¿Qué pasa cuando tememos a la opinión de los demás? 

Miren, cuando nuestra autoestima depende de los demás, somos esclavos del qué dirán y hasta nos quita el sueño lo que fulanito, perencejo o sutanejo opine sobre nosotros.

Es fundamental entender que el rechazo forma parte de la vida. De hecho, es un derecho y, a la vez, es un deber. 

Muchos le temen tanto al rechazo de los demás que van por la vida en “modo sumiso” precisamente por el miedo espantoso que sienten ante la aprobación de los demás. 

¿Qué pasa cuando tememos a la opinión de los demás? 

  • Nos convertimos en víctimas lastimosas de quien tenga una opinión negativa sobre nosotros. 
  • Convertimos nuestra vida en un ejemplo claro de sumisión, esclavitud e hipocresía.
  • Somos capaces de someternos a cualquier acomplejado que nos escogió para pisotearnos, en vez de entender que a mayor nivel de temor al rechazo y a la opinión ajena, mayor nivel de despersonalización sufrimos. 
  • Dejamos de ser nosotros para convertirnos en lo que los demás esperan de nosotros. Somos capaces de mentir de forma incluso patológica solo por el temor al qué dirán. 

¿Quieres dominar tu mundo? