No todo amor es bueno

Siempre pensamos en el amor como algo bueno y bonito, y esto no siempre es así.

Hay amores enfermizos, perversos, obsesivos y manipuladores. Incluso hay amores violentos, humillantes e invalidantes.

Evidentemente, cualquiera podría decir que esos no son amores, pero sí lo son. Solo que no son sanos.

Tampoco existe eso del amor verdadero o un único amor.

No toda relación es correcta, ni toda unión es buena.

A veces, incluso, por más amor que exista, hay relaciones que no se dan, personas que no se llevan bien o diferencias muy marcadas que pueden hacer que la relación sea un infierno, así haya amor.

El amor no es garantía de una buena relación. Entender eso forma parte de la experiencia, de los dolores que vivimos y de las circunstancias que atravesamos en cuanto a las relaciones.

Para que una relación sea buena, sana, duradera y comprometida, se necesita bastante más que solo amor.

Sepa.

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El amor impone compromiso

Muchas veces terminamos una relación porque la vida juntos se hace inviable. No necesariamente tiene que ver con el amor. Tiene más que ver con la convivencia y con los compromisos que se establecen y no se cumplen.

Es fundamental unirnos a personas dispuestas a comprometerse con la relación.

Es cierto que todos prometemos cosas que muchas veces no cumplimos, pero cuando hacemos eso de forma reiterada, entonces nos convertimos en estafadores emocionales y eso, definitivamente, acaba con el amor, acaba con la relación.

Si quieres que tu relación de pareja funcione, entonces comprométete solo con aquello que estás dispuesto a cumplir.


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La depresión no es una simple tristeza

Mucha gente confunde tristeza con depresión. Y no, no es lo mismo.

La tristeza es una emoción.

La depresión es una enfermedad que hace que esa emoción se quede permanentemente en uno. ¿Lo ves?

Así que si tienes una tristeza profunda, el tiempo ha pasado y ese estado melancólico sigue allí, sumado a otros síntomas como falta de voluntad, irritabilidad, disminución de la actividad motriz, trastorno alimenticio, trastorno del sueño, sentimiento de culpa persistente, sensación de agobio y desesperanza, ausencia de placer, debo decirte que no estás simplemente triste, estás deprimido, y necesitas ser atendido.

¿Solución?

Buscar ayuda profesional, psicológica primero, y también psiquiátrica, ¿por qué? Repito, por si no queda claro, estar deprimido es estar enfermo.


Si te está pasando, quiero decirte que puedes salir de allí. Nosotros sí sabemos cómo ayudarte.

Escoger las cadenas que nos atan, eso es libertad

A eso le llamo yo «ser uno mismo».

Escoger con libertad las cadenas que nos atan, decidir cómo queremos vivir nuestra vida sin temor al qué dirán y, sobre todo, entender que siempre habrá quien nos acepte y nos ame como somos, siempre habrá quien nos rechace y siempre habrá a quien le seamos indiferentes.

En mi visión de las cosas y de la vida, es fundamental entender que la libertad mejor aprovechada es la que nos lleva a quedarnos con quienes nos aceptan y nos aman.

Y es desde esa decisión que nos relacionamos con el mundo, como siempre digo, sin hacernos daño a nosotros mismos ni a los demás.

Sepa.


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No podemos enseñarle felicidad a nuestros hijos, siendo infelices nosotros

En estos días estaba en la playa, y conversaba con alguien que quiere tener relaciones sentimentales y estar enamorada, sin embargo, no lo consigue. Me contó que ha vivido situaciones amorosas muy negativas. Me dijo que quiere una relación convencional, de un hombre que la quiera solo a ella, y que además cubra sus necesidades y expectativas.

Se ve que es una persona que ha sufrido muchísimo en relación con el amor, y que no ha tenido éxito en relacionarse desde la felicidad. Ella estaba consciente de eso. Junto a nosotros estaba su hija, quien dijo que uno de sus mayores sueños es estar casada y tener una relación para toda la vida. Tiene apenas 22 años.

Yo le dije que era importante conocer acerca del amor, vivir varias experiencias, y adicional, sentir diferentes emociones ligadas al amor. Ella me comentó que, a su edad quiere una relación exclusiva, convencional y, sobre todo, que fuese para siempre: un esposo próspero económicamente (para que ella no pasara trabajo) y que quiere tener varios hijos. Sus palabras me impresionaron: «quiero estar en paz, sin tantos problemas en la vida».

Esta hija quería lo que la mamá también quería, con una diferencia de 30 años. Fue educada bajo los patrones de su mamá, sin darse cuenta de que esos patrones son los que causan infelicidad en su madre.

Muchas veces, sin darnos cuenta, queremos enseñar a nuestros hijos a ser felices, cuando nosotros somos profundamente infelices.


No se trata sobre qué tipo de relación tienes, si es convencional o no convencional. Se trata de que tus patrones de relaciones te lleven siempre a ser feliz o, por lo menos, te lleven a sentirte bien dentro del amor.

Una vez que lo logras, una vez que vives allí, entonces tienes toda la potestad para poder enseñar sobre el amor. Mientras tanto, sencillamente, eres como somos casi todos: aprendices en el amor, entre ensayo y error, un poco perdidos, intentando encontrar siempre la forma de que el amor nos haga felices.

En consecuencia, lo que hay que enseñar es a vivir el amor en todas sus facetas, entendiendo que la felicidad o la infelicidad va a venir exclusivamente de tu experiencia, no de las enseñanzas que te hayan dado.


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