5 cosas que debemos evitar cuando estamos despechados

El despecho es una de las cosas más terribles que nos pueden pasar, cuando nos rompen el corazón, cuando nos dejan solos o somos nosotros los que dejamos solos a los demás.

Cuando definitivamente la relación sentimental se termina, el despecho es terrible.

Así que hoy vamos a hablar sobre 5 cosas que debemos evitar cuando estamos despechados.

La primera cosa que debemos evitar cuando estamos despechados tiene que ver con revisar las redes sociales de la persona con la que ya no estamos.

Es una de las cosas más difíciles, yo estoy claro, es súper complicado.

Terminamos con la persona o la persona termina con nosotros, inmediatamente nos metemos en las redes sociales, buscamos qué está haciendo, con quién se tomó foto, el video, si se siente bien.

¡Ay, se está riendo en esta foto, mira se siente chévere, no me quería! Okey

Entonces asumimos toda esa serie de cosas que definitivamente es un error garrafal, porque en la medida en que revisamos las redes sociales de esa persona, nos obsesionamos, nos enrollamos, y estamos permanentemente pendiente y se nos va la vida.

¡Se nos va la vida!

Revisando las redes sociales de la persona con la que terminamos y entonces, no podemos hacer un duelo necesario, no podemos hacer una ruptura necesaria, porque estamos clavados viendo lo que la persona está haciendo en sus redes sociales.

Segunda cosa que debemos evitar cuando estamos despechados, es andar, tú sabes, buscando compasión, buscando que nos den un espaldarazo.

A todo el mundo que se nos acerca le contamos el problema.

¡No, es que tú sabes que yo, tú sabes, terminé con Alberto y entonces me siento horrible, me siento muy mal! y entonces se lo dices a la primera.

Viene la segunda y ¡Tú sabes que terminé con Alberto, es terrible, me siento muy mal!

Y viene la tercera o el tercer amigo ¡Tú sabes que terminé con Fulanito, me siento muy mal!

Entonces, eres una letanía de sufrimiento, una letanía de dolores. Okey. Contándole a todo el mundo lo que te pasó.

Resulta que en la medida en que estás contando, contando, contando, te estás reforzando a ti el mismo duelo, la misma tristeza, la misma melancolía y no vas a poder salir del problema, porque todo el tiempo estás hablando de eso.

Agarra a las personas más importantes, las que más te apoyan, las que más te dan un espaldarazo, okey, y se lo cuentas. Pero no a todo el mundo, no es un club del sufrimiento este asunto, okey, así que ten cuidado con eso. No hagamos de esto una letanía.

Tercera cosa que debes evitar cuando estás despechado. Terminar, volver, terminar, volver, terminar, volver.  

Y entonces eso es un ciclo, pero increíble de estar todo el tiempo buscando a la persona. Volvemos, nos sentimos aliviados, estamos mejor, empiezan los mismos problemas, terminamos otra vez.

Entonces terminamos, el despecho, la melancolía, la tristeza, todo el duelo, todo el rollo. Entonces nos sentimos tan mal, volvemos con la persona. Entonces andamos en ese carrusel de emociones, una montaña rusa terrible, que al final lo que hace es que nos hace meternos en una relación tóxica, porque entonces ya no es una relación desde el amor.

Es una relación desde la dependencia emocional, donde terminamos, volvemos, terminamos, volvemos, es terrible.

Así que, si vas a tomar la decisión de terminar, hasta aquí nos trajo el rio. Porque eso de estar en esa retahíla de cosas, eso te trae muchísimos problemas.

La cuarta cosa que debemos evitar cuando estamos despechados es, seguir manteniendo una relación con los familiares de la persona con la que ya no estamos, de una manera estrecha.

Es fundamental tomarnos nuestro tiempo, sobre todo porque cuando nosotros tenemos estas relaciones con los familiares que son personas que también queremos, y que no nos hicieron nada y nosotros no le hicimos nada, de alguna forma también vamos a tratar de generar inconscientemente conexiones con la persona con la que hemos terminado, y tendemos también a cometer el error de hablar de su familiar, mal.

Okey, entonces, hablamos con la suegra, hablamos mal del hijo, o con la cuñada, hablamos mal del hermano.

