más inteligente que el otro o que puedes engañar a alguien fácilmente, es una apuesta difícil de ganar.

Siempre habrá alguien más inteligente y con más capacidad que tú, y no sólo eso, siempre habrá quien se haga el tonto para hacerte creer que eres tú quien lleva la voz cantante, cuando en realidad «te están esperando en la bajaíta».

Sepa.


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