Madurez es darse cuenta de las cagadas que metemos

Cuando empecé a darme cuenta de mis propios errores, de mis metidas de pata, y del daño que podían causar algunas actitudes mías, ese día maduré.

Yo tengo infinitos defectos en mi personalidad. De hecho, a veces creo que con la edad como que me van apareciendo más, pero tengo una enorme fortaleza, algo que me enorgullece muchísimo.

Soy capaz rápidamente de darme cuenta cuando la cago.

Esa habilidad nació en terapia.

Me la enseñó una psicóloga a la que fui para tratar mi adicción sexual. Ella era sumamente dura conmigo, sin contemplaciones. No me dejaba escapar. Sus terapias siempre eran muy dolorosas para mí ya que ella siempre hacía que yo me diera cuenta de las cosas que hacía.

Siempre recordaré a esa psicóloga. Era flaquita, menuda, con una voz suavecita, pero era despiadada.

Con ella aprendí a verme, a reconocerme y a jamás dejarme escapar en mis actitudes negativas.

Sigo teniendo bastantes defectos, bastantes sombras, pero las conozco al pelo y ya no me joden. Y cuando lo hacen, las veo.

¿Tú? ¿Eres capaz de verte? ¿Eres capaz de reconocer tus más profundos defectos? ¿Eres lo suficientemente adulto para entender que la cagas de forma infinita muchas veces?

Vente a terapia, para ayudarte desde allí. ¿Sí va?

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Cuando la vida nos ofrece lo mejor y escogemos lo peor

En una oportunidad yo estaba buscando una asistente para mi equipo y hablando con una amiga le dije «¿Tú no tendrás a alguien de tu confianza que quiera trabajo?». Ella muy emocionada me dijo que sí, que tenía una amiga que estaría muy interesada.

Contacté a la persona y le dije que le ofrecía trabajo. Ella se emocionó muchísimo y se puso muy alegre, pero me di cuenta que se estaba demorando en contestar mis mensajes. Le dije que sí estaba ocupada hablábamos cuando pudiera. Ella me dijo que estaba caminando y que al llegar a casa me escribiría.

Así lo hizo.

Le comenté sobre el trabajo, remuneración, condiciones, etc. Ella me refirió que se acababa de quedar sin trabajo, pero acto seguido me dijo que tenía algunos impedimentos (no tenía Internet ni computadora). Le dije que podíamos solventar eso, y que quería que el lunes (era viernes) tuviéramos una entrevista on line. Puso algunos peros para la hora, pero quedamos en una entrevista formal.

Llegó el lunes y volví a contactarla (aunque pensaba que ella podía haberme contactado a mí). Me dijo que se le complicaba la hora y que estaba muy ocupada, además que seguía pensando que no tenía Internet ni computadora.

Yo no comprendía lo del Internet ya que estábamos hablando vía WhatsApp. Ella me explico que no tenía wifi, y le dije que no había problema.

Siguió poniendo algunos peros y desistí.

Me quedé con esa sensación extraña cuando sientes que has ofrecido lo mejor (en tu visión de las cosas) y la otra persona prefirió seguir en su estado original: metida en un problema.

Esta persona sí quería trabajar conmigo, pero su visión de túnel no se lo permitió, quizás incluso su propia costumbre de «pasar trabajo» había sido un saboteo importante.

Lo cierto es que nunca la comprendí y no sólo eso, me cuesta comprender a las personas así.

En esta ocasión «llevé» yo.


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Madurez, inmadurez y sabiduría…

Durante mucho tiempo fui de los que decía «no tengo nada de que arrepentirme». Luego cercano a la madurez me di cuenta de que sí, sí hay errores costosos que tienen consecuencias importantes.

Debido a mi trabajo, veo a mucha gente en diferentes etapas de su vida y puedo ir dándome cuenta si son inmaduros, maduros o sabios (así los clasifico en ese sentido).

Para mí, las personas inmaduras son aquellas que pasan por la vida sin tener criterio propio, regidos bajo la estructura de sus padres, con sentimientos de culpa por no cumplir expectativas y sin tener conciencia auto reflexiva de sus acciones y de lo que producen a los demás.

Las personas maduras la entiendo como individuos que andan en paz con la incertidumbre de tener que regirse bajo sus propios criterios, que asumen la vida con sus retos, que toman conciencia de sus acciones y entienden que no pueden andar por la vida sin entender lo importante que es la auto reflexión, y la responsabilidad de sus acciones. Son independientes, viven bajo sus propias reglas, no se victimizan ante nada, y tienen absoluta conciencia ante sí mismo y los demás.

Las personas sabias las entiendo como personas que se alejan de las pasiones, que entienden el poder de ir más lento, de entender procesos y comprender las diferencias. Son personas poco dadas a meterse en conflictos que no puedan resolver y le dan prioridad a la paz, la auto conciencia, la comprensión y el entendimiento.

A veces todas esas etapas andan unidas y se entremezclan, dando prioridad a transiciones importantes donde una etapa va a dar cabida a la otra.

