“Lo quiero mas que a mi vida”, “no puedo vivir sin el”, “no voy a permitir que me deje”, “después de haber luchado tanto por el, no voy a permitir que alguien me lo quite”, “el en el fondo es bueno, lo que pasa es que estemos claros, yo tengo mi carácter también”, “no había conocido a nadie como el”, “he decido pasar mi vida con el”. Todas frases que tienen algo en común y no es precisamente amor: es dependencia.
El amor implica libertad, su naturaleza es la risa y su fin se conjuga en un abrazo lleno de ternura. Cuando se juntan las necesidades personales con los complejos propios de una educación civilizada, lo que queda es depender de que nos amen, no importa como, pero que nos amen. Dentro de este contexto el hombre malo no se ve así, más bien se ve perfecto, ya que la imagineria popular, sobre todo femenina implica que un hombre debe educarse. La frase celebre de la abuela es: “mijita, el hombre lo hace usted”, lo que implica la peor mentira jamás contada, un hombre malo, agresivo, narcisista, ególatra y egoísta es poco probable que salga de esas características que tanto beneficios secundarios le provee.
Hace poco le decía a alguien que lo importante es saber que seguridad al final puede implicar control. Cuando un hombre te cuida puede estar creando dependencia, cuando no te deja manejar, cuando te dice lo que debes comer, como vestir, como comportarse con los demás hombres, puede parecer que te quiere mucho, al final se esta convirtiendo en un padre dominante que no te va a dejar vivir como lo deseas si no como el lo desea. Lo que debemos entender es que el amor implica codependencia, es un asunto de dos, no de uno. Lo mas importante es que cuando en el juego del amor, el hombre malo aparece, las señales son siempre claras: hablar de sus anteriores parejas ya sea como alegoría a su virilidad o peor aun criticarlas, hablar mal de su madre, glorificar al padre, desarrollar el apetito sexual como obligación mas que en consenso, preferir estar un domingo con su mamá en vez de acostado contigo, no respetar tus limites, tener celos, salir permanente con los amigos dejándote vestida en casa, pedir primero la comida en el restaurante antes de preguntarte que quieres, son algunas señales que ese barco puede estar entrándole agua.
La bebida es otro elemento que sirve de señal de peligro. Salir contigo a “echarse palos” se convertirá en el tiempo en “me voy solo al bar”, los accesos de ira, lo impulsivo, lo cual siempre es una trampa, ya que a muchas mujeres les gusta un hombre con carácter, después del primer ojo morado, ya ese carácter no es tan bueno, si te llama “mami” o “madre”, peor aun “hija”, si grita en vez de hablar, si te castiga, te manipula, te miente, te deja sola en los quehaceres del hogar, si no se ocupa de las tareas “femeninas”, la verdad es que estas en peligro y mejor es que lo sepas. Obviamente, no estoy hablando si tiene algunas de estas características ya se debería etiquetar como “malo”, estoy refiriéndome al conglomerado de elementos que tiene que estar presente, guardando siempre la distancia con respecto a la intensidad con que estos rasgos se presentan.
En todo caso, si te sientes insegura, mal tratada, presa, no comprendida, engañada, manipulada, con sensación de vacío, con miedo, llena de tensión para que el este bien ya que si no es así, se pone bravo, sin salir de tu casa, sin ir a un restaurante, tasca, disco o cualquier sitio de diversión, si no te deja poner ese traje de baño que tanto te gusta y ha dejado de ser aquel del que te enamoraste pero que aun “quieres”, debo decirte que o estas muy deprimida, o estas con una relación que no te conviene. Por cierto, si estas deprimida y sientes que tu esposo o pareja que no “te para”, entonces quizás tengas razón para estarlo.



