Muchas veces le tenemos miedo a la vejez, le tenemos miedo a llegar a ese momento. Y muchas veces ese miedo se convierte en algo realmente fuerte, así que de eso hay que hablar.
El miedo la vejez, incluso, puede empezar hasta siendo muy joven. Estamos muy jóvenes y estamos pensando en que cuando vamos a envejecer y entonces, empezamos a operarnos, empezamos a transformarnos, empezamos a hacernos arreglos, incluso cuando no lo necesitamos, cuando de alguna forma, inclusive, hasta estamos bien, y empezamos a operarnos, empezamos a hacernos cosas y que, para mejorar nuestra autoestima, ya tú sabes, para sentirnos mejor.
Pero en el fondo de lo que tienes miedo es al deterioro físico, lo que tienes miedo es a la vejez, y ese miedo muchas veces puede ser paralizante, y no solamente eso, también angustiante.
La persona puede, incluso, hasta tener pensamientos recurrentes, ideas obsesivas, puede estar, de alguna forma, constantemente preocupado o preocupada porque va a envejecer.
Y bueno evidentemente cuando tú te concentras en estas cosas, empiezas a llamar las situaciones. Entonces la gente empieza que si a sentirse mal, que si me duele esto, que si tengo tal enfermedad, que si ahora me estoy deteriorando, que estoy envejeciendo, que estoy decrépita o decrépito, entonces empezamos con esos pensamientos y esas ideas que, de alguna forma, nos van sugestionando de tal manera que somos jóvenes y nos estamos sintiendo viejos, somos personas completamente vitales y nos estamos sintiendo ancianos. Entonces, en ese sentido, ese miedo no es que trae mágicamente la vejez, no, no estoy diciendo eso.
Estoy diciendo que ese miedo te conecta tanto con la vejez, te conecta tanto con el deterioro físico, que entonces empiezas a sentirlo como si realmente estuviera sucediendo. Y eso de alguna forma empieza a dar problemas emocionales, trastornos de personalidad y muchas veces cuando exageramos fuertemente la nota, hasta trastornos mentales.
Entonces, en ese sentido ¿qué es lo que tenemos que entender? Cada edad tiene su guaguancó, tiene su cosita, tiene su idea, tiene su manera.
Una cosa es cuando tienes 25, cuando tienes 35, 45, 65 o 75. Todos esos procesos van inmersos dentro de etapas evolutivas que van desde lo mental, desde lo psicológico, desde lo emocional, y también desde lo físico. Sí es verdad, que hay gente que tiene mucha edad y se ven espectaculares. Pero esa no es la mayoría.
La mayoría es que, bueno, vamos a engordar, se nos va cayendo el cabello, se nos están poniendo las cosas blancas, esa es la realidad de la enorme mayoría. Nos empiezan a arrugar.

Yo tengo unas arrugas por aquí, y todo ese tipo de cosas, lunares que antes no tenía y ahora empiezan a aparecer.
En la medida en que tú vas aceptando eso, en la medida en que te vas sintiendo bien contigo mismo, tu autoestima no tiene que ver con tu belleza física, sino con quien tú eres, en esa misma medida entonces sí realmente podemos buscar ayuda quirúrgica, cirugías o arreglos, masajes y cosas, las inyecciones esas que uno se mete en la cara, a mí me da miedo esa cosita, que hay gente que lo hace y, estamos bien, pero sin obsesiones. Sin la idea preocupante, angustiante de que tienes que, a juro, parecer joven, porque te doy otro secreto: de tanto inyectarte, de tanto operarte, quedas horrible.
La gente no te lo dice ¿sabes por qué no te lo dice? Porque te ama, porque te quiere, porque no quiere decirte que quedaste horrible de esa operación, que la boca te quedó «esfloretada», que los pómulos te quedaron así, como un payaso.
La gente no te quiere decir eso, yo sí te lo digo, yo sí te lo digo. Cuando exageras con el Botox, cuando exageras con las operaciones, cuando te quieres ver joven pero ya tienes tu edad, te ves horrible.
No lleguemos allí.
Es importante no entrar en esas obsesiones, es importante no enfermarnos con eso, sino hacernos nuestros retoquitos, hacernos nuestra cosa, hacernos nuestra cirugía, que nos vaya llevando por el buen camino, pero entendiendo que en la medida que pasan los años, pues evidentemente físicamente vas a cambiar.
Y en lo que asumes eso, con dignidad, con orgullo, con porte, con personalidad ¡noooo! olvídate, podrás ser una anciana o un anciano y te vas a ver genial. Ya tú vas a ver que sí.