5 claves emocionales para emigrar

Emigrar siempre es un problema, porque nadie emigra de un sitio que ama, nunca emigra de un sitio donde está bien, uno nunca emigra de un sitio donde se siente feliz, donde se siente pleno, donde se siente absolutamente prospero.

La verdad verdadera es que la gente no emigra porque es feliz donde está, la gente emigra generalmente porque siente que ya no puede estar donde quisiera estar, que es su país.

Yo creo que emigrar tiene que ver con muchos componentes psicológicos y aspectos emocionales. Al final del camino, todo se reduce a un proceso de duelo.

Me refiero a un proceso de desapego que trae como consecuencia la tristeza, la desesperación en algunos casos y, desde mi punto de vista, creo que muchas veces produce una tristeza que se convierte en una forma de vida durante mucho tiempo dentro del proceso migratorio.

Eso es lo que nosotros llamamos trastorno de adaptación, y ese trastorno de adaptación tiene que ver directamente con el hecho de experimentar tantas emociones que tenemos, pues, pareciera que no estamos ni en el sitio donde salimos, ni en el sitio donde entramos.

Es como si fuese un proceso en el que no perteneces a ningún sitio, donde emocionalmente no estás en ningún sitio. Para mí, el trastorno de emigración tiene que ver con un duelo que no se procesa, y tiene que ver también con todas las cosas que dejamos afuera, con todas las cosas que dejamos atrás, y es como una especie de felicidad a la mitad.

¿Por qué felicidad a la mitad? Porque, de repente, empiezas a adaptarte al sitio donde estás, al sitio donde te encuentras, pero, por otro lado, extrañas todo lo que tiene que ver con los procesos de tu vida que tuviste que dejar atrás, y que extrañas a tus seres queridos, los olores, los colores, la música, todo.

Emigrar siempre es un proceso sumamente complicado, sumamente difícil, que implica una gran responsabilidad a la hora de tomar la decisión, y de mantenerse en esa decisión.

¿Cómo podemos hacer para procesar mejor y superar el trastorno de emigración?

Primero: tienes que aceptar que cambiaste un sitio por otro, tienes que aceptar que te moviste. Es un proceso que implica quitar la negación y producir la aceptación de que, al final del cuento, te mudaste, te moviste de un país a otro.

Segundo: tienes que entender que vas a vivir en un duelo, que vas a vivir en un proceso de desapego, un proceso que tiene que ver con muchos aspectos que se dejan atrás y muchos aspectos que se acogen. Y ese proceso que tiene que ver con la integración en todo, produce un duelo. Un duelo que se parece bastante a la depresión, que se parece bastante a la melancolía.

Tercero: tienes que aceptar que tienes que mantenerte en comunicación constante vía virtual. ¡Menos mal que existe la tecnología, menos mal que existen estos procesos donde podemos comunicarnos los unos con los otros! Tienes que aumentar eso, tienes que producir una mayor comunicación, para que, de alguna forma, esa sensación de falta, de añoranza, no esté.

Cuarto: tienes que establecerte en el sitio donde estás y sentirte como si ese lugar fuese tuyo. Esto, quizás, es la parte más complicada, es una de las partes más difíciles, porque uno lo siente como una especie de traición. ¡Y no lo es!

En consecuencia, cuando pienses “caramba, voy a amar esto que no es lo mío”, la respuesta a eso es, Sí. Tienes que empezar a hacerlo, porque si no amas, si no quieres el sitio nuevo donde estás, jamás te vas a adaptar. Intégrate al lugar, a la nueva cultura, con alegría y gratitud y flexibilidad.

Quinto: Y recuerda, si no sabes cómo sobrellevar este duelo, ven a terapia con mi equipo. Elaborar el duelo migratorio y salir de ese estado emocional es totalmente posible. Nosotros sabemos cómo ayudarte.

Regresar a tu país tras emigrar ¿es un fracaso?

