Parejas en crisis: causas y soluciones

 Algunas veces pasamos por la dolorosa situación de estar metido en una relación y que esa persona pues, nos sea infiel o está flirteando con otras personas. Sí, nos ocurre y de eso hay que hablar.

 Muchas veces tenemos una relación, bueno ojalá que no sean muchas veces, algunas veces, poquitas veces, ojalá que casi nunca, tengamos una relación que bueno, nos son infiel, okey, y de repente no es que son infiel pero bueno, están con un jueguito, una cosita, un guaguancó con otra gente ¿verdad? y entonces uno lo descubre, y eso empieza a generarnos a nosotros profunda insatisfacción, empieza a causarnos profunda ansiedad, porque no es que hemos visto la infidelidad como tal, pero de alguna manera, bueno, tú sabes, que si el río suena, piedras trae, okey, y eso nos genera realmente una indisposición emocional muy fuerte.

 ¿Qué debemos hacer ante eso? 

Bueno, primero que nada, yo soy partidario de que si uno está metido en una relación, tiene que confiar en esa relación. Si uno está dentro de un compromiso, debe realmente comprometerse.

Estar viviendo desde los celos, desde la persecución, desde a ver dónde estás tú, que estás haciendo, me parece realmente que eso no es vida. 

Si de alguna forma ya descubriste una situación, creo que es fundamental establecer si hubo una infidelidad o no, okey, porque una cosa es lo que tú puedes estar pensando a la hora de que la persona está hablando con otra gente, o dándole like a alguna foto que a ti no te gustan tanto, y otra es una infidelidad como tal. 

Hablar, comunicarse, establecer una relación de diálogo para ver qué es lo que está pasando, cómo lo estamos viviendo, creo que eso es fundamental. 

 La comunicación en una relación es casi tan importante como el sexo, sin duda alguna. 

Por otro lado, cuando ya es una cosa clara, que la otra persona pues está en un tikititiki con otra gente, entonces, creo que es importante establecer una crisis de relación.

Lea bien. Establecer la crisis de relación es dejar de estar mirando los pajaritos preñados, es establecer y dejar claro que tenemos un problema, que hay una situación que es complicada y que, sin duda alguna, no podemos escapar de determinar qué es lo que está pasando con nuestra relación.

Eso es establecer la crisis. Muchas veces por evitar la crisis, no solucionamos los problemas que tenemos. En consecuencia, generar la crisis y entonces definir realmente qué es lo que queremos hacer, sí, bueno, si vamos a seguir juntos, si no vamos a seguir juntos, a dónde están las insatisfacciones, qué es lo que está pasando entre nosotros, qué es lo que está ocurriendo, qué es lo que debemos mejorar o más bien, no, ya no es posible mejorar absolutamente nada y debemos terminar, se establece la crisis.

Al final del camino, vivir con la incertidumbre, establecer una angustia personal, vivir lleno de celos porque uno siente que la otra persona lo está traicionando a uno, eso no es vida.

Por eso yo soy partidario de que cuando uno empieza a ver este tipo de cosas, y empieza a darse cuenta de estas situaciones, tienes dos alternativas: o te haces el loco o la loca para no enfrentar la situación, esa es una solución, no es la que yo propongo, pero la gente lo hace, y otra es enfrentar el asunto y poner las cartas sobre la mesa, para ver entonces realmente qué es lo que está sucediendo, qué es lo que se va a hacer, y hacia dónde se dirige el destino de la relación, que en ese momento tenemos que entender, está en peligro.


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5 cosas que debemos evitar cuando estamos despechados

El despecho es una de las cosas más terribles que nos pueden pasar, cuando nos rompen el corazón, cuando nos dejan solos o somos nosotros los que dejamos solos a los demás.

Cuando definitivamente la relación sentimental se termina, el despecho es terrible.

Así que hoy vamos a hablar sobre 5 cosas que debemos evitar cuando estamos despechados.

La primera cosa que debemos evitar cuando estamos despechados tiene que ver con revisar las redes sociales de la persona con la que ya no estamos.

Es una de las cosas más difíciles, yo estoy claro, es súper complicado.

Terminamos con la persona o la persona termina con nosotros, inmediatamente nos metemos en las redes sociales, buscamos qué está haciendo, con quién se tomó foto, el video, si se siente bien.