Entonces, sin duda alguna, nos metemos en un gran problema en ese aspecto, porque al final, familia es familia y la sangre es la que llama, okey. Entonces es un error que no se debe cometer.

Sí es verdad, nosotros no tenemos nada contra la familia de nuestra ex pareja ni nada por el estilo, pero sí debemos poner un poquito de espacio, un poquito de distancia, a fin de poder asumir una separación con muchísimo más criterio y con mayor estructura, porque si no siempre vamos a estar enrollados en la búsqueda de información, en la habladera mal, en el chisme, en la cosa y esto se puede convertir en un infierno.

La quinta cosa que debes evitar cuando estás despechado, es entrar en una relación muy rápida.

Si tú asumes una relación rápidamente después de la anterior, lo más probable es que también fracases. ¿Por qué? porque tu corazón no es así como una pelota de goma, una cosa que tú tiras y pones, y llevas y traes, no señor.

Las cosas duelen, las cosas son profundas, los sentimientos que están involucrados son bastante fuertes, así que eso de estar pasando así, a lo Jennifer López pues, o sea, primero uno y después el otro, eso, eso es ella, pero quizás no tú, okey.

O sea, hay que tomarse su tiempo, hay que establecer un espacio de reflexión, de soledad, de introspección, a fin de entender cuáles fueron los elementos que te llevaron a la ruptura, cuáles fueron los errores que se cometieron y rehacer desde allí una nueva autoestima emocional, una nueva autoestima sentimental, porque es desde allí que hacemos mejores relaciones.

Así que, a Jennifer López le funciona, pero quizás a ti no. Yo te sugiero que mejor, tómate un espacio y asumes un poquito la distancia entre una nueva relación y la vieja relación, para que entonces puedas aprender mejor sobre las cosas que te pasaron.

Así que, evitemos estas 5 cosas sobre el despecho. 


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¿El amor lo soporta todo?

Yo siempre he pensado que el amor es una de las cosas más endebles que hay.

No soporta casi nada.

Estoy hablando del amor de pareja.

El conflicto, la inestabilidad, las peleas, la agresión, la rutina, la violencia, malos tratos, dejadez, falta de comunicación, incomprensión, carácter, personalidad, mentiras, desconfianza, celos, irrespeto, mal sexo, problemas económicos, problemas familiares, situaciones políticas, religiosas, inmadurez, trastornos emocionales, familia entrometida, madres, suegras, padres, estrés, distancias, infidelidades y pare de contar, todas esas cosas pueden matar el amor.

Cualquiera de todos los elementos mencionados son susceptibles de enviar tu relación al infierno, que pasa primero por el cansancio y luego, llega el final.

Así que no me vengan con cuentos.

El amor se acaba y aunque ustedes quieran darse consolación y pensar en pajaritos preñados, no, no se transforma. Se acaba y ya.

Lleve.

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¿Tu pareja miente compulsivamente?

Muchas veces tenemos la muy mala suerte de relacionarnos con personas que dicen mentiras compulsivas, los llamados mitómanos. Sí, la mala suerte. Y les voy a explicar por qué.

Nos relacionamos con esa persona, empezamos a recibir mentiras, no necesariamente ligadas a la infidelidad, si no mentiras propiamente dichas, o sea, la gente inventando cosas. Y entonces, realmente se nos complica el asunto relacional porque no sabemos cómo lidiar con eso.

Entonces ¿Cómo lidiar con un mitómano?

Miren, cuando uno está lidiando con un mitómano, está lidiando con una ausencia total y absoluta de la verdad.

Eso es lo primero que tenemos que establecer.

La mitomanía, si lo vemos desde el punto de vista psicológico, es una psicopatología bien importante que está inmersa en algunas enfermedades mentales que son bien profundas y difíciles de curar.

¿Qué significa eso?

Que no podemos estarle diciendo mitómanos a todo el mundo, okey, porque no todo el mundo es mitómano, hay gente que sencillamente por sinvergüenzuras, dicen mentiras. ¿Qué debemos hacer ante la persona que dice mentiras constantes?

Antes de separarnos, antes de terminar la relación, antes de irnos para el demonio, lo que debemos hacer, en primer lugar, es enfrentar a ese individuo con sus propias incongruencias, con sus propias incoherencias, enfrentarlo con sus propias realidades.

