El amor hace crecer. El amor nos hace mejores personas. El amor nos impulsa a vivir situaciones que, sin amor, no se vivirían plenamente.
El amor, cuando es real y verdadero, hace grande a ambos.
El amor potencia lo bueno en nosotros.
Yo soy un convencido de que quien ama de verdad, ama en las malas, acompaña en la soledad, incluso hasta es capaz de acompañar así esa compañía le duela. Estoy totalmente seguro de que cuando hay amor, uno entiende las circunstancias del otro, incluso, si esas circunstancias lo afectan a uno.
El amor nos hace fuertes.
Así que, ojalá ustedes encuentren un amor que los sostenga, los acompañe y los cargue un poco con sus pesos, y que ustedes hagan lo mismo, porque al vivir ese amor, las circunstancias difíciles, dolorosas, o incluso, las circunstancias que no se quieren vivir, si viven en ese amor, todo pasa y se resuelve al final con un beso tierno y un abrazo con entrega.
En la medida en que nosotros trabajamos con nosotros mismos, entonces vamos a descubrir una cosa que se llama “La sombra”.
La sombra es eso que tú no entiendes, eso que te traiciona a ti mismo, eso que hace que tú te equivoques, que tomes malas decisiones, que te enredes en conflictos que no conoces. Es eso que hace que tú digas o hagas cosas de las que luego piensas: ¿Y yo por qué dije esto o por qué hice aquello?
Eso es la sombra.
Es cuando de repente tú tienes esos malos pensamientos, cuando tienes esa rabia, esa furia, ese odio, esas ganas de hacer daño.
Es esa cosa que ocultamos, que no dejamos salir afuera, que no permitimos que los demás vean. La sombra son esas cosas que nos avergüenzan de nosotros mismos. Es eso que está dentro, que no lo queremos ver o que nos da miedo ver.
La sombra es lo que en psicoterapia sale a flote.
Vemos lo malo de nosotros mismos, vemos lo oscuro de nosotros mismos. Vemos la sombra. Por eso se le llama así.
La sombra es eso que transmite oscuridad y que hace que nuestra propia luz interna no salga afuera.
La mayoría de los seres humanos queremos que esa sombra no salga, que esa sombra no exista, entonces la reprimimos porque nos da vergüenza.
Cuando tú logras encontrar esa sombra en psicoterapia y logras ver eso que está dentro de ti que te da pena, en ese momento dices: ¡Ah, ya va!
Esta es mi parte buena y esta es mi parte mala…
¿Cómo hago para unirlas?
¿Cómo hago para convertirme en un individuo completo, en un individuo lleno e integro?
Es allí donde la psicoterapia va a decirte: vamos a hacer ese proceso de integración, vamos a encontrarnos en la oscuridad y en la luz para entonces entendernos mejor. Es de eso que se trata la psicoterapia.
Sin sombra no hay luz.
Sepa.
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Les contaré una anécdota que jamás he contado y que creo que merece la pena hacerlo.
Hace tiempo les hablé del tiempo durante el cual viví profundas dificultades económicas. Hubo algo más que pasó en ese tiempo.
Mi papá biológico jamás estuvo conmigo, y mi desesperación era tan grande en ese tiempo desde el punto de vista económico, que a pesar de que él me había abandonado, yo me tragué mi orgullo y lo busqué para pedirle ayuda económica. Él me la dio, y adicionalmente, en ese momento empezó una amistad entre nosotros.
Durante dos años reconstruimos parte de la relación padre e hijo y logramos querernos, pero se murió. Me había vuelto a abandonar. El dejó una herencia (apartamentos, carros, dinero, etc.) y yo en mi desespero tan grande, intenté reclamar eso.
Por motivos que aún desconozco, la herencia no fue repartida (al menos como yo esperaba e imaginaba) y eso me alejó de mis hermanas durante muchos años. Hace poco nos volvimos a reencontrar, y el amor floreció. El tema de la herencia jamás se tocó a profundidad, y ya no importa. Importa que pudimos recobrar los lazos y hoy día impera el amor entre nosotros.
Lo relevante de todo eso es que fueron tiempos horribles para mí. La pobreza, la desesperación y ver como «la herencia» podía «salvarme», y que al final nunca tuve nada, fue quizás el tiempo más oscuro de mi vida, en lo económico.