¡Ay, se está riendo en esta foto, mira se siente chévere, no me quería! Okey

Entonces asumimos toda esa serie de cosas que definitivamente es un error garrafal, porque en la medida en que revisamos las redes sociales de esa persona, nos obsesionamos, nos enrollamos, y estamos permanentemente pendiente y se nos va la vida.

¡Se nos va la vida!

Revisando las redes sociales de la persona con la que terminamos y entonces, no podemos hacer un duelo necesario, no podemos hacer una ruptura necesaria, porque estamos clavados viendo lo que la persona está haciendo en sus redes sociales.

Segunda cosa que debemos evitar cuando estamos despechados, es andar, tú sabes, buscando compasión, buscando que nos den un espaldarazo.

A todo el mundo que se nos acerca le contamos el problema.

¡No, es que tú sabes que yo, tú sabes, terminé con Alberto y entonces me siento horrible, me siento muy mal! y entonces se lo dices a la primera.

Viene la segunda y ¡Tú sabes que terminé con Alberto, es terrible, me siento muy mal!

Y viene la tercera o el tercer amigo ¡Tú sabes que terminé con Fulanito, me siento muy mal!

Entonces, eres una letanía de sufrimiento, una letanía de dolores. Okey. Contándole a todo el mundo lo que te pasó.

Resulta que en la medida en que estás contando, contando, contando, te estás reforzando a ti el mismo duelo, la misma tristeza, la misma melancolía y no vas a poder salir del problema, porque todo el tiempo estás hablando de eso.

Agarra a las personas más importantes, las que más te apoyan, las que más te dan un espaldarazo, okey, y se lo cuentas. Pero no a todo el mundo, no es un club del sufrimiento este asunto, okey, así que ten cuidado con eso. No hagamos de esto una letanía.

Tercera cosa que debes evitar cuando estás despechado. Terminar, volver, terminar, volver, terminar, volver.  

Y entonces eso es un ciclo, pero increíble de estar todo el tiempo buscando a la persona. Volvemos, nos sentimos aliviados, estamos mejor, empiezan los mismos problemas, terminamos otra vez.

Entonces terminamos, el despecho, la melancolía, la tristeza, todo el duelo, todo el rollo. Entonces nos sentimos tan mal, volvemos con la persona. Entonces andamos en ese carrusel de emociones, una montaña rusa terrible, que al final lo que hace es que nos hace meternos en una relación tóxica, porque entonces ya no es una relación desde el amor.

Es una relación desde la dependencia emocional, donde terminamos, volvemos, terminamos, volvemos, es terrible.

Así que, si vas a tomar la decisión de terminar, hasta aquí nos trajo el rio. Porque eso de estar en esa retahíla de cosas, eso te trae muchísimos problemas.

La cuarta cosa que debemos evitar cuando estamos despechados es, seguir manteniendo una relación con los familiares de la persona con la que ya no estamos, de una manera estrecha.

Es fundamental tomarnos nuestro tiempo, sobre todo porque cuando nosotros tenemos estas relaciones con los familiares que son personas que también queremos, y que no nos hicieron nada y nosotros no le hicimos nada, de alguna forma también vamos a tratar de generar inconscientemente conexiones con la persona con la que hemos terminado, y tendemos también a cometer el error de hablar de su familiar, mal.

Okey, entonces, hablamos con la suegra, hablamos mal del hijo, o con la cuñada, hablamos mal del hermano.

Entonces, sin duda alguna, nos metemos en un gran problema en ese aspecto, porque al final, familia es familia y la sangre es la que llama, okey. Entonces es un error que no se debe cometer.

Sí es verdad, nosotros no tenemos nada contra la familia de nuestra ex pareja ni nada por el estilo, pero sí debemos poner un poquito de espacio, un poquito de distancia, a fin de poder asumir una separación con muchísimo más criterio y con mayor estructura, porque si no siempre vamos a estar enrollados en la búsqueda de información, en la habladera mal, en el chisme, en la cosa y esto se puede convertir en un infierno.

La quinta cosa que debes evitar cuando estás despechado, es entrar en una relación muy rápida.

Si tú asumes una relación rápidamente después de la anterior, lo más probable es que también fracases. ¿Por qué? porque tu corazón no es así como una pelota de goma, una cosa que tú tiras y pones, y llevas y traes, no señor.

Las cosas duelen, las cosas son profundas, los sentimientos que están involucrados son bastante fuertes, así que eso de estar pasando así, a lo Jennifer López pues, o sea, primero uno y después el otro, eso, eso es ella, pero quizás no tú, okey.

O sea, hay que tomarse su tiempo, hay que establecer un espacio de reflexión, de soledad, de introspección, a fin de entender cuáles fueron los elementos que te llevaron a la ruptura, cuáles fueron los errores que se cometieron y rehacer desde allí una nueva autoestima emocional, una nueva autoestima sentimental, porque es desde allí que hacemos mejores relaciones.

Así que, a Jennifer López le funciona, pero quizás a ti no. Yo te sugiero que mejor, tómate un espacio y asumes un poquito la distancia entre una nueva relación y la vieja relación, para que entonces puedas aprender mejor sobre las cosas que te pasaron.

Así que, evitemos estas 5 cosas sobre el despecho. 


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¿El amor lo soporta todo?

Yo siempre he pensado que el amor es una de las cosas más endebles que hay.

No soporta casi nada.

Estoy hablando del amor de pareja.

El conflicto, la inestabilidad, las peleas, la agresión, la rutina, la violencia, malos tratos, dejadez, falta de comunicación, incomprensión, carácter, personalidad, mentiras, desconfianza, celos, irrespeto, mal sexo, problemas económicos, problemas familiares, situaciones políticas, religiosas, inmadurez, trastornos emocionales, familia entrometida, madres, suegras, padres, estrés, distancias, infidelidades y pare de contar, todas esas cosas pueden matar el amor.

Cualquiera de todos los elementos mencionados son susceptibles de enviar tu relación al infierno, que pasa primero por el cansancio y luego, llega el final.

Así que no me vengan con cuentos.

El amor se acaba y aunque ustedes quieran darse consolación y pensar en pajaritos preñados, no, no se transforma. Se acaba y ya.

Lleve.

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¿Tu pareja miente compulsivamente?

Muchas veces tenemos la muy mala suerte de relacionarnos con personas que dicen mentiras compulsivas, los llamados mitómanos. Sí, la mala suerte. Y les voy a explicar por qué.

Nos relacionamos con esa persona, empezamos a recibir mentiras, no necesariamente ligadas a la infidelidad, si no mentiras propiamente dichas, o sea, la gente inventando cosas. Y entonces, realmente se nos complica el asunto relacional porque no sabemos cómo lidiar con eso.

Entonces ¿Cómo lidiar con un mitómano?

Miren, cuando uno está lidiando con un mitómano, está lidiando con una ausencia total y absoluta de la verdad.

Eso es lo primero que tenemos que establecer.

La mitomanía, si lo vemos desde el punto de vista psicológico, es una psicopatología bien importante que está inmersa en algunas enfermedades mentales que son bien profundas y difíciles de curar.

¿Qué significa eso?

Que no podemos estarle diciendo mitómanos a todo el mundo, okey, porque no todo el mundo es mitómano, hay gente que sencillamente por sinvergüenzuras, dicen mentiras. ¿Qué debemos hacer ante la persona que dice mentiras constantes?

Antes de separarnos, antes de terminar la relación, antes de irnos para el demonio, lo que debemos hacer, en primer lugar, es enfrentar a ese individuo con sus propias incongruencias, con sus propias incoherencias, enfrentarlo con sus propias realidades.

Muchas veces, las personas que tienden a mentir, en la medida en que uno los enfrenta con su realidad, entonces por consecuencia, dejan de mentir, así que hay esperanza.

En ese sentido, primero tenemos que enfrentarlo, mostrarle que nos hemos dado cuenta que nos ha mentido y no nos va a ver la cara de tonto más nunca. Eso es primordial, el enfrentamiento y el descubrimiento.

Insisto, eso puede traer como consecuencia que esa persona deje de mentir a posterior.

Segundo, vivir las consecuencias de la mentira. Cuando estas personas generalmente están diciendo mentiras o son mitómanos o están en esta situación, tú sabes, de permanente falsedad, hay que asumir las consecuencias de los actos.