Muchas veces, las personas que tienden a mentir, en la medida en que uno los enfrenta con su realidad, entonces por consecuencia, dejan de mentir, así que hay esperanza.

En ese sentido, primero tenemos que enfrentarlo, mostrarle que nos hemos dado cuenta que nos ha mentido y no nos va a ver la cara de tonto más nunca. Eso es primordial, el enfrentamiento y el descubrimiento.

Insisto, eso puede traer como consecuencia que esa persona deje de mentir a posterior.

Segundo, vivir las consecuencias de la mentira. Cuando estas personas generalmente están diciendo mentiras o son mitómanos o están en esta situación, tú sabes, de permanente falsedad, hay que asumir las consecuencias de los actos.

Esa persona tiene que asumir las consecuencias de sus actos. En la medida en que nosotros somos como una especie de barrera protectora de que estos individuos mentirosos no vivan las consecuencias de las cosas que están haciendo, en esta misma medida, estamos reforzando que ellas sigan mintiendo más, ¿se da cuenta?

Por ejemplo, te robaste una cosa, mentiste, y entonces vas a mentir también pa que este individuo no se lo lleven preso.

No, no sirve, no sirve, porque si esta persona no vive las consecuencias de sus actos, va a seguir mintiendo.

Por último, en la medida en que usted va descubriendo mentiras, va enfrentando esto, y viviendo las consecuencias de los actos, y esa persona continúa en ese proceso de mentira, yo en ese aspecto soy bien radical y le diría, hay que dejar la relación, porque ya está persona, no, ya se acostumbró a vivir desde la mentira, ya se acostumbró a vivir desde la falsedad, ya es una estafa emocional.

En consecuencia, no hay manera de poder convivir, no hay manera de poder sobrevivir a una relación de ese sentido. Usted me pudiera decir, pero bueno, ¿por qué no la mandamos a terapia primero, por qué no lo mandamos a ayuda profesional primero?

Yo diría que sí, okey, está bien, hágalo, pero yo le voy a ser muy claro, muy sincero…

La posibilidad de que una persona con una mitomanía preponderante que sea realmente rutina la falsedad, ni siquiera las terapias lo van a arreglar.

En consecuencia, lo mejor es sencillamente dejar de un lado y buscar una vida más honesta, mucho más sincera, donde usted pueda sentirse mucho más seguro.

Nosotros sí sabemos cómo ayudarte. Pide aquí tu consulta.

¿Quién dice la verdad? ¿Tu pareja o tus hijos?

Muchas veces tenemos parejas y, a su vez, tenemos hijos y no sabemos muy bien de qué lado ponernos, okey, y algunas veces cometemos un error bien importante, que es que nos ponemos del lado de nuestra pareja y obviamos todas las cosas que nos dicen nuestros hijos, y entonces pasamos por alto abusos, vejámenes, humillaciones y elementos muchísimo más graves que, sencillamente los dejamos pasar, porque estamos obsesionados con nuestra pareja y no escuchamos a nuestros hijos, y de eso hay que hablar.

Miren, una cosa son los hijos y otra cosa es la pareja. Son elementos totalmente diferentes. y uno tiene que tener muy claro, con quién está uno unido y cómo son los hijos que uno ha criado.

Eso es fundamental.

Es crucial en la vida que usted tenga siempre un límite intermedio, donde usted pueda tener la confianza de sus hijos y pueda asumir que lo que ellos le dicen a usted es verdad, y también es fundamental estar en comunión con su pareja para que, de alguna manera, eso también produzca mayor unión, mayor entereza dentro de la relación y mayor estructura sobre todas las cosas.

En consecuencia, cuando nosotros establecemos las versiones, creo que es fundamental que nosotros no hagamos, así como los careos, okey, en el sentido de, bueno, tu palabra contra la de él o lo que él dijo contra el otro ¡No!

Creo que es fundamental, que usted sienta también su corazón y también su intuición.

Y que sepa muy claramente con quiénes son las personas que usted vive, sus hijos, su esposo o esposa, y puede establecer bien estos comportamientos, porque muchas veces cometemos el error de no creerle a nuestros hijos cuando nos están diciendo la verdad, y también cometemos el error de no creerle a nuestra pareja cuando también nos está diciendo la verdad.

