Mosca con llevar los problemas laborales para la casa

Muchas veces los problemas laborales, las situaciones que nos pasan en nuestros trabajos, afectan nuestras relaciones sentimentales.

No nos gustaría que esas cosas se metieran unas con otras, o uno quisiera que uno dejara el trabajo fuera de la casa y no lo llevará para dentro del hogar.

La verdad es que no, la verdad es que muchas veces pasa y, evidentemente, de eso hay que hablar.

Los problemas laborales se llevan a la casa quiera o no lo quiera, o sea, eso es un mito de que no, yo puedo dejar las cosas fuera de mi trabajo, qué tal, este, mi trabajo es mi trabajo y mi casa es mi casa, no, eso no es verdad, porque emocionalmente uno siempre está afectado.

Cuando tienes estrés laboral lo llevas para la casa, cuando tienes alguna depresión o algún problema con tu jefe, lo vas a llevar para la casa y, a su vez, también diferente, tú tienes un problema en tu casa, tienes un rollo sentimental, tienes las emociones encontradas ¡Pam! van también pal trabajo.

Las cosas van íntimamente ligadas y eso es un problema, sin ninguna duda ¿okey?  Así que vamos a dejarnos de cuento, vamos a dejarnos de mitos, y entendamos que eso ocurre.

¿Cómo podemos hacer para que esas cosas no ocurran?

Primero que nada, aceptemos que nuestras emociones no están parceladas, ellas van a abarcar la mayoría de los aspectos de nuestra vida, punto y final.

Segundo, es importante entender que cada cosa tiene su lugar, pero también hay que hablar con los diferentes integrantes de nuestras vidas para hacerles entender que no siempre somos robots.

¿Eso qué significa? Que cuando vamos a nuestra casa y, de repente, estamos un poquito de mal humor, un poquito estresados, un poquito así, tú sabes, irritable, decir, oye, mira, mi amor, de verdad es que estoy un poquito estresado con el tema del trabajo, déjame agarrar un poquito el mínimo, para tú sabes, estar bien.

O vamos al trabajo, cónchale jefe, jefe, ahorita estoy un poquito complicado, pero ya me voy a enderezar, ya vamos a hacer las cosas bien, pero es que tengo un problemita, no se preocupe, ya lo vamos a solucionar.

¿Qué significa esto? Tampoco alargarlo, sobre todo en el tema del trabajo.

Cuando tú llevas problemas personales para tu trabajo, tú no puedes convertir tu trabajo, tú sabes, en un consultorio psicológico, no, déjate de broma ¿okey?

Entonces, también es importante entender que, bueno, que tienes que rendir, tienes que ser eficiente, y tiene que hacer las cosas como tienes que hacerlas.

Sí, sin duda alguna, tienes que tener flexibilidad contigo mismo a la hora de entender que tienes problemas. Pero no puedes alargarlos en el tiempo y, a su vez, también para la casa.

No puedes estar llevando todo el problema de aquí para allá o viceversa, no, es que mi trabajo, no, es que el estrés, es que el llantén, la cosa, la rabia, del tema del trabajo en la casa, porque te estresas. ¡No, señor!

Por ahí no van los tiros ¿okey? Lo mantienes, lo estableces, entiendes y tienes flexibilidad al respecto, pero también mantienes límites que no influyan tan profundamente, ni en el trabajo, ni en el hogar.

Punto medio, esa es la solución para este tema.

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Cómo liberarnos de la obsesión de querer controlarlo todo

Uno de los problemas fundamentales de nuestra vida, chico, es esa necesidad que tenemos de querer controlarlo todo.

Controlamos la vida nuestros hijos, controlamos la vida de nuestra pareja, controlamos nuestra propia vida, intentamos controlarlo todo y que todo sea perfecto “porque si no lo controlamos, nos da angustia”. ¡Ja!

De eso tenemos que hablar.

Esa obsesión por controlarlo todo nos trae por el camino de la amargura. No entendemos que la vida es cambio, no entendemos que la vida es incertidumbre, no asumimos que la vida es como se presenta y no como nosotros queremos que se presente, y ese no asumir nos trae como consecuencia un profundo sufrimiento.

¿Y por qué sufrimos? Oye, porque queremos que todo sea perfecto, que todo sea cuadrado, que sea políticamente correcto, moralmente ético, establecimiento de todas las estructuras como tienen que ser, como debe ser, “porque lo correcto no se negocia” y entonces lo decimos así, chico. Y entonces asumimos la vida, vale, como si fuera línea recta, cuando nuestro mundo es circular, cuando nuestro mundo es redondo. 

