Cómo lidiar con un familiar que sufre una enfermedad mental


A veces tenemos familiares que tienen trastornos mentales, enfermedades mentales, y se nos hace profundamente difícil vivir con ellos, incluso, estando medicados, estando en tratamiento psicológico y psico farmacológico y, sin embargo, algunas veces se hace complicado.

Estamos hablando muchas veces de personas con esquizofrenia, con trastorno bipolar, con procesos paranoides, etc., etc. Y eso, sin duda alguna, se hace la vida bien complicada con nuestros familiares, a quienes amamos, queremos, queremos cuidarlos y, sin embargo, se nos hace muy difícil esta situación.
¿Qué debemos hacer?

Para poder lidiar con personas que tienen problemas mentales, lo primero que tenemos que hacer es que ellos estén en tratamiento psicológico y psico farmacológico.

Cuando hablamos de psico farmacológico estamos hablando de psiquiatría, y muchas veces de neurología, porque hay enfermedades mentales que tienen su génesis en los procesos neurológicos. En consecuencia, no podemos lidiar con esto si no tenemos la ayuda profesional.

Eso tenemos que entenderlo y dejarlo muy claro, porque muchas veces creemos que podemos lidiar con situaciones de esta índole, y resulta que no podemos porque no estamos ayudados por profesionales en este sentido.


Lo segundo es entender que todo proceso de enfermedad mental tiene altos y bajos. Y dentro de esos procesos hay momentos de lucidez.

Hay momentos de normalidad cuando tenemos enfermedades mentales. No es que todo el tiempo estamos desorbitados, no es que todo el tiempo estamos alejado de la realidad. No, no es así. Hay momentos donde estamos más cerca de realidad, y momentos donde no lo estamos, pero todo forma parte del proceso de la enfermedad mental.

Muchas veces los familiares se complican muchísimo desde el punto de vista emocional, sobre todo porque ven a su familiar ¡Esta mejor, mejoró! ¡Ajá, ya están, ya está comportándose mejor! Y de repente, a los dos, tres días vuelve a caer y los familiares los ve deprimido, los ve cabizbajo, los ve frustrados y eso, evidentemente, va generando problemas emocionales en los familiares.

¿Qué debemos entender? Que hay altos y bajos, y los altos, cuando las cosas están mejor, cuando estos pacientes están mejor, pues debemos disfrutarlo, debemos compartir con ellos, debemos establecer relaciones con ellos.


Claro que sí. Debemos aprovechar el momento, sin duda alguna, y eso va a ayudar, incluso, a que esos momentos que son positivos, se alarguen en el tiempo. Claro que sí, pero entendiendo que los altos y los bajos van a estar presentes.

Otro elemento fundamental para poder lidiar con estas situaciones es respirar, respirar, agarrar aire. Cuando uno está cuidando a una persona con enfermedades mentales, sobre todo cuando es un familiar, muchas veces estamos tan abocados, nuestra vida gira en torno a esa persona, todas nuestras decisiones están ligadas a esa situación, vivimos, incluso, como una visión de túnel, ligados a esto y no vemos más para los lados. Es un error que no debemos cometer. Debemos salir, debemos airearnos, debemos distraernos, debemos tener nuestra vida normal.

Buscamos a alguien que lo cuide, salimos a una fiesta, vamos para un cine o para un parque, podemos hacer un viajecito.

No te tienes por qué sentir culpable, no tienes por qué sentirte mal por eso, no tienes por qué asumir que tú estás haciendo algo negativo. Porque de repente fuiste a divertirte cuando tienes un familiar bipolar que está en estado depresivo, no necesariamente tienes que sentirte mal, de ninguna manera.

En consecuencia, agarrar aire, distraerse, alejarse un poquito, es fundamental para agarrar fuerza, para tener ánimo, para agarrar, tú sabes, ímpetu para seguir cuidando, amando y protegiendo a nuestros seres queridos que lamentablemente están viviendo eso. Y bueno, vamos a cuidarlo, pero también cuidándonos a nosotros.