Entonces, en ese sentido, la base es confianza, la base es verdad, la base es honestidad. Cuando usted abre la puerta, usted genera una estructura para que le digan la verdad ¿Y cómo pudiéramos lograr eso? Cuando usted no juzga, cuando usted no califica, cuando usted no castiga a la hora de que le estén diciendo la verdad, porque muchas veces ocurre que, bueno, vengo yo, te digo la verdad y agarras y de repente, ah, me formas tremendo rollo después que te dije la verdad. ¿Entonces para qué te dije la verdad? La próxima vez te digo mentiras, porque si me voy a calar todo este rollo, te podrás imaginar, que más nunca te voy a decir la verdad. ¿Te das cuenta?

Entonces en la medida en que nosotros podemos ser como flexibles ante las verdades de los demás, no somos tan enjuiciadores, tan estructurados, tan cuadrados, en esa misma medida le estamos dando, le estamos permitiendo a los demás que no digan la verdad, eso aplica para su pareja y aplica también para sus hijos. Cuando usted abre esa puerta, ya está haciendo un gran trabajo en ese sentido.

También tiene que ver con las verdades que se dicen. Oye, mira si usted tiene, vamos a ponerlo, no quiero con esto estereotipar ni nada por el estilo, pero usted ve que usted tiene su marido, y su marido es infiel, y su marido es infiel con muchachas más jóvenes o mucho más jóvenes, okey, y usted lo ve, y consume pornografía de cosas que no son, tú sabes, tan normales, y de repente la hija suya agarra y le dice, mira, mi papá me está mirando feo, tú sabes, raro, o mi papá me tocó.

Insisto, no quiero estereotipar estas cosas, pero eso hay que escucharlo, a eso hay que prestarle atención porque es como antecedente. Entonces tiene que ver con la historia de la verdad, con la historia con la estructura de lo que le están diciendo, porque en esa medida en que usted va escuchando y va observando, cuáles son los relatos que les están estableciendo, en esa misma medida usted puede saber realmente quién está diciendo la verdad o no.

Entonces, en ese aspecto también tiene que ver con un poco de viveza, con un poco, tú sabes, de inteligencia, de saber si lo que te están contando tiene que ver con esto o con lo otro.

¿Cuáles son los antecedentes? ¿Cuáles son las historias? ¿Por dónde vienen los tiros?

Eso es fundamental a la hora de establecer los relatos verdaderos o las circunstancias que realmente están sucediendo en una determinada situación.

¿Qué no debe hacer?

No debe obsesionarse creyéndole a alguien sin prueba, sin mecanismos de comprobación, sin que hay una historia real, sin que hay una secuencia argumental que de alguna manera a usted le diga que eso que le están diciendo es verdad, y entonces usted se cierra los ojos y dice que eso no es así y entonces empiezan a pagar justos por pecadores.

En ese sentido, tiene que tener mucho cuidado, tiene que tener mucho ojo, porque usted puede estar entonces equivocándose, y puede, de alguna forma, estar creyéndole cosas que son mentiras o están asumiendo mentiras como verdades.

Así que, en ese aspecto, mucho ojo, mucha atención, y mucha suspicacia, sin obsesiones, sin estar con uno o con el otro, sino siempre intentando establecer cuáles son los relatos correctos, los argumentos verdaderos, la forma como se dice, la manera como lo dijeron, cuáles son las secuencias que se establecen dentro de lo que se dijo y, desde allí, entonces usted puede tomar mejores decisiones, desde allí, entonces usted puede saber mucho mejor las cosas que están sucediendo, porque si no, si usted se obsesiona, si usted agarra y dice, no, es que lo que me dice fulanito esto es así, porque es así, porque me lo dijo, usted puede estar equivocándose muy fuertemente y muchas equivocaciones traen consecuencias muy negativas.

Sepa.


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Sexualidad no sincronizada en la pareja

Muchas veces los problemas de pareja tienen que ver directamente con una sexualidad que no está bien sincronizada. De alguna forma, uno tiene mucho deseo, el otro tiene poco, no sabemos cuándo tenemos el mismo tiempo, si en la mañana o en la noche y, al final de cuentas, se nos enreda el papagayo.

