Sexualidad no sincronizada en la pareja

Muchas veces los problemas de pareja tienen que ver directamente con una sexualidad que no está bien sincronizada. De alguna forma, uno tiene mucho deseo, el otro tiene poco, no sabemos cuándo tenemos el mismo tiempo, si en la mañana o en la noche y, al final de cuentas, se nos enreda el papagayo.

La sexualidad puede ser un problema que mata el amor, así que hay que hablar de eso.

Cuando nosotros hablamos de la sexualidad, estamos hablando de deseo, estamos hablando de pasión, estamos hablando de química, de atractivo, de cosita, ¿de acuerdo? Cuando estamos hablando de eso, no siempre estamos igual, eso es lo primero que tenemos que entender.

Nuestro día a día hace que, de alguna forma, nuestra sexualidad no esté presente permanentemente, hay veces que tenemos mucho deseo y hay veces en que no tenemos tanto deseo. También tiene que ver con nuestros ciclos hormonales, sobre todo en las mujeres, okey. Dependiendo del ciclo hormonal, pues habrá más deseo o menos deseo.

En el caso de los hombres, la ansiedad, el estrés, la angustia, los problemas económicos, las dificultades, toda esa serie de temas traen como consecuencia que la sexualidad también pueda ser difícil.

Todos esos elementos tienen que ser tomados en cuenta, porque muchas veces cuando agarramos y decimos que hay poco deseo, mucho deseo, ¡no es que el amor está mal!, ¡es que la pareja tiene problemas!, ¡es que de alguna manera ya no me desea! ¡tienes otra!, okey, y todo ese tipo de cosas definitivamente es porque no entendemos que la sexualidad no es permanente, no es constante y, en consecuencia, puede tener fluctuaciones.

También tiene que ver con la edad, también tiene que ver con el tiempo juntos, no es lo mismo la sexualidad en una pareja que tienen un año juntos, a la que tiene 21 años juntos, son cosas totalmente diferentes.

También es un mito aquello de que la sexualidad tiene que estar presente siempre, no es así.

Muchos sexólogos andan por ahí medio equivocados, diciendo que la sexualidad tiene que estar presente todo el tiempo, claro, porque no son viejitos todavía, pero cuando lleguen a la vejez se van a dar cuenta de que en la medida en que va pasando el tiempo y las parejas están siendo estables, la sexualidad decae, pero eso no significa que va a decaer el amor, eso no significa que entonces se acabó la pareja porque no hay sexualidad, ¡no, señor!

Hay mucha gente, con mucha edad, que no tienen sexo y les va perfectamente bien en sus relaciones.

Otros disfrutan su cosita, disfrutan su guaguancó, okey. Entonces, en ese aspecto, no todo está escrito y siempre en la pareja tienen que llegar a acuerdos, siempre en la pareja tienen que establecer prioridades de lo que es importante para ellos, lo que los angustia, lo que no, lo que en este momento están viviendo, lo que, de alguna forma, les trae como consecuencia que no saben resolver bien.

Todos esos aspectos están presentes, y cuando ya no se puede solucionar, hay que buscar ayuda profesional, no hay para dónde coger. No estés tardándote en buscar ayuda cuando de repente has hecho toda esta serie de sugerencias y la cosa no te funciona.


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Cómo liberarnos de la obsesión de querer controlarlo todo

Uno de los problemas fundamentales de nuestra vida, chico, es esa necesidad que tenemos de querer controlarlo todo.

Controlamos la vida nuestros hijos, controlamos la vida de nuestra pareja, controlamos nuestra propia vida, intentamos controlarlo todo y que todo sea perfecto “porque si no lo controlamos, nos da angustia”. ¡Ja!

De eso tenemos que hablar.

Esa obsesión por controlarlo todo nos trae por el camino de la amargura. No entendemos que la vida es cambio, no entendemos que la vida es incertidumbre, no asumimos que la vida es como se presenta y no como nosotros queremos que se presente, y ese no asumir nos trae como consecuencia un profundo sufrimiento.