Entonces, en ese sentido, de verdad, mira, mi sugerencia, lo digo con todo corazón y con todo el amor del mundo, es: ¡deja la rigidez! Tienes que asumir que la vida es flexibilidad, que la vida es cambio, que la vida es incertidumbre, que uno hace planes, pero bueno, las cosas pueden cambiar, que los pensamientos pueden cambiar.

Mira, el hecho de que tú tengas un criterio hoy, no significa que no lo puedes cambiar pa mañana. El hecho de que tú tengas una idea hoy sobre las cosas que piensas sobre el mundo, mañana puedes cambiarla, mañana puedes tener otra idea.

Ah, bueno, claro, si tú me dices a mí que hoy tienes una idea y mañana tienes otra y pasado tienes otra, bueno, ya tenemos un nivel de inestabilidad emocional, ¿verdad? Ya eso es otra cosa.

Pero en la medida en que pasan los años y tú vas teniendo más experiencia, bueno, evidentemente, tú puedes asumir las ideas diferentes. Entonces, desde las ideas hasta las acciones, hasta los compromisos que nosotros hacemos, todo eso puede cambiar, porque en la medida en que evolucionamos, en la medida en que nuestra vida transcurre, en esa misma medida nosotros tenemos que asumir que los cambios están presentes, que la flexibilidad está presente, que las cosas van cambiando en la medida en que nosotros, incluso, queremos o no queremos.

Así que esa obsesión de quererlo cambiar, controlar todo, tenemos que cambiarla para entender que debemos ser flexibles, que tenemos que ser más sabios, más comprensivos, tratar de ponernos en los zapatos de los demás, entender que hay mil maneras de hacer la misma cosa y que, de alguna forma, si es verdad que nosotros somos inteligentes y sabemos cómo hacer las cosas, pero hay gente que también lo sabe hacer, lo sabe hacer diferente, hay que darle espacio y chance, que la gente lo haga.

En consecuencia, deja la rigidez, sé más flexible y vivirás mejor, te lo prometo.

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¿Le temes a la soledad?

Noto a tanta gente desesperada por el amor. Es como si la soledad doliera. Es como si, de alguna forma, la sensación de no tener una pareja o compañero, o no tener a una persona que esté al lado tuyo, entonces, sencillamente el mundo se acabó. El autobús te dejó y te quedaste para vestir santos.

Eso es un error.

Eso definitivamente es un convencionalismo social de una moral retrógrada de una sociedad que ya no existe.

Las relaciones de amor van y vienen. Las relaciones de amor están o no están. Y realmente, en los momentos de soledad es cuando uno se prepara para recibir un amor diferente.

Es en los momentos de soledad, cuando uno reflexiona, cuando uno entiende, cuando uno procesa. No solamente los temas de soledad, si no también cuando uno está en pareja.

Miren, muchas veces cuando estamos en relaciones de pareja, pues, tenemos problemas, tenemos conflictos, tenemos situaciones negativas.

En consecuencia, muchas veces necesitamos como un pequeño espacio, un pequeño momento de soledad para decir, “ya va, un momentico”. ¿Qué está pasando? ¿Qué estoy haciendo? ¿Cuáles son mis comportamientos anómalos en esta situación?

Y, cuando no tenemos pareja, pues, sencillamente estamos abriendo un espacio con nosotros mismos, para amarnos, para elevar nuestra autoestima, para desarrollar nuestra capacidad amatoria, justamente para recibir el nuevo amor.

El hecho de estar en soledad, no significa que usted tiene que estar desesperado por una relación. El hecho de estar en soledad, no implica que ella duele o que ella es mala, o que ella es absolutamente negativa.

Y les voy a decir un secreto más.

Cuando estamos desesperados por amor, generalmente la soledad es más profunda. Cuando estamos desesperados buscando una pareja, conseguimos al peor bicho de uña o bicha de uña que se nos acerca. Cuando estamos desesperados por pareja, nuestra autoestima se destruye y somos capaces de recibir cualquier cosa, con tal de que medio nos ame, para sentir entonces, que nosotros somos personas somos susceptibles del amor.

Estar desesperado por amor, es también una manera de no amarse a sí mismo.

Lleve.

