En tiempos complicados nos cuesta soñar. En medio de problemas personales, sociales o mundiales, mientras las situaciones van ocurriendo, tenemos tendencia a ir perdiendo esperanzas y asumir el pesimismo como si eso fuese realismo.
Adicional a eso, admiramos a quienes sueñan, son optimistas y que, a pesar de las adversidades, cumplen sus sueños, pero lo hacemos desde nuestro lugar emocional de sufrimiento y pesimismo.
Salir de esta situación requiere valor, valor desde lo emocional, ya que tener esperanzas en medio de las dificultades, solo pueden hacerlo los valientes.
En consecuencia, no te quedes admirando a la gente que hace realidad sus sueños, conviértete en una, empezando por sacudirte la autocompasión, erradicar el pesimismo y mirar hacia el futuro con ojos de posibilidad.