Esa persona tiene que asumir las consecuencias de sus actos. En la medida en que nosotros somos como una especie de barrera protectora de que estos individuos mentirosos no vivan las consecuencias de las cosas que están haciendo, en esta misma medida, estamos reforzando que ellas sigan mintiendo más, ¿se da cuenta?

Por ejemplo, te robaste una cosa, mentiste, y entonces vas a mentir también pa que este individuo no se lo lleven preso.

No, no sirve, no sirve, porque si esta persona no vive las consecuencias de sus actos, va a seguir mintiendo.

Por último, en la medida en que usted va descubriendo mentiras, va enfrentando esto, y viviendo las consecuencias de los actos, y esa persona continúa en ese proceso de mentira, yo en ese aspecto soy bien radical y le diría, hay que dejar la relación, porque ya está persona, no, ya se acostumbró a vivir desde la mentira, ya se acostumbró a vivir desde la falsedad, ya es una estafa emocional.

En consecuencia, no hay manera de poder convivir, no hay manera de poder sobrevivir a una relación de ese sentido. Usted me pudiera decir, pero bueno, ¿por qué no la mandamos a terapia primero, por qué no lo mandamos a ayuda profesional primero?

Yo diría que sí, okey, está bien, hágalo, pero yo le voy a ser muy claro, muy sincero…

La posibilidad de que una persona con una mitomanía preponderante que sea realmente rutina la falsedad, ni siquiera las terapias lo van a arreglar.

En consecuencia, lo mejor es sencillamente dejar de un lado y buscar una vida más honesta, mucho más sincera, donde usted pueda sentirse mucho más seguro.

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¿Quién dice la verdad? ¿Tu pareja o tus hijos?

Muchas veces tenemos parejas y, a su vez, tenemos hijos y no sabemos muy bien de qué lado ponernos, okey, y algunas veces cometemos un error bien importante, que es que nos ponemos del lado de nuestra pareja y obviamos todas las cosas que nos dicen nuestros hijos, y entonces pasamos por alto abusos, vejámenes, humillaciones y elementos muchísimo más graves que, sencillamente los dejamos pasar, porque estamos obsesionados con nuestra pareja y no escuchamos a nuestros hijos, y de eso hay que hablar.

Miren, una cosa son los hijos y otra cosa es la pareja. Son elementos totalmente diferentes. y uno tiene que tener muy claro, con quién está uno unido y cómo son los hijos que uno ha criado.

Eso es fundamental.

Es crucial en la vida que usted tenga siempre un límite intermedio, donde usted pueda tener la confianza de sus hijos y pueda asumir que lo que ellos le dicen a usted es verdad, y también es fundamental estar en comunión con su pareja para que, de alguna manera, eso también produzca mayor unión, mayor entereza dentro de la relación y mayor estructura sobre todas las cosas.

En consecuencia, cuando nosotros establecemos las versiones, creo que es fundamental que nosotros no hagamos, así como los careos, okey, en el sentido de, bueno, tu palabra contra la de él o lo que él dijo contra el otro ¡No!

Creo que es fundamental, que usted sienta también su corazón y también su intuición.

Y que sepa muy claramente con quiénes son las personas que usted vive, sus hijos, su esposo o esposa, y puede establecer bien estos comportamientos, porque muchas veces cometemos el error de no creerle a nuestros hijos cuando nos están diciendo la verdad, y también cometemos el error de no creerle a nuestra pareja cuando también nos está diciendo la verdad.

Entonces, en ese sentido, la base es confianza, la base es verdad, la base es honestidad. Cuando usted abre la puerta, usted genera una estructura para que le digan la verdad ¿Y cómo pudiéramos lograr eso? Cuando usted no juzga, cuando usted no califica, cuando usted no castiga a la hora de que le estén diciendo la verdad, porque muchas veces ocurre que, bueno, vengo yo, te digo la verdad y agarras y de repente, ah, me formas tremendo rollo después que te dije la verdad. ¿Entonces para qué te dije la verdad? La próxima vez te digo mentiras, porque si me voy a calar todo este rollo, te podrás imaginar, que más nunca te voy a decir la verdad. ¿Te das cuenta?

Entonces en la medida en que nosotros podemos ser como flexibles ante las verdades de los demás, no somos tan enjuiciadores, tan estructurados, tan cuadrados, en esa misma medida le estamos dando, le estamos permitiendo a los demás que no digan la verdad, eso aplica para su pareja y aplica también para sus hijos. Cuando usted abre esa puerta, ya está haciendo un gran trabajo en ese sentido.