¿Y por qué sufrimos? Oye, porque queremos que todo sea perfecto, que todo sea cuadrado, que sea políticamente correcto, moralmente ético, establecimiento de todas las estructuras como tienen que ser, como debe ser, “porque lo correcto no se negocia” y entonces lo decimos así, chico. Y entonces asumimos la vida, vale, como si fuera línea recta, cuando nuestro mundo es circular, cuando nuestro mundo es redondo. 

Entonces, en ese sentido, de verdad, mira, mi sugerencia, lo digo con todo corazón y con todo el amor del mundo, es: ¡deja la rigidez! Tienes que asumir que la vida es flexibilidad, que la vida es cambio, que la vida es incertidumbre, que uno hace planes, pero bueno, las cosas pueden cambiar, que los pensamientos pueden cambiar.

Mira, el hecho de que tú tengas un criterio hoy, no significa que no lo puedes cambiar pa mañana. El hecho de que tú tengas una idea hoy sobre las cosas que piensas sobre el mundo, mañana puedes cambiarla, mañana puedes tener otra idea.

Ah, bueno, claro, si tú me dices a mí que hoy tienes una idea y mañana tienes otra y pasado tienes otra, bueno, ya tenemos un nivel de inestabilidad emocional, ¿verdad? Ya eso es otra cosa.

Pero en la medida en que pasan los años y tú vas teniendo más experiencia, bueno, evidentemente, tú puedes asumir las ideas diferentes. Entonces, desde las ideas hasta las acciones, hasta los compromisos que nosotros hacemos, todo eso puede cambiar, porque en la medida en que evolucionamos, en la medida en que nuestra vida transcurre, en esa misma medida nosotros tenemos que asumir que los cambios están presentes, que la flexibilidad está presente, que las cosas van cambiando en la medida en que nosotros, incluso, queremos o no queremos.

Así que esa obsesión de quererlo cambiar, controlar todo, tenemos que cambiarla para entender que debemos ser flexibles, que tenemos que ser más sabios, más comprensivos, tratar de ponernos en los zapatos de los demás, entender que hay mil maneras de hacer la misma cosa y que, de alguna forma, si es verdad que nosotros somos inteligentes y sabemos cómo hacer las cosas, pero hay gente que también lo sabe hacer, lo sabe hacer diferente, hay que darle espacio y chance, que la gente lo haga.

En consecuencia, deja la rigidez, sé más flexible y vivirás mejor, te lo prometo.

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Entender que no te aman

Esta es una de las cosas más complicadas de entender. Es quizás de los aspectos en las relaciones de pareja que más difícil es de procesar: entender que no te aman.

La tendencia es a pedir amor, atención, cariño y cuidado. Insistimos mil veces, nos ponemos bravos, reclamamos, hacemos malabares para intentar adaptarnos al desamor de la otra persona, hacemos mil cambios, nos hacemos los locos y un sin fin de cosas más para lograr que nos amen, que sean recíprocos, que nos nutran emocionalmente como nosotros pensamos que nutrimos al otro. Al final siempre se fracasa. Siempre.

Pero cuesta mucho entenderlo, cuesta mucho asumirlo y tomar la decisión de hasta aquí llegamos. La razón es que «a veces» si te aman, a veces si te dan ese beso esperado, ese sexo mágico o ese cariño que necesitas, y esos «a veces» se constituyen en el amarre necesario para que agarres aire y pienses que sí te aman, y continúes en el infierno. Es como que cada pedacito de cielo te hace olvidar el enorme infierno en el que vives.

¿Solución? Dejarse de pendejadas. Se tiene que tomar la decisión e irse.

¿Y saben que es lo más paradójico? Que cuando te vas, esa persona que no te estaba dando amor, pide que no la dejes y que deben seguir. Es la cosa más sádica que se puede ver, pero así ocurre, y no debes dejarte. Debes alejarte y terminar esa historia.

Cuando no hay amor, debes aceptar que no lo hay, y si no te sientes amado, debes respetarte e irte de un sitio que lo único que va a producir en ti es dolor y sufrimiento.


