¿Sabes cuánto pesa el miedo?

Hoy te vengo a hablar sobre la obesidad y el miedo al contacto, desde mi propia experiencia, como alguien que sufrió de obesidad mórbida. ¿Algunas vez te has preguntado cuánto pesa el miedo? La obesidad está muy vinculada a esa emoción: el miedo.

Sí, alguna vez llegué a pesar más de 200 kilos. Se lee doscientos. Dos. Cero. Cero.

200 kilos de infelicidad. Y mucho miedo. Para qué negarlo.

Antes de entrar en el tema de la obesidad y las emociones, revisemos algunas cifras derivadas de la Organización Mundial de la Salud, en torno a esta enfermedad:

  • Desde 1975, la obesidad se ha casi triplicado en todo el mundo.
  • En 2016, más de 1900 millones de adultos de 18 o más años tenían sobrepeso, de los cuales, más de 650 millones eran obesos.
  • En 2016, el 39% de las personas adultas de 18 o más años tenían sobrepeso, y el 13% eran obesas.
  • La mayoría de la población mundial vive en países donde el sobrepeso y la obesidad se cobran más vidas de personas que la insuficiencia ponderal.
  • En 2016, 41 millones de niños menores de cinco años tenían sobrepeso o eran obesos.
  • En 2016 había más de 340 millones de niños y adolescentes (de 5 a 19 años) con sobrepeso u obesidad.
  • La obesidad puede prevenirse. ¡Nada más cierto!

Lo que pesas tiene mucho que ver con tus emociones

Un aspecto característico de los obesos es la incapacidad para hacer contacto con sus emociones, sobre todo las negativas. Recurren a la comida como elemento aliviador de esas emociones.

Comen porque no quieren sentir, lo cual siempre fracasa, ya que, aunque “no sientan” la rabia, tristeza o miedo del momento, después del atracón, terminan sintiendo una culpa infinita.

Se sienten acomplejados y, en consecuencia, evitan compartir esas emociones con los demás. Generalmente los gorditos son chistosos, alegres y el “alma de la fiesta”.

Llenamos de comportamiento “aceptados” los espacios sociales a fin de que nadie nos vea como en realidad somos.

¿Sabes cuánto pesa el miedo?

Los obesos se convierten en excelentes consejeros, cuando en muchos casos sus vidas son un caos apocalíptico.

Hacen eso porque mirando el problema de los demás, dejan de ver el propio. Yo no conozco obeso con buena autoestima.

Por último, otro comportamiento que forma parte de muchos de los obesos es la sempiterna necesidad de conseguirse parejas inseguras.

Pareciera que son adictos a unirse a personas celosas, obsesivas, codependientes y demás yerbas aromáticas.

Pareciera que necesitan que estén pendiente de ellos, no importa si es patológicamente pendientes, igualmente no ponen límites a los celos de sus parejas ni marcan fronteras en relación con las cosas que no le gustan.

Están tan necesitados de refuerzo y cariño que se someten a cualquier cosa con tal de conseguirlo.

Necesitan la seguridad de una relación, no importa si es dañina y, sobre todo, necesitan no sentirse solos, ya que, en el fondo piensan ¿Y quién se va a fijar en una persona como yo?

Una reflexión sobre lo que más pesa cuando estamos obesos

Ante este pesado panorama les digo ¿Cuánto pesa el miedo? ¡Mucho!

No basta con bajar los kilos, es necesario, yo diría imperativo, sanar las emociones, y no habrá necesidad de esconder esos sentimientos en la comida.

¡Nos vemos en consulta para que descubras en terapia cuánto pesa el miedo!

Nosotros sí sabemos cómo ayudarte. Pide aquí tu consulta.

Entender que no te aman

Esta es una de las cosas más complicadas de entender. Es quizás de los aspectos en las relaciones de pareja que más difícil es de procesar: entender que no te aman.

La tendencia es a pedir amor, atención, cariño y cuidado. Insistimos mil veces, nos ponemos bravos, reclamamos, hacemos malabares para intentar adaptarnos al desamor de la otra persona, hacemos mil cambios, nos hacemos los locos y un sin fin de cosas más para lograr que nos amen, que sean recíprocos, que nos nutran emocionalmente como nosotros pensamos que nutrimos al otro. Al final siempre se fracasa. Siempre.

Pero cuesta mucho entenderlo, cuesta mucho asumirlo y tomar la decisión de hasta aquí llegamos. La razón es que «a veces» si te aman, a veces si te dan ese beso esperado, ese sexo mágico o ese cariño que necesitas, y esos «a veces» se constituyen en el amarre necesario para que agarres aire y pienses que sí te aman, y continúes en el infierno. Es como que cada pedacito de cielo te hace olvidar el enorme infierno en el que vives.

¿Solución? Dejarse de pendejadas. Se tiene que tomar la decisión e irse.

¿Y saben que es lo más paradójico? Que cuando te vas, esa persona que no te estaba dando amor, pide que no la dejes y que deben seguir. Es la cosa más sádica que se puede ver, pero así ocurre, y no debes dejarte. Debes alejarte y terminar esa historia.

Cuando no hay amor, debes aceptar que no lo hay, y si no te sientes amado, debes respetarte e irte de un sitio que lo único que va a producir en ti es dolor y sufrimiento.


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El miedo a sentir

¿Está usted seguro de que lo siente es verdaderamente lo que siente, o por el contrario, solo siente por que eso es lo que debe sentir?

La mayoría de las personas tienen miedo a sentir.

En mi consulta, la mayoría de las personas desea sentir felicidad, tranquilidad, armonía y amor. La realidad es que sienten cosas totalmente opuestas a lo que desean sentir.

