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¿Eres celoso o tu pareja lo es?
¡Aclaremos algo!
Los celos forman parte de una relación. Es inevitable asumirlo como un hecho inapelable. Y también se dice que los celos son muestra de amor. La verdad es que no siempre son muestra de amor, y les voy a explicar por qué.
Cuando la relación se pone en peligro, o se dan algunas situaciones que pueden atentar contra la estabilidad de la pareja, es normal que vengan ciertos celos, y que formen parte de la relación, sin que eso produzca elementos violentos, agresivos, demostraciones de juicios implacables o una inseguridad infinita.
Cuando estos celos se convierten ya en una cosa totalmente obsesiva, donde la persecución, la paranoia, la angustia, la ansiedad, forman parte de la relación y hacen que esta sea infeliz, entonces estamos hablando de procesos que ya entran a nivel de trastornos emocionales o, incluso, problemas mentales.
Unos celos que llevan a una persona a cometer actos violentos, a hacer cosas totalmente irracionales, a vivir de una manera incivilizada, de ninguna manera son celos normales. Entiéndanlo.
Si en nombre de los celos, alguien va a venir a hacerte daño, a vengarse e intentar silenciarte para siempre, pues, sencillamente hablamos de personas que no están bien emocionalmente. Al final de cuentas, es un tornillo que está flojo, o incluso, varios tornillos.
Es normal que una persona que sanó sus celos tenga un sentido de pertenencia hacia su pareja, un sentido de territorialidad que en el amor siempre es constante.
Esa sensación de “tú eres mía, yo soy tuyo, nuestro amor es para siempre”, forma parte de las relaciones que generalmente son estables.
Pero hasta allí.
Cuando la cosa ya pasa a obsesión, y comienzas a sentir peligro, es momento de buscar ayuda, sin duda alguna.
¿Sufres de celos patológicos o tu pareja, de alguna manera, te hace sentir en peligro constante debido a sus celos? ¡Leeré tu comentario!
Comparte este artículo para ayudar a quien esté pasando por algo así.
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Ni amor ni deseo se obligan: si se acaban, se acaban
El deseo y el amor son aspectos fundamentales en las relaciones de pareja. De hecho, en mi libro #AVecesCupido yo digo que el sexo es la base del amor. Pero por factores hormonales, ambientales y hasta sociales, el deseo puede afectarse. ¿Ese deseo se puede recuperar? Sin duda alguna. Claro que sí.
El amor es un sentimiento profundo que también puede perderse por aspectos psicológicos, ambientales y hasta sociales o religiosos. ¿Se puede recuperar ese amor? Sí, claro que sí.
Es una estafa asegurar que ambos elementos se pueden recuperar. ¿Por qué? Porque cuando el deseo, el amor o ambos se pierden por factores inherentes a la relación (malos tratos, lejanías, discusiones, incompatibilidades, etc) eso se acabó, y créanme que se acabó.
De hecho, lo primero que se acaba es el deseo, ya que, incluso el amor, puede seguir un tiempo más, pero bajo esas circunstancias, cuando ese deseo termina, nada hará que vuelva a renacer.
En consecuencia, siempre es crucial revisar desde dónde fue que se acabaron algunos de estos factores.
¿Se acabó porque hubo muchos maltratos, infidelidades, discusiones, etc? Ya eso se perdió. Fin.
¿Se acabó porque tu marido te exige sexo porque «eres su esposa» y eso a ti no te prende ni con gasolina? Eso se acabó.
¿Se acabó porque te enamoraste de otra persona y ahora es la nueva persona quien te enciende los motores? Eso se terminó.
Aceptarlo es fundamental y te ahorra más sufrimientos que el que terminar una relación ya lleva implícito. Todo lo demás es polvo y paja.
Cuando el amor y el deseo, bajos los aspectos que acá señalo se acaban, pues, se acabaron y ya.
Ahora bien, si ambos tienen la intención de recuperar de alguna manera la relación, y desean darse la oportunidad a ver si encaminan nuevamente la cosa, siempre será mejor buscar ayuda psicológica, tanto individual como de pareja, para explorar esa posibilidad guiados por profesionales.
En todo caso, la terapia ayudará a ambos a recuperar la autoestima perdida en ese proceso de ruptura. Por eso es fundamental acudir al psicólogo, obviamente conmigo o con mi equipo, para reestructurarse y prepararse desde lo emocional para que el amor se vuelva a hacer presente.
Para consultas y asesorías psicológicas, escríbeme a este chat de WhatsApp.
El amor, cuando es amor, te transforma
El amor cuando es verdadero te transforma la vida, y ese transformar va ligado al hecho de hacerte sentir la mejor persona posible dentro de tus propias sombras y debilidades.