Así que si deseas madurar, no importa la edad que tengas, tendrás que entender que no puedes andar por la vida sin asumir tus errores y sobre todo, sin la auto reflexión que implica pedir disculpas, corregir, y enmendar el camino.

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Qué hacer si te sientes perdido y sin rumbo

Muchas veces nos sentimos perdidos y sin rumbo. Eso una realidad, esa es una verdad, a mí me ha pasado.

¿A usted le ha pasado?

Muchas veces sentimos que no sabemos pa dónde vamos, y que la vida no se nos presenta de una forma como nosotros quisiéramos que se nos presentara. De eso hay que hablar.

Miren, muchas veces nos sentimos perdidos. Sí, eso es una realidad. Muchas veces, incluso, sabemos que salimos de un punto y no sabemos dónde llegamos.

Teníamos una cosa planificada y se nos echó a perder en el camino. Muchas veces asumimos que la vida es como realmente nosotros la hemos planificado, y entonces cuando la vamos a vivir resulta que es todo lo contrario

¿Qué hacer cuando nos sentimos perdidos?

Es fundamental entender que la vida te impone retos, que muchas veces es lo que tú planificas y otras veces es lo que sucede, y entonces, la inteligencia está basada en la capacidad de poder resolver los problemas, la inteligencia es la capacidad de poder adaptarte a las situaciones que se te presentan.

En la medida en que tú vas resolviendo cosas, y en la medida en que tú vas estableciendo tus límites, ¿verdad? tus objetivos, tus cosas, donde quieres llegar o a dónde no quieres llegar, pues tienes que lidiar con aquellas cosas que de alguna forma, pues, se presentan en la vida.  

Adaptarse, creo que es la palabra clave.

Segundo, creo que es importante vivir las emociones, porque cuando nosotros vivimos las emociones o estamos pensando: ¡Ay! Cuando yo sea feliz voy a hacer tal cosa, cuando tenga tal cosa, entonces voy a ser feliz. ¡Ay! Cuando, esté, ahorita no soy feliz, pero cuando llegue a ser feliz, si voy a… o sea, si nosotros estamos asumiendo las emociones a futuro, no estamos viviendo las emociones del presente.

Hay que vivir las emociones como tenemos que vivirlas, como se nos presenten. Si hay que llorar, hay que llorar, si hay que ponerse bravo, hay que ponerse bravo, si hay que reírse, hay que reírse.

Si hay ponerse serio, hay que estar serio.  Las emociones, tenemos que vivirlas.

También es importante, sobre todo en esta época de las redes sociales y todo esto, tratar de no compararnos, porque pareciera que estuviésemos, así como héroes o heroínas, o sea, es como que:

¡Ay! Yo vi a fulano en las redes sociales y quiero ser como ellos.

¡Ay, yo los vi, tan bellos! en las redes sociales, tan preciosas las fóticos de Instagram, yo quiero tener una relación así.

 ¿Qué sabes tú cómo es la cosa por detrás?

¿Qué sabes tú cómo va la cosa por dentro?

La foto, la foto…Okey, aja ¿Y la verdad?

¿Y cómo es el asunto interno? ¡No te compares!

Las redes sociales sirven para muchas cosas, pero también puede ser un infierno para tu autoestima, pueden ser un infierno para los aspectos emocionales que, de alguna manera, pueden estar débiles o vulnerables en ti, así que, ten cuidado con eso, okey.

Las redes sociales son para divertirse, para aprender, para entender, para informarse. Cuando tú te comparas con los demás, eso es un gran problema.

Y, por último, yo diría que, para no estar perdido en la vida, lo importante es vivir la vida como te viene, vivir la vida con sus matices, vivir la vida con todas las cosas que ella te implica y tratar de vivirla con optimismo, con esperanza, con fe, porque con emociones positivas es que se vive la vida, aunque te pasen cosas malas, aunque lo estés viviendo negativamente.

Cuando tú tienes una visión positiva de la vida, sin duda alguna, te va a ir muchísimo mejor, así estés perdido.

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Mosca con llevar los problemas laborales para la casa

Muchas veces los problemas laborales, las situaciones que nos pasan en nuestros trabajos, afectan nuestras relaciones sentimentales.

No nos gustaría que esas cosas se metieran unas con otras, o uno quisiera que uno dejara el trabajo fuera de la casa y no lo llevará para dentro del hogar.

La verdad es que no, la verdad es que muchas veces pasa y, evidentemente, de eso hay que hablar.

Los problemas laborales se llevan a la casa quiera o no lo quiera, o sea, eso es un mito de que no, yo puedo dejar las cosas fuera de mi trabajo, qué tal, este, mi trabajo es mi trabajo y mi casa es mi casa, no, eso no es verdad, porque emocionalmente uno siempre está afectado.

Cuando tienes estrés laboral lo llevas para la casa, cuando tienes alguna depresión o algún problema con tu jefe, lo vas a llevar para la casa y, a su vez, también diferente, tú tienes un problema en tu casa, tienes un rollo sentimental, tienes las emociones encontradas ¡Pam! van también pal trabajo.

Las cosas van íntimamente ligadas y eso es un problema, sin ninguna duda ¿okey?  Así que vamos a dejarnos de cuento, vamos a dejarnos de mitos, y entendamos que eso ocurre.

¿Cómo podemos hacer para que esas cosas no ocurran?

Primero que nada, aceptemos que nuestras emociones no están parceladas, ellas van a abarcar la mayoría de los aspectos de nuestra vida, punto y final.

Segundo, es importante entender que cada cosa tiene su lugar, pero también hay que hablar con los diferentes integrantes de nuestras vidas para hacerles entender que no siempre somos robots.

¿Eso qué significa? Que cuando vamos a nuestra casa y, de repente, estamos un poquito de mal humor, un poquito estresados, un poquito así, tú sabes, irritable, decir, oye, mira, mi amor, de verdad es que estoy un poquito estresado con el tema del trabajo, déjame agarrar un poquito el mínimo, para tú sabes, estar bien.

O vamos al trabajo, cónchale jefe, jefe, ahorita estoy un poquito complicado, pero ya me voy a enderezar, ya vamos a hacer las cosas bien, pero es que tengo un problemita, no se preocupe, ya lo vamos a solucionar.

¿Qué significa esto? Tampoco alargarlo, sobre todo en el tema del trabajo.

Cuando tú llevas problemas personales para tu trabajo, tú no puedes convertir tu trabajo, tú sabes, en un consultorio psicológico, no, déjate de broma ¿okey?

Entonces, también es importante entender que, bueno, que tienes que rendir, tienes que ser eficiente, y tiene que hacer las cosas como tienes que hacerlas.

Sí, sin duda alguna, tienes que tener flexibilidad contigo mismo a la hora de entender que tienes problemas. Pero no puedes alargarlos en el tiempo y, a su vez, también para la casa.

No puedes estar llevando todo el problema de aquí para allá o viceversa, no, es que mi trabajo, no, es que el estrés, es que el llantén, la cosa, la rabia, del tema del trabajo en la casa, porque te estresas. ¡No, señor!

Por ahí no van los tiros ¿okey? Lo mantienes, lo estableces, entiendes y tienes flexibilidad al respecto, pero también mantienes límites que no influyan tan profundamente, ni en el trabajo, ni en el hogar.

Punto medio, esa es la solución para este tema.

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Cómo evitar o liberarte de parejas tóxicas

Siempre nos dicen que para salir de nuestras parejas tóxicas o de relaciones que no sirven, primero tenemos que amarnos a nosotros mismos, tener autoestima, respetarnos, tener dignidad, etc., etc. Y muchas veces no sabemos cómo hacer eso. Cómo tener autoestima, cómo tener dignidad, cómo quererse a sí mismo. Muchas veces no tenemos esa respuesta. Vamos a hablar de eso.

Sí, es verdad, para salir de la relación tóxica tenemos que amarnos a nosotros mismos, tenemos que tener una buena autoestima, tenemos que respetarnos y tener dignidad, sí, pero ¿Cómo se hace eso?

Para amarnos a nosotros mismos tenemos que cuidarnos. Amar significa proteger, amar significa cuidar. En la medida en que nosotros nos protegemos y en la medida en que nos cuidamos, en esa misma medida, nuestra autoestima está funcionando. Cuando hablamos de amor hacia nosotros mismos, y estamos hablando también entonces de autoestima, de alguna forma, entendemos que no podemos desmerecernos, que no podemos insultarnos, que no podemos decirnos que somos tontos.

¿Por qué? Porque si agarras a una persona que tú amas y tú la insultas, evidentemente tú no la estás amando ¿verdad? En consecuencia, no te puedes insultar a ti mismo. Ahí está la combinación de amor y autoestima.

Amor tiene que ver con cuidarse, con protegerse. Y autoestima tiene que ver con respetarse, con no humillarse, con no decirse cosas feas.

¿Te das cuenta la diferencia?

Y ahora, si a eso le sumamos un proceso que implica dignidad, que implica entender que debes tener contextos, estructuras y personalidad para poder salir de una relación tóxica, entonces tienes las tres divinas personas en este sentido ¿verdad? autoestima, amor y dignidad.

La dignidad va dirigida absolutamente al hecho de que tú mereces y tienes el derecho absoluto de vivir bien. Tienes, yo diría como un mandato divino, de que viniste a esta tierra a ser feliz. En consecuencia, nadie puede humillarte, nadie puede menospreciarte y nadie puede intentar hacerte sentir mal con cosas que, al final de cuentas, tú sabes que están bien. La dignidad implica respeto personal, y para tenerlo, lo único que tienes que entender es que tienes el derecho inapelable de ser feliz.

Pero eso no te va a venir del cielo, eso no te va a caer como un milagro, tienes que producirlo tú y eso implica un esfuerzo, eso implica un desarrollo existencial ligado a producirte tu propia felicidad. Ahí es donde vas a encontrar la dignidad.

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