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Cómo hablar de sexualidad con tus hijos

Uno de los temas más complicados que generalmente a los padres se nos presentan, tiene que ver con cómo hablamos sobre sexualidad con los hijos, sobre todo cuando están adolescentes, incluso cuando están niños, y eso realmente es un problema, así que pues nada, de eso tenemos que hablar.

Cuando hablamos sobre sexo siempre el tema es como vergonzoso. ¡Yo no sé por qué! Pero la verdad es que es que da, da como cierta vergüenza, da como cierto tabú, es una situación, así como que, de alguna forma, no supiéramos realmente cuáles son los términos que debemos utilizar o qué es lo que debemos hacer o por dónde debemos empezar.

Mira, te voy a dar algunos tips para que puedas realmente conversar con tus hijos sobre sexualidad. Lo primero tiene que ver con la responsabilidad.

La responsabilidad con nosotros mismos, la responsabilidad con nuestro cuerpo, la responsabilidad que tenemos que tener a la hora de cuidarnos desde el punto de vista de la sexualidad. Entonces por ahí se empieza todo el argumento. Cómo debemos cuidarnos, cómo debemos estar, desde dónde debemos actuar, cuáles son los métodos profilácticos, a qué edad debemos comenzar realmente la sexualidad, desde dónde, desde dónde vamos encararla, desde el amor, desde el placer, desde el erotismo, desde dónde.

Entonces hablar desde allí, o sea, hablar de lo importante que tiene que ver con cuidarse, cuidarse de un embarazo precoz, cuidarse de las enfermedades venéreas, es cuidarse de todas las cosas que de alguna forma pueden ser dañinas en la sexualidad, empiezas por ahí.

Luego también puede hablar del abuso, cuidarse del abuso sobre todo cuando son más pequeños.

Mira, tienes que denunciar, tienes que decir, yo siempre voy a creerte, tienes que hablar conmigo. Mira, si te amenazan que te dicen que me van a matar, me van a hacer cosas negativas, no le creas a ellos eso, tú vas y me dices, yo me defiendo, yo soy grande, yo soy adulto, siempre estoy para protegerte.

Le dices ese tipo de cosa, okey, dile que siempre que le vas a creer, que siempre vas a estar muy pendiente de lo que te diga, porque desde allí es donde se genera la confianza, okey.

Cuando ya son adolescentes, cuando se empiece este rollo de ¿cómo lo conversamos? Hablar desde ¿cómo enfrentarnos a la sexualidad sin que esto sea una exigencia, sin que esto sea una obligación?

Porque entre adolescentes pareciera que eso es una obligación. Ahora con los nuevos ritmos, el reggaetón, la cosa, y todas estas cuestiones que nos llevan tan rápido a la sexualidad, debemos decirle que no caigan en esa presión, que no caigan desde allí a una sexualidad por obligación, por pertenecer al grupo, por estar en la onda. Desde ahí también puedes hablarle.

Es fundamental que hables con tus hijos con un lenguaje llano, con un lenguaje normal, con un lenguaje que no represente tantos tecnicismos y tanta cosa, y desde un ángulo, tú sabes, muy técnico. No, no, no, no, es más desde lo cotidiano.

Mira, vale, esto se hace así, es buena idea que lo hagas asao, esto es importante que te metas por este lado, okey, este tipo de situaciones que es bien importante establecerlo, porque desde un lenguaje muy científico, muy rimbombante y muy complicado, primero que te pones muy fastidioso o fastidiosa, y segundo, que desde allí pues realmente nadie te va a entender.

Otro ángulo fundamental tiene que ver con la apertura. Estamos en el siglo 21, estamos en la era de la inclusión, estamos en la era de la aceptación.

En consecuencia, creo que es fundamental que no pongas barreras a la hora de entender a tus hijos desde su propia sexualidad. El mundo cambió y nosotros tenemos que cambiar con el mundo, en consecuencia, la apertura, la inclusión, la libertad, unida a la responsabilidad, es fundamental.

