Muchas veces las cosas buenas que nos ocurren vienen cargadas de ansiedad. Yo le llamo ansiedad de la buena. El nacimiento de un hijo, una graduación, comenzar en un nuevo empleo, un viaje, un logro. Todos estos son elementos que nos llenan de ansiedad. Y es normal.
El caso es que las cosas malas también vienen cargadas de procesos ansiosos, algunas veces muy malos, y al final del camino, pues, nada, todo está evolucionando, todo está cambiando, y muchas veces cuando tenemos ansiedad, pensamos que sabemos cuál es el futuro, o pensamos que sabemos lo que nos va a pasar y no solo eso, también pensamos que lo que nos va a pasar es terrible, es malo.
Y comienzan esos síntomas terribles de la ansiedad patológica: la pensadera negativa o catastrófica, el cansancio extremo, las palpitaciones, el nerviosismo, la irritabilidad, los problemas estomacales, hasta que caemos en ataques de pánico.
Si te sientes así, esto es anormal.
Resulta que desde la ansiedad no entendemos que la vida es eso, es un fluir, es un constante cambio.
No siempre sabemos el futuro. No siempre sabemos cómo son las cosas, no siempre sabemos qué nos deparan las situaciones.
En consecuencia, lo mejor es vivir, lo mejor es fluir con la vida, y no tener tanta ansiedad, no tener tanto miedo al futuro, no tener tanto miedo a las cosas negativas que supuestamente nos van a pasar, porque al final, nos pasan o no.
¿Qué hacer para salirle al paso a esa ansiedad negativa?
Buscar ayuda profesional. Cuando no podemos solos, el acto más inteligente y sensato es buscarle solución a nuestro problema. Y sí se trata de ansiedad, nosotros sabemos cómo ayudarte.
Y recuerda, nosotros sí sabemos cómo ayudarte. Pide aquí tu consulta.