Muchas veces emigramos, nos va mal, y entonces pensamos en regresar. Y esa es una de las situaciones más complicadas, porque básicamente, es como que si hubiésemos fracasado en el hecho de querer tener una mejor calidad de vida y no lograrlo, y lo que es peor, regresarte a un sitio del cual querías inicialmente salir.

Miren, muchas veces, y lo digo yo por emigrante, muchas veces pues, salimos de nuestro país buscando una mejor calidad de vida, intentando que nos vaya mejor y desarrollar nuevos destinos, y resulta que nos va mal, que no va mal y entonces la única opción que tenemos es regresarnos, y no necesariamente al sitio donde nos vamos a regresar mejoró.

De hecho, por lo menos la experiencia venezolana, no, no mejoró, más bien empeoró.

Entonces, en ese sentido, ese es un dilema, porque entran dos sentimientos que son fundamentales.

El primero es la sensación de fracaso, la sensación de que no lograste hacer lo que querías hacer. Y, por otro lado, regresar a un sitio del cual siempre quisiste irte, o no siempre quisiste irte, pero te quisiste ir en un momento determinado.

Esas dos emociones, esos dos sentimientos, van a producir un impasse emocional que puede detenerte, puedes desorganizarte, y puede ser que, de alguna forma, no tengas las ideas bien claras y bien definidas.

¿Qué debemos hacer al respecto?

En primer lugar, es importante agotar todos los recursos.

Agotar todos los recursos significa intentar hacer todo lo necesario para surgir, hacer todo lo necesario para poder lograr tener una mejor calidad de vida y generar un mejor destino para ti.

Luchar, constancia, disciplina, responsabilidad, son los elementos fundamentales para intentar lograr tener éxito en la vida.

No hay atajos, no hay fórmulas mágicas, es a punta de constancia y esfuerzo con que uno logra las cosas.

¿No lo lograste hacer,y llegaste a la conclusión de que tienes que

devolverte? Míralo como una nueva emigración.

Míralo como devolverte también a un país de tránsito, aunque sea tu propio país.

Muchas personas cometen el error de devolverse a su país pensando que eso es una solución definitiva y que ya no hay más

nada que hacer, y que regresaron, fracasaron a donde se fueron y regresaron y ya se acabó, no.

No tiene por qué ser así, puedes volver a tu país, y luego agarrar nuevos bríos, nuevas fórmulas, nuevas maneras de hacer las cosas, y volver a salir.

Sí, que es complicado. Sí, que es tedioso. Sí, que, bueno, que cuánto tiempo vas a pasar emigrando.

Eso tiene que ver con tu capacidad de decisión, tiene que ver con tu capacidad de esfuerzo, tiene que ver con tu constancia y tu ambición de tener una mejor calidad de vida.

Ahí no hay, insisto, no hay fórmulas mágicas que pueden ayudarte.

Regresar a tu país no es un fracaso.

Regresar a tu país, no es que no pudiste hacer las cosas buenas.

Es como todo en la vida, a veces nos va bien, y a veces nos va

mal.

Regresar a tu país no significa que tú retrocediste en un proceso determinado, significa que, sencillamente, sigues buscando alternativas para tu vida y sigues buscando maneras de rehacer tu existencia.

Entonces no lo veas como un fracaso.

No lo veas como una cosa profundamente negativa y, sobre todo,

no lo veas como algo que baje tu autoestima.

Míralo desde seguir buscando alternativas, desde seguir buscando fórmulas, desde establecer tus propios puntos de partida y, sobre todo, entender que tú eres el dueño de tu biografía personal.

Nadie puede decirte a ti como tú debes vivir tu vida.

Tú empieza a construir tu propia existencia, y eres, como diría la frase cliché: eres el arquitecto de tu destino, pero esa es una realidad que debes asumir, así que no es un retroceso, es seguramente un nuevo comienzo.


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