Veamos: separamos los gallos de las gallinas ya que ellos las montan sin su consentimiento. Somos «humanes» que no nos separamos de acuerdo a la especie. Protegemos a las gallinas del acoso de los gallos.
Empecemos por lo primero: quien me conoce sabe que yo jamás he tenido problemas con la orientación sexual de nadie, que incluso abogo por la libertad sexual, y que mantengo que el sexo, mientras sea entre adultos y consensuado, puedes hacer lo que te de la gana.
Pero ya esto está rayando en lo enfermizo, y aunque tenga el rechazo de un colectivo bastante ruidoso, aunque minoritario, se los digo de frente y sin pena: uds. son enfermos. Están completamente alejados de la realidad.
Pero no sólo eso. Es momento de empezar a poner barreras. No podemos seguir permitiendo que unos descerebrados quieran venirnos a imponer una neolengua, que quieran meternos en un saco aberrante de criterios absurdos, y que encima, en nombre de la libertad, nos quieran tiranizar a todos. Es momento de dejar el miedo y empezar a decirles a estas personas que NO.
Ya cuando la realidad empieza a perderse, y cuando la cordura inicia su desaparición, aunque nos digan locos, los que prendemos la linterna en la cueva de platón, debemos dejar el miedo y decirles «estás errado y nos llevas a la locura».
No podemos permitir esto.
Construye tu vida como desees, vive tu sexualidad con la libertad que quieras, ten la orientación que desees, y vive tu vida en completa libertad, pero eso tiene un límite: los límites de la razón, de la lógica, del entendimiento natural de las cosas, y de la frontera que impone la libertad de los demás.
Póngase bravo por este post, dígame todos los insultos que estos colectivos tienen la costumbre de publicar cuando alguien los adversa, y vengan de a mil, porque les gusta atacar en tandem, pero mi voz es esta, y no la voy a callar.
Sepa y lleve.
Psicovivir 