También tiene que ver con las verdades que se dicen. Oye, mira si usted tiene, vamos a ponerlo, no quiero con esto estereotipar ni nada por el estilo, pero usted ve que usted tiene su marido, y su marido es infiel, y su marido es infiel con muchachas más jóvenes o mucho más jóvenes, okey, y usted lo ve, y consume pornografía de cosas que no son, tú sabes, tan normales, y de repente la hija suya agarra y le dice, mira, mi papá me está mirando feo, tú sabes, raro, o mi papá me tocó.

Insisto, no quiero estereotipar estas cosas, pero eso hay que escucharlo, a eso hay que prestarle atención porque es como antecedente. Entonces tiene que ver con la historia de la verdad, con la historia con la estructura de lo que le están diciendo, porque en esa medida en que usted va escuchando y va observando, cuáles son los relatos que les están estableciendo, en esa misma medida usted puede saber realmente quién está diciendo la verdad o no.

Entonces, en ese aspecto también tiene que ver con un poco de viveza, con un poco, tú sabes, de inteligencia, de saber si lo que te están contando tiene que ver con esto o con lo otro.

¿Cuáles son los antecedentes? ¿Cuáles son las historias? ¿Por dónde vienen los tiros?

Eso es fundamental a la hora de establecer los relatos verdaderos o las circunstancias que realmente están sucediendo en una determinada situación.

¿Qué no debe hacer?

No debe obsesionarse creyéndole a alguien sin prueba, sin mecanismos de comprobación, sin que hay una historia real, sin que hay una secuencia argumental que de alguna manera a usted le diga que eso que le están diciendo es verdad, y entonces usted se cierra los ojos y dice que eso no es así y entonces empiezan a pagar justos por pecadores.

En ese sentido, tiene que tener mucho cuidado, tiene que tener mucho ojo, porque usted puede estar entonces equivocándose, y puede, de alguna forma, estar creyéndole cosas que son mentiras o están asumiendo mentiras como verdades.

Así que, en ese aspecto, mucho ojo, mucha atención, y mucha suspicacia, sin obsesiones, sin estar con uno o con el otro, sino siempre intentando establecer cuáles son los relatos correctos, los argumentos verdaderos, la forma como se dice, la manera como lo dijeron, cuáles son las secuencias que se establecen dentro de lo que se dijo y, desde allí, entonces usted puede tomar mejores decisiones, desde allí, entonces usted puede saber mucho mejor las cosas que están sucediendo, porque si no, si usted se obsesiona, si usted agarra y dice, no, es que lo que me dice fulanito esto es así, porque es así, porque me lo dijo, usted puede estar equivocándose muy fuertemente y muchas equivocaciones traen consecuencias muy negativas.

Sepa.


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La obesidad jode la intimidad. ¡Y no me digas que no!

Uno de los problemas principales, sobre todo cuando nos afecta la autoestima, y la autoestima va ligada a la obesidad, tiene que ver con la intimidad, las relaciones íntimas, sobre todo cuando somos obesos.

Eso es un problema, sin duda alguna, y nadie nos puede venir a decir: No, tú sabes, que yo estoy cómoda con mi cuerpo, que yo no tengo rollo, no importa que sea gorda, gordo, tú sabes, la intimidad no tiene problema para mí.

La verdad es que no, así que hoy es buena idea que hablemos sobre la intimidad y la obesidad.

Mire, primero que nada, yo llegué a pesar en algún momento 210 kilos y yo he vivido la obesidad mórbida, yo he vivido el hecho de vivir con un cuerpo que es dos o tres veces más lo que realmente debería ser, y les voy a decir algo más, cuando hablamos de la intimidad, cuando hablamos de la sexualidad, sin ninguna duda, eso afecta, claro que afecta.

Nos afecta en el cansancio, nos afecta en el desenvolvimiento, nos afecta en el desempeño, en los hombres, por lo menos en mi caso, afecta en la erección, en las mujeres afecta en su propia autoestima, su propia visión, la capacidad para alcanzar el orgasmo y, al final del camino, claro que afecta.