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Del miedo y otros demonios

Estas reflexiones breves las compartí hace mucho tiempo en este mismo blog. Me parece importante rescatar algunas ideas sobre el miedo como emoción. Vale decir que de los sentimientos que nos protegen, el miedo es el menos efectivo y el más lacerante.

Lee y dime con cuál de esas premisas sobre el miedo te identificas.

¿El peor enemigo del ser humano? ¡El miedo!

Hemos llegado a extremos en que muchos de nosotros tememos hasta vivir. Nos da miedo todo. Y sino lo crees, pregúntale a un ansioso.

De los miedos más comunes y anuladores: al rechazo, a la soledad y al qué dirán. Miedos patéticos, sin duda alguna, pero generalizados.

El miedo al rechazo es un opresor enorme que nos ata a vivir sometidos e indignos, esclavizados a quien nos aprueba.

El miedo a la soledad nos obliga a conformarnos con poco. Entonces sobrevivimos humillados por nuestros complejos a los pies de quien nos veja.

El miedo al qué dirán nos somete a ser hipócritas de pacotilla, fingiendo moral cuando la perversión nos agobia.

Los miedos nos atan, nos cercenan. Son castradores compulsivos de nuestras más anheladas libertades.

Mientras más miedos tenemos menos felices somos.

De los miedos, el peor es a ser tú mismo.

El miedo nos limita, nos esclaviza y, al final, nos destroza la vida. El miedo es un infierno emocional

Mientras más miedo tenemos menos libres somos. El miedo es policía, carcelero y verdugo de nosotros mismos.

Miedo a la felicidad es ese miedo que tienen las personas que temen decir lo que les molesta por miedo a ser rechazados

La paradoja del miedo es que justamente aquello que temes es lo que más te sucede.

No todo el que tiene miedo es cobarde, pero todo cobarde tiene miedo.

Quien teme al amor, es un infeliz crónico.

Quien teme al que dirán es permanentemente un hipócrita. Teme a los demás, pero no teme su propia indignidad.

Se dice que todo miedo es un deseo oculto reprimido. Dime qué temes y te diré que impulso interno intentas ocultar lleno de pánico.

Quien vive con miedo, no vive.

El miedo a explorar tu sexualidad,  a liberarte, es sinónimo de represión, soledad e insatisfacción.

Dime a quién temes y te diré quién o qué te somete.

Quien vive con temor siempre es esclavo.

Nadie cobarde logró grandes cosas.

Todo miedoso teme a sí mismo.

Mientras temas al amor, el sexo y a ser tú mismo, la vida será un continuo de días aletargados, dignos de no ser vividos.

Todo miedoso justifica su miedo, lo racionaliza y, si le prestas atención, hasta es capaz de convencerte de que tiene razón.

Dime cuánto defiendes la soledad y te diré cuanto te han herido el corazón, al final sencillamente tienes miedo y ya.

Todo cobarde dice que todos somos cobardes. Tiene tanto miedo que ni solo puede estar en su cobardía.

El temor a Dios es un temor irracional. No se teme a quien te ama, se respeta.

De los miedos, el más esclavizante es aquel que hace que no te separes de quien te hace daño.

Dame un miedoso y te mostraré a alguien que racionaliza su cobardía.

Superar los miedos implica necesariamente enfrentarlos.

No existe miedo que no se supere mirándolo de frente y lazándote contra él.

Enfrentar el miedo es siempre un acto que en sí mismo elimina toda cobardía.

Cuando se deja de tener miedo a que te rompan el corazón, no dejaran de romperlo, pero disfrutarás el amor vivido mientras dure.

Hay miedos que te protegen, pero son pocos, se limitan a la conservación. Los demás son aprendidos.

Superar los miedos implica convertirte en una persona valiosa ante tus propios ojos.

El miedo se supera de 2 formas: te acercas a lo que temes poco a poco o te lanzas de una contra él.

El miedo a ser uno mismo es de esos miedos que deberían ser ilegales.

Quien no teme, está loco. Quien teme y no lo supera, es un cobarde. La paradoja está servida.

Mientras temas decir la verdad sobre ti mismo, serás siempre una mentira.

Al amor no se le debe temer.

Cuando dejas de temer al ridículo lo haces, y luego te das cuenta que reírse de sí mismo es muy divertido.

Todos tenemos miedo, es natural y biológicamente inevitable, pero ser cobarde es opcional y tiene que ver con tus complejos, no con tu biología.

El temer al rechazo es la manera más servil de someterse al complejo de inferioridad. Saberlo implica buscar superarlo.

De los miedos a superar, el más necesario es el miedo al cambio.

De temores irracionales el peor es el miedo a la soledad.

Cuando se analizan los miedos uno se da cuenta que la mayoría son absolutamente irracionales.

El miedo que todos deberíamos tener es el miedo a no ser felices. Todos debemos ir en pos de cada momento feliz posible.

Deberíamos temer a sufrir de malos sentimientos.

Si se quiere superar los miedos, menester es asumir el dolor que va a implicar enfrentarlos con la esperanza puesta en lograrlo.

Recuerda: Lee y dime con cuál de esas premisas sobre el miedo te identificas.

A veces los miedos no se pueden superar solos y se necesita ayuda profesional. Si necesitas ayuda, ven a consulta. Junto a mi equipo, sabemos cómo ayudarte.

¿Cómo podemos prevenir la ansiedad?

El ser humano no puede predecir el futuro, solo puede intuirlo, someterlo a estadísticas, probabilidades y comparaciones basadas en la experiencia.

¿Cómo podemos prevenir la ansiedad?

Si queremos empezar a tener éxito ante la ansiedad, el primer paso va hacia tener la certeza de que no sabes lo suficiente como para predecir el futuro.

Young woman looking away from window indoors generated by artificial intelligence

Entendiendo que los que viven el hoy jamás andan ansiosos, por eso es fundamental soltar ese afán de predecir lo que aún no ha ocurrido, y peor aún, pensar que lo que va a pasar siempre será catastrófico.

De ser así, la ansiedad ya está en tu vida y eso no se le desea ni al peor enemigo.

Busca ayuda. Ven a terapia. Escribe en este enlace para ayudarte. ¿Sí va?

5 errores que cometemos ante la ansiedad

Miren, la ansiedad es el infierno en la tierra. Siempre he dicho que no se le desea ni al peor enemigo.

Fundamentalmente la ansiedad es un estado emocional que produce una profunda angustia, una angustia hacia el futuro, y también es un estado del humor que puede echarnos a perder la vida. ¡Nos jode totalmente!

Aquí les digo cinco errores que debemos evitar si la ansiedad está presente en nuestra vida, ya sea en lo personal o en alguien muy cercano a nosotros.

Primer error: decirle a la gente que se calme o decirte a ti mismo cálmate. ¡No lo hagas! Es contraproducente ya que causa el efecto contrario, lejos de bajar la ansiedad, la incrementa. ¡Pilas con esto! 

Segundo error: referirse a la ansiedad como algo pasajero. Decirle a la persona ansiosa que se le va a pasar (sin tener certeza de cómo y cuándo) suele elevar el nivel de ansiedad en quien la padece.

Tercer error: asumir que la ansiedad no va a volver a ocurrir, sin haber tomado las medidas necesarias como buscar ayuda profesional y seguir el tratamiento psicoterapéutico.

“Cuando la ansiedad ataca y no se trata de la manera adecuada, vas a seguir repitiendo más procesos ansiosos y sobre todo, mucho peores, mucho más graves”.

Cuarto error: asumir que la ansiedad solamente viene porque tú estás loco o porque tú no sabes lo que estás pensando. Miren, la ansiedad no tiene nada que ver con que tú seas una persona irracional o ilógica.

La ansiedad puede tener causas hormonales o psicológicas, e incluso, puede ser provocada desde el ámbito metabólico de la persona.

Quinto error: creer que la ansiedad se va a desaparecer por el simple hecho de quitar la atención de ella.

Ese es un error bien importante que mucha gente comete, sobre todo porque tratan de eliminar la ansiedad con los mismos pensamientos que la produjeron. Es como una pelea de pensamientos que tienes en la cabeza y eso es un profundo error.

¿Qué sí hacer ante la ansiedad?

Además de buscar ayuda profesional, obviamente con Psicovivir Internacional, haz estas tres cosas que sí frenan la ansiedad.

1.- Utiliza técnicas de relajación o respiración para contrarrestar el estado emocional ansioso. ¡Funciona!

2.- Asume un estado filosófico en tu día a día, abandonando la idea de que la vida es siempre negativa. La mayoría de las cosas que nos ocurren son positivas. ¡Haz un inventario y date cuenta!

3.- Planifica tu futuro basándote en todo aquello que sí puedes controlar y entendiendo que no tienes garantía de saber perfectamente lo que va a ocurrir. ¡Piensa en positivo!

¿Sí va?

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