Siempre tienen dentro de su mente la bendita norma a seguir, el cúmulo de restricciones en que vivimos y donde lo sano y correcto es hacer lo que los demás dicen.

Sentimos pero en realidad no lo hacemos, solo pensamos que sentimos.

En cambio existen otro tipo de personas.

Existen personas que se someten a lo que sienten, así sea “malo”.

Sienten el roce de la brisa mañanera que discurre en el despertar de un día próximo a morir en algunas horas más tarde.

Sienten la risa del niño y añoran la suya propia.

Existen personas que han elegido sentir todo lo que puedan, tristeza, ira, amor y alegría, no se paran a medir lo que sienten y sencillamente se permiten sentir en lo más profundo de su ser.

Que caminan por las calles mirando para abajo no por que sientan el peso de la vida, si no con la esperanza de encontrar un tesoro escondido.

Claro, hay personas que solo piensan que sienten y al final solo alucinan el sentimiento, el deber ser los arropa y solo sienten lo que la sociedad manda a sentir.

No los culpo ni los acuso, solo me da un poco de compasión saber que se están perdiendo la mitad de su vida, que mejor es sentir así sea dolor y que, al final, la mejor reflexión que se puede hacer es: ¿De qué me sirvió vivir?

Yo prefiero sentir aunque no me guste lo que en este momento siento.

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Sobre ser padres…

Sin duda alguna, la buena crianza es una de las cosas más difíciles de lograr. En mi visión de las cosas, los hijos serán en gran medida lo que vean en su propia familia, en su madre y en su padre, y cómo ellos se relacionan consigo mismos en sus roles de padres y de pareja.

A muchos padres les cuesta un mundo ejercer ese rol, la responsabilidad parece agobiarlos.

Existen padres que intentan controlar con manipulaciones culposas a los hijos. Esto genera mucha rabia.

Un hijo se formará débil y dependiente si sus padres no lo enseñan a tener tolerancia a la frustración.

¿Quieres un hijo tiránico? Dale todo.

Existen padres que creen que la autoridad es solo pegar gritos y golpear. Más bien eso socava el respeto y genera resentimiento.

No quieres que tus hijos caigan en drogas, pero resulta que tú bebes en exceso. Estás dando un doble mensaje.

Existen padres con tanto miedo a la vida, que convierten a sus hijos en unos inseguros.

Las escuelas para padres solo orientan, pero la verdadera paternidad está en tu corazón, en tu buena voluntad.

Si les enseñas a tus hijos tus valores, vivirán como lo haces tú.

¿Eres feliz con tu vida? Sé feliz y enseña felicidad. Ese es el camino.


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¿Le temes a la soledad?

Noto a tanta gente desesperada por el amor. Es como si la soledad doliera. Es como si, de alguna forma, la sensación de no tener una pareja o compañero, o no tener a una persona que esté al lado tuyo, entonces, sencillamente el mundo se acabó. El autobús te dejó y te quedaste para vestir santos.

Eso es un error.

Eso definitivamente es un convencionalismo social de una moral retrógrada de una sociedad que ya no existe.

Las relaciones de amor van y vienen. Las relaciones de amor están o no están. Y realmente, en los momentos de soledad es cuando uno se prepara para recibir un amor diferente.

Es en los momentos de soledad, cuando uno reflexiona, cuando uno entiende, cuando uno procesa. No solamente los temas de soledad, si no también cuando uno está en pareja.

Miren, muchas veces cuando estamos en relaciones de pareja, pues, tenemos problemas, tenemos conflictos, tenemos situaciones negativas.

En consecuencia, muchas veces necesitamos como un pequeño espacio, un pequeño momento de soledad para decir, “ya va, un momentico”. ¿Qué está pasando? ¿Qué estoy haciendo? ¿Cuáles son mis comportamientos anómalos en esta situación?

Y, cuando no tenemos pareja, pues, sencillamente estamos abriendo un espacio con nosotros mismos, para amarnos, para elevar nuestra autoestima, para desarrollar nuestra capacidad amatoria, justamente para recibir el nuevo amor.

El hecho de estar en soledad, no significa que usted tiene que estar desesperado por una relación. El hecho de estar en soledad, no implica que ella duele o que ella es mala, o que ella es absolutamente negativa.

Y les voy a decir un secreto más.

Cuando estamos desesperados por amor, generalmente la soledad es más profunda. Cuando estamos desesperados buscando una pareja, conseguimos al peor bicho de uña o bicha de uña que se nos acerca. Cuando estamos desesperados por pareja, nuestra autoestima se destruye y somos capaces de recibir cualquier cosa, con tal de que medio nos ame, para sentir entonces, que nosotros somos personas somos susceptibles del amor.

Estar desesperado por amor, es también una manera de no amarse a sí mismo.

Lleve.

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Nada más difícil que terminar una relación: reflexiones

Sin duda alguna, una ruptura es un momento duro, no solo lleno de culpabilidad y temores, sino de rabia también.

Terminar con alguien es siempre un “atragantao” mezclado con “sácalo todo” y ligado con “mírame y no me toques”.

Es un mito que hombre no termina con mujer. De hecho el hombre que aún queriendo no lo hace, es un cobarde.

A veces terminar con alguien tiene clichés como “vamos a darnos un tiempo” o “vamos a pensarlo”. Mitigan el dolor pero nada más.

A veces el amor, de forma inexplicable, se acaba, y terminar se torna en un proceso culposo de “¿Y ahora cómo le explico?”

Nada más difícil para una mujer que un hombre le llore desconsoladamente e implore que no terminen.

Qué sensación tan desgraciada es cuando a uno lo terminan. No hay nada que describa lo humillado que te sientes.

En fin, terminar una relación duele, y mucho, pero no hacerlo cuando las condiciones obligan duele mucho más.


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