Este asunto de que no, a mí en la intimidad la obesidad no me molesta, realmente no es cierto. Y no solamente hablo desde el punto de vista mío, que lo viví, sino también cuando yo veo a mis pacientes, cuando veo a toda la gente que de alguna forma pues, trata conmigo, y hablamos de este tema y, sobre todo, somos capaces de sincerarnos, y realmente mirar lo que nos ha pasado, sin duda alguna, es un problema.

Bueno, al final de cuentas ¿Qué es lo que deberíamos hacer?

Evidentemente adelgazar, sin duda alguna ¿verdad? pero se dice fácil y no lo es.

Fundamentalmente cuando estamos hablando de obesidad, estamos hablando de un problema que empieza desde lo psicológico y termina en lo biológico y, otras veces es al revés.

Empieza en lo biológico y termina en lo psicológico. En consecuencia, no es un asunto tan sencillo de ¡vamos a adelgazar, tú sabes, para tener mejor sexualidad! No, al final no va por ahí.

Lo primero es entender que tenemos limitaciones. Mientras estamos gordos, mientras estamos obesos, tenemos que pisar tierra, y el principio para pisar tierra es darnos cuenta que, bueno, hay cosas que no podemos hacer.

Hay sistemas sexuales que no podemos tener, hay resistencias que no vamos a tener, hay posiciones que no vamos a hacer, y eso, en principio, tenemos que aceptarlo, no desde el punto de vista de bajar nuestra autoestima y sentirnos profundamente mal, sino entender que bueno, tenemos limitaciones, hay cosas que no podemos hacer.

Hay otra cosa que sí, cuando tenemos deficiencias en algunos aspectos, pues entonces potenciamos otras. Entonces nos convertimos en mejor amantes, sexualmente somos como más creativos, inventamos más y, sin duda alguna, eso es válido. Porque tampoco es que no vamos a tener vida sexual porque estamos gordos, no, de ninguna forma.

También es importante hablar con nuestra pareja, en la medida en, que nosotros conversamos con nuestra pareja y le decimos:

Mira, vale, es que yo no puedo hacer esta posición, mira, yo no puedo hacer esto, mira, me cansé, o mira, ven acá, vamos a hacer tal cosa, vamos a hacer esto otro.

Entonces de esa manera, de alguna forma, en la medida en que nosotros vamos conversando, vamos expresando nuestras emociones, sin duda alguna vamos a tener una mejor sexualidad.

También es fundamental utilizar otros procesos en relación con la sexualidad, no necesariamente el coito, la cópula, tú sabes, yo arriba, tú abajo, no, no. También podemos utilizar juguetes sexuales, podemos utilizar nuestras caricias, nuestros procesos de autogestión, la masturbación. Todos estos aspectos que van ligados a la sexualidad y que no necesariamente implica penetración, coito o cópula, también sirven, y pueden funcionar dentro de la pareja, entonces, en ese sentido, la obesidad sí es un problema, pero no necesariamente debe ser una limitación que nos lleve a cerrarnos completamente a eso.

Sí debemos hablar, sí debemos establecer nuestros procesos del deseo, porque una de las cosas que baja el deseo, es la obesidad y, en ese sentido, es crucial que conversemos, que hablemos, que hablemos de cómo nos sentimos y, sobre todo, que seamos sinceros.

De repente, mi pareja es muy gorda, bueno, vamos a hablar, pero no así: ¡tú eres una piazo e gorda!

No, no, así no vamos a decir absolutamente eso, pero sí, ven acá vamos a buscar formas, tú sabes, de sentirnos mejor, de estar mejor con nuestro cuerpo, o de vernos un poco más sexys, de podernos sentir un poco mejor con el cuerpo que en este momento tenemos, y eso, a través de la comunicación, a través de conversar, es válido.

En consecuencia, hablen, comuníquense, amplíen sus horizontes, ubiquen otras formas de sexo que no necesariamente sea el sexo propiamente dicho como tal, y establezcan, sin duda alguna, una mejor relación con su cuerpo, mientras arreglan el problema de la obesidad, mientras buscan una mejor salida con función a la obesidad, porque al final del camino, no debemos estar obesos, al final del camino, no está bien llegar a esos procesos, a esas estructuras corporales, que no nos permitan tener una vida tranquila, diáfana, y como nosotros realmente lo queremos.

Pero, mientras lo vamos arreglando, vamos teniendo sexo.


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