Hoy veo atrás y me doy cuenta que el dinero es importante, pero el amor lo es más. Que las relaciones se pueden reconstruir, y que el dinero se puede ganar.
Hoy me doy cuenta que cuando pienso en mi papá y en mis hermanas, lo hago con amor y los valoro. Ya no me importa el pasado, y valoro profundamente el presente.
Si estás viviendo algo así, recuerda que tú eres más que tus problemas, que eres más que tus limitaciones, y que cuando todo pase, porque todo pasa, lo más importante es que el amor, en cualquiera de sus manifestaciones, se abra camino.
Sepan.
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A veces nos pasan cosas malas, incluso muy malas, y eventualmente pensamos que son cosas que no nos deberían pasar, sin embargo, nos pasan.
Y justamente cuando esa sensación abruma, cuando esa sensación ataca, es cuando debemos entender que mientras haya vida, la vida continúa.
Y si continúa y nosotros estamos en ella, pues debemos tener la fuerzas necesarias, la pasión suficiente y la energía, para poder subsanar todos los problemas que se nos presenten.
No es que seamos invencibles, es que, sencillamente, somos humanos y los humanos hemos poblado la vida de tal forma que la naturaleza, a veces, se rinde a nosotros.
Es por esto que cuando pienses que todo está perdido, cuando sientas que la situación te abruma, ya no puedes más, entiende, que mientras haya vida, hay esperanza.
Y estas no son palabras cliché, es que son una realidad, porque la esperanza se basa en la comunión entre la experiencia, la fe y la energía suficiente para poder lograr los objetivos.
No rendirse es siempre la opción correcta.
Fracasar, aunque siempre forma parte de la vida, es un peldaño más para que tengas éxito.
Entiende que sin pasión no hay posibilidades de lograr nada, y sin entender que la vida son contingencias y que muchas frustraciones van a atacarte, al final del camino, mientras estés vivo, siempre vas a poder lograrlo.
Las relaciones de abuso siempre se anuncian, pero lamentablemente muchas mujeres no entienden esas señales. Eso las empuja, de manera muy ingenua, a caer en manos de tipos que luego van a abusar de ellas, en todo sentido.
Si el hombre es agresivo, impulsivo, celoso, controlador, obsesivo y sobreprotector, tiene todas las barajitas para completar el álbum de «tipo violento».
Si goza con imágenes de guerra real, si disfruta viendo linchamientos o se ríe ante eso, si se la pasa hablando de violencia, o de lo que él haría siendo violento, ese tipo tiene todas las posibilidades de, un día, ser violento y agresivo.
Si maltrata a los animales o los trata de manera despectiva, si tiene pésima relación con su padre o madre y se la pasa hablando pestes de ellos, si es de los que su solución siempre es «mandar al carajo» a quien sea, estás en peligro, estás a punto de entrar en una relación violenta.
Así que es muy buena idea que no te dejes engañar, que veas las señales, que entiendas que estos tipos siempre avisan, y que cuando no ves estas señales o andas negando que existen, vas a entrar en graves problemas.
¿Y sabes qué es sumamente complicado? Salir de relaciones abusivas.
Mandar al carajo a la gente que no quieres es relativamente fácil.
Difícil es cuando tú quieres que alguien te quiera y esa persona no quiere nada contigo. Allí mandar al otro al demonio es realmente difícil. ¿Por qué? Porque la reacción natural del amor que se da, es que este sea correspondido.
Pero la verdad es que eso no sucede así.
Podemos querer a una persona y esa persona más bien ser alguien que nos rechaza, no nos quiere, o nos hace daño.
¿Solución? La autoestima. Ese es el sentimiento que nos va a salvar de esta situación.
Mientras más autoestima tengamos, más fuerte podemos ser para alejarnos de quien queremos pero no nos quiere.
Lo inteligente entonces es siempre tener una autoestima sana, que no es más que ser objetivos en cuanto a quiénes somos, lo que queremos para nosotros, nuestras fuerzas y debilidades, y el derecho que tenemos de amar y ser amados.
Buscar la aprobación de quienes realmente nos rechacen, jamás será un acto inteligente.
Lo inteligente siempre será tener la fuerza y el carácter para entender que solo nosotros podemos tener el amor hacia nosotros mismos que nos guíe en nuestros actos, y entender que muchas veces en la vida, la única aprobación que necesitamos es la de nosotros mismos.