Eso de ponerse prejuicioso, moralista, ultra moralista, súper hiper prejuicioso, olvídalo. Olvídalo, porque por ahí no van las cosas y eso lo único que vas a lograr es que no te paren, se alejen, no te cuenten, no te digan la verdad, y toda una serie de cosas que al final, pasa factura muy negativa, sobre todo cuando hablamos de sexualidad.

Otro elemento fundamental también cuando hablamos de esto con nuestros hijos, es no erotizar la sexualidad. Nuestros hijos van erotizar su asunto ellos con su pareja, eso, por ejemplo, enseñarle que cómo se utiliza un vibrador o de cómo se le da placer desde el sexo oral a la pareja. ¡No! No hagas eso, no hagas eso, okey. Hazlo desde un ángulo más ligado a la responsabilidad de la sexualidad y más ligado al cuidado consigo mismo, okey.

La erotización de la sexualidad es una cosa que le corresponde a la pareja como tal.

Tus hijos cuando tengan pareja irán viendo qué les gusta, que no les gusta, cómo les gusta, etc., etc. No tienes tú que estarle enseñando cómo hacer sexo oral, o estarle enseñando cómo tengan que hacer la sexualidad, cómo tiene que ser la posición del misionero o algo por el estilo, no, olvídate de eso.

Eso forma parte del ángulo íntimo de tus hijos donde no debes meterte, okey. Así que, en ese sentido, por favor, no erotices la sexualidad a la hora de estar hablando con tus hijos.

Cuando hablas de la sexualidad de una manera tranquila, llana, normal, okey. Cuando estableces una comunicación verdadera con confianza, sin juicios, sin calificaciones, sin cerrar puertas, tú te vas a dar cuenta que vas a poderlo conversar muchísimo mejor, con muchísima más amplitud y vas a poder orientar mucho mejor a tus hijos.

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Madurez es darse cuenta de las cagadas que metemos

Cuando empecé a darme cuenta de mis propios errores, de mis metidas de pata, y del daño que podían causar algunas actitudes mías, ese día maduré.

Yo tengo infinitos defectos en mi personalidad. De hecho, a veces creo que con la edad como que me van apareciendo más, pero tengo una enorme fortaleza, algo que me enorgullece muchísimo.

Soy capaz rápidamente de darme cuenta cuando la cago.

Esa habilidad nació en terapia.

Me la enseñó una psicóloga a la que fui para tratar mi adicción sexual. Ella era sumamente dura conmigo, sin contemplaciones. No me dejaba escapar. Sus terapias siempre eran muy dolorosas para mí ya que ella siempre hacía que yo me diera cuenta de las cosas que hacía.

Siempre recordaré a esa psicóloga. Era flaquita, menuda, con una voz suavecita, pero era despiadada.

Con ella aprendí a verme, a reconocerme y a jamás dejarme escapar en mis actitudes negativas.

Sigo teniendo bastantes defectos, bastantes sombras, pero las conozco al pelo y ya no me joden. Y cuando lo hacen, las veo.

¿Tú? ¿Eres capaz de verte? ¿Eres capaz de reconocer tus más profundos defectos? ¿Eres lo suficientemente adulto para entender que la cagas de forma infinita muchas veces?

Vente a terapia, para ayudarte desde allí. ¿Sí va?

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¿El amor lo soporta todo?

Yo siempre he pensado que el amor es una de las cosas más endebles que hay.

No soporta casi nada.

Estoy hablando del amor de pareja.

El conflicto, la inestabilidad, las peleas, la agresión, la rutina, la violencia, malos tratos, dejadez, falta de comunicación, incomprensión, carácter, personalidad, mentiras, desconfianza, celos, irrespeto, mal sexo, problemas económicos, problemas familiares, situaciones políticas, religiosas, inmadurez, trastornos emocionales, familia entrometida, madres, suegras, padres, estrés, distancias, infidelidades y pare de contar, todas esas cosas pueden matar el amor.