Es importante entender que un amor que te hace sufrir está bastante lejos de ser un amor verdadero.
De hecho, cuando estamos hablando de amor, estamos hablando de procesos que van desde lo emocional, actitudinal, y a veces, yo diría hasta espiritual.
El amor está ligado a procesos que están inmersos dentro de nuestras estructuras emocionales ligadas a la felicidad, al placer, y al deseo ineludible de estar junto al otro, no solamente desde el deseo propiamente dicho sino también desde el compromiso más profundo, que es capaz de soportar las dificultades más fuertes que se puedan presentar en la vida.
Ahora bien, cuando hablamos de dificultades, tenemos que tener cuenta que son elementos externos, porque cuando estos problemas se presentan en el propio acto de amar, entonces no estamos hablando de amor, sino de procesos internos que nos llevan a tener sufrimientos, por el hecho de estar con personas que no nos están amando, o que nosotros no estamos amando.
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¿Aceptas a una pareja violenta? Estás siendo violento contigo mismo
Sí. Sin duda alguna, cuando nosotros permitimos violencia de nuestra pareja, estamos siendo violentos con nosotros mismos. Les voy a explicar.
Nadie en su sano juicio va a aceptar violencia contra sí mismo. Esa es una realidad absoluta. Nadie en sus cabales seguiría un minuto al lado de alguien que lo maltrata o agrede. Eso significa que cuando te queda al lado de alguien que te maltrata, lo primero que debes aceptar es que algo no está funcionando bien en ti.
No estás en pleno uso de tu razonamiento, autoestima y dignidad. Hay que partir de ese entendimiento para empezar a sanar este asunto.
Pero ¿qué es que lo que no está bien? Resulta que, al aceptar violencia o maltrato psicológico, tú te estás agrediendo, y eso justamente es lo que tienes que empezar a revisar. ¿Por qué permites la agresión? ¿En qué sentido asocias el amor con la violencia? ¿Por qué te estás castigando a ti misma? Son preguntas fundamentales que pueden irte dando luz en cuanto a las razones que te llevan a estar al lado de alguien violento o agresivo.
Lo que también debes tener claro es que aceptar violencia en nombre del amor, no es amor. Tú no estás al lado de esa persona por amor. Déjate de esos cuentos.
Repito, nadie en su sano juicio acepta maltrato. El amor en nada tiene que ver con eso. Lo que existe es dependencia, sumisión, problemas emocionales o trastornos de personalidad, pero amor como tal, no, amor no. De ninguna manera.
Así que empieza a revisar qué ocurre en ti que eres capaz de aceptar violencia, maltrato y agresión psicológica. Revisa en ti que hace que tú te agredas a ti misma, aceptando agresión del otro. Revisa qué hace que te quedes al lado de quien confunde amor con golpe o insulto.
Ese es el primer paso para empezar a salir de allí.
Sepa.
Y recuerda, nosotros sí sabemos cómo ayudarte. Pide aquí tu consulta.
El trago amargo de entender que no te aman
Esta es una de las cosas más complicadas de entender. Es quizás de los aspectos en las relaciones de pareja que más difícil es de procesar: entender que no te aman.
La tendencia es a pedir amor, atención, cariño y cuidado. Insistimos mil veces, nos ponemos bravos, reclamamos, hacemos malabares para intentar adaptarnos al desamor de la otra persona, hacemos mil cambios, nos hacemos los locos y un sin fin de cosas más para lograr que nos amen, que sean recíprocos, que nos nutran emocionalmente como nosotros pensamos que nutrimos al otro.
Al final siempre se fracasa. Siempre.
Pero cuesta mucho entenderlo, cuesta mucho asumirlo y tomar la decisión de hasta aquí llegamos. La razón es que «a veces» si te aman, a veces si te dan ese beso esperado, ese sexo mágico o ese cariño que necesitas, y esos «a veces» se constituyen en el amarre necesario para que agarres aire y pienses que sí te aman, y continúes en el infierno. Es como que cada pedacito de cielo te hace olvidar el enorme infierno en el que vives.
¿Solución? Dejarse de pendejadas. Se tiene que tomar la decisión e irse.
¿Y saben que es lo más paradójico? Que cuando te vas, esa persona que no te estaba dando amor, pide que no la dejes y que deben seguir. Es la cosa más sádica que se puede ver, pero así ocurre, y no debes dejarte. Debes alejarte y terminar esa historia.
Cuando no hay amor, debes aceptar que no lo hay, y si no te sientes amado, debes respetarte e irte de un sitio que lo único que va a producir en ti es dolor y sufrimiento.