La sexualidad puede ser un problema que mata el amor, así que hay que hablar de eso.

Cuando nosotros hablamos de la sexualidad, estamos hablando de deseo, estamos hablando de pasión, estamos hablando de química, de atractivo, de cosita, ¿de acuerdo? Cuando estamos hablando de eso, no siempre estamos igual, eso es lo primero que tenemos que entender.

Nuestro día a día hace que, de alguna forma, nuestra sexualidad no esté presente permanentemente, hay veces que tenemos mucho deseo y hay veces en que no tenemos tanto deseo. También tiene que ver con nuestros ciclos hormonales, sobre todo en las mujeres, okey. Dependiendo del ciclo hormonal, pues habrá más deseo o menos deseo.

En el caso de los hombres, la ansiedad, el estrés, la angustia, los problemas económicos, las dificultades, toda esa serie de temas traen como consecuencia que la sexualidad también pueda ser difícil.

Todos esos elementos tienen que ser tomados en cuenta, porque muchas veces cuando agarramos y decimos que hay poco deseo, mucho deseo, ¡no es que el amor está mal!, ¡es que la pareja tiene problemas!, ¡es que de alguna manera ya no me desea! ¡tienes otra!, okey, y todo ese tipo de cosas definitivamente es porque no entendemos que la sexualidad no es permanente, no es constante y, en consecuencia, puede tener fluctuaciones.

También tiene que ver con la edad, también tiene que ver con el tiempo juntos, no es lo mismo la sexualidad en una pareja que tienen un año juntos, a la que tiene 21 años juntos, son cosas totalmente diferentes.

También es un mito aquello de que la sexualidad tiene que estar presente siempre, no es así.

Muchos sexólogos andan por ahí medio equivocados, diciendo que la sexualidad tiene que estar presente todo el tiempo, claro, porque no son viejitos todavía, pero cuando lleguen a la vejez se van a dar cuenta de que en la medida en que va pasando el tiempo y las parejas están siendo estables, la sexualidad decae, pero eso no significa que va a decaer el amor, eso no significa que entonces se acabó la pareja porque no hay sexualidad, ¡no, señor!

Hay mucha gente, con mucha edad, que no tienen sexo y les va perfectamente bien en sus relaciones.

Otros disfrutan su cosita, disfrutan su guaguancó, okey. Entonces, en ese aspecto, no todo está escrito y siempre en la pareja tienen que llegar a acuerdos, siempre en la pareja tienen que establecer prioridades de lo que es importante para ellos, lo que los angustia, lo que no, lo que en este momento están viviendo, lo que, de alguna forma, les trae como consecuencia que no saben resolver bien.

Todos esos aspectos están presentes, y cuando ya no se puede solucionar, hay que buscar ayuda profesional, no hay para dónde coger. No estés tardándote en buscar ayuda cuando de repente has hecho toda esta serie de sugerencias y la cosa no te funciona.


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¿Juzgar a la mujer maltratada? Mira, no.

Muchas personas juzgan a la mujer maltratada por no separarse de la relación de abuso. De hecho, en vez de culpar al agresor, la culpan a ella de no salirse de allí, convirtiendo esto en más maltrato.

Una mujer no sale de una relación de abuso no porque no quiera, sino porque siente que no puede. Adicional a que muchas de esas relaciones se basan en dependencia y control.

Ahora bien, si vienes tú y le dices que le ofreces plata, casa, ayuda en el cuidado de los hijos, y soporte emocional y psicológico permanente, entonces sí te acepto que puedas acusar a una mujer de no salir de esa situación.

Es fácil decirle a alguien que se separe, pero difícil darle las condiciones para que lo haga. Entonces, al final, le dices que se separe, la juzgas porque no lo hace, pero no ayudas en nada para que lo logre.

Separarse de relaciones abusivas implica un tratamiento multi dimensional, acarrea el concurso de varias profesiones, y no sólo eso, necesita red de apoyo llena de amor, comprensión y refugio.

No es sólo «epa, no seas estúpida, sepárate de ese imbécil. Si yo fuese tú, jamás sería tan gafa para aguantar lo que ese bicho te hace».

Si haces eso, eres tan mala persona y tan maltratadora, como el peor.


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