Cualquiera de todos los elementos mencionados son susceptibles de enviar tu relación al infierno, que pasa primero por el cansancio y luego, llega el final.

Así que no me vengan con cuentos.

El amor se acaba y aunque ustedes quieran darse consolación y pensar en pajaritos preñados, no, no se transforma. Se acaba y ya.

Lleve.

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Abuso sexual: la culpa siempre es del perpetrador, no de la víctima

Hay gente que no lo tiene claro, así que hay que repetirlo siempre. Hay discusiones que a mí me fastidia tener, ya que es como discutir con idiotas, pero bueno, nada, hay que repetirlo.

Le podré un ejemplo claro.

Si ud. ve a una niña, por ejemplo, de 14 años, usando minifalda, sexy, super erótica, y le dice que quiere tener sexo con ud. y ud. lo tiene… usted es un abusador de menores. Un enfermo. Ella una víctima.

Si ud. le paga a una chica menor de edad para tener sexo, y ella lo hace, incluso todo alegre, va y busca una amiga, y ambas disfrutan con ud. y todo el tema, ud. es un abusador de menores, enfermo, y ellas unas víctimas.

¿Por qué son víctimas si se le están ofreciendo, gozando, aceptando plata y todo?

Porque son menores de edad, porque son vulnerables, porque seguramente no tuvieron un hogar funcional, una buena educación, o sencillamente están alienadas a una sociedad hipersexualizada, y ud. en vez de decir «carajita, vaya a estudiar o a ver si el gallo puso», ud. se aprovechó de todo eso.

Así que no hay relatividad en este tema.

Si ud. busca alguna justificación para el abuso, o relativiza eso, o pone la responsabilidad en la víctima, ud. tiene su gustico por las carajitas, y no sólo eso, ud. quizás hasta tenga su cuento escondido y anda buscando justificarlo.

Y si eres mujer la que hace eso de justificar el abuso, colocarlo en la víctima o relativizarlo, ojalá seas estéril.

Lleve.

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Cuando la vida nos ofrece lo mejor y escogemos lo peor

En una oportunidad yo estaba buscando una asistente para mi equipo y hablando con una amiga le dije «¿Tú no tendrás a alguien de tu confianza que quiera trabajo?». Ella muy emocionada me dijo que sí, que tenía una amiga que estaría muy interesada.

Contacté a la persona y le dije que le ofrecía trabajo. Ella se emocionó muchísimo y se puso muy alegre, pero me di cuenta que se estaba demorando en contestar mis mensajes. Le dije que sí estaba ocupada hablábamos cuando pudiera. Ella me dijo que estaba caminando y que al llegar a casa me escribiría.

Así lo hizo.

Le comenté sobre el trabajo, remuneración, condiciones, etc. Ella me refirió que se acababa de quedar sin trabajo, pero acto seguido me dijo que tenía algunos impedimentos (no tenía Internet ni computadora). Le dije que podíamos solventar eso, y que quería que el lunes (era viernes) tuviéramos una entrevista on line. Puso algunos peros para la hora, pero quedamos en una entrevista formal.

Llegó el lunes y volví a contactarla (aunque pensaba que ella podía haberme contactado a mí). Me dijo que se le complicaba la hora y que estaba muy ocupada, además que seguía pensando que no tenía Internet ni computadora.

Yo no comprendía lo del Internet ya que estábamos hablando vía WhatsApp. Ella me explico que no tenía wifi, y le dije que no había problema.

Siguió poniendo algunos peros y desistí.

Me quedé con esa sensación extraña cuando sientes que has ofrecido lo mejor (en tu visión de las cosas) y la otra persona prefirió seguir en su estado original: metida en un problema.

Esta persona sí quería trabajar conmigo, pero su visión de túnel no se lo permitió, quizás incluso su propia costumbre de «pasar trabajo» había sido un saboteo importante.

Lo cierto es que nunca la comprendí y no sólo eso, me cuesta comprender a las personas así.

En esta ocasión «llevé» yo.


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