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El miedo a sentir

¿Está usted seguro de que lo siente es verdaderamente lo que siente, o por el contrario, solo siente por que eso es lo que debe sentir?

La mayoría de las personas tienen miedo a sentir.

En mi consulta, la mayoría de las personas desea sentir felicidad, tranquilidad, armonía y amor. La realidad es que sienten cosas totalmente opuestas a lo que desean sentir.

Siempre tienen dentro de su mente la bendita norma a seguir, el cúmulo de restricciones en que vivimos y donde lo sano y correcto es hacer lo que los demás dicen.

Sentimos pero en realidad no lo hacemos, solo pensamos que sentimos.

En cambio existen otro tipo de personas.

Existen personas que se someten a lo que sienten, así sea “malo”.

Sienten el roce de la brisa mañanera que discurre en el despertar de un día próximo a morir en algunas horas más tarde.

Sienten la risa del niño y añoran la suya propia.

Existen personas que han elegido sentir todo lo que puedan, tristeza, ira, amor y alegría, no se paran a medir lo que sienten y sencillamente se permiten sentir en lo más profundo de su ser.

Que caminan por las calles mirando para abajo no por que sientan el peso de la vida, si no con la esperanza de encontrar un tesoro escondido.

Claro, hay personas que solo piensan que sienten y al final solo alucinan el sentimiento, el deber ser los arropa y solo sienten lo que la sociedad manda a sentir.

No los culpo ni los acuso, solo me da un poco de compasión saber que se están perdiendo la mitad de su vida, que mejor es sentir así sea dolor y que, al final, la mejor reflexión que se puede hacer es: ¿De qué me sirvió vivir?

Yo prefiero sentir aunque no me guste lo que en este momento siento.

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Sobre ser padres…

Sin duda alguna, la buena crianza es una de las cosas más difíciles de lograr. En mi visión de las cosas, los hijos serán en gran medida lo que vean en su propia familia, en su madre y en su padre, y cómo ellos se relacionan consigo mismos en sus roles de padres y de pareja.

A muchos padres les cuesta un mundo ejercer ese rol, la responsabilidad parece agobiarlos.

Existen padres que intentan controlar con manipulaciones culposas a los hijos. Esto genera mucha rabia.

Un hijo se formará débil y dependiente si sus padres no lo enseñan a tener tolerancia a la frustración.

¿Quieres un hijo tiránico? Dale todo.

Existen padres que creen que la autoridad es solo pegar gritos y golpear. Más bien eso socava el respeto y genera resentimiento.

No quieres que tus hijos caigan en drogas, pero resulta que tú bebes en exceso. Estás dando un doble mensaje.

Existen padres con tanto miedo a la vida, que convierten a sus hijos en unos inseguros.

Las escuelas para padres solo orientan, pero la verdadera paternidad está en tu corazón, en tu buena voluntad.

Si les enseñas a tus hijos tus valores, vivirán como lo haces tú.

¿Eres feliz con tu vida? Sé feliz y enseña felicidad. Ese es el camino.


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Nada más difícil que terminar una relación: reflexiones

Sin duda alguna, una ruptura es un momento duro, no solo lleno de culpabilidad y temores, sino de rabia también.

Terminar con alguien es siempre un “atragantao” mezclado con “sácalo todo” y ligado con “mírame y no me toques”.

Es un mito que hombre no termina con mujer. De hecho el hombre que aún queriendo no lo hace, es un cobarde.

A veces terminar con alguien tiene clichés como “vamos a darnos un tiempo” o “vamos a pensarlo”. Mitigan el dolor pero nada más.

A veces el amor, de forma inexplicable, se acaba, y terminar se torna en un proceso culposo de “¿Y ahora cómo le explico?”

Nada más difícil para una mujer que un hombre le llore desconsoladamente e implore que no terminen.

Qué sensación tan desgraciada es cuando a uno lo terminan. No hay nada que describa lo humillado que te sientes.

En fin, terminar una relación duele, y mucho, pero no hacerlo cuando las condiciones obligan duele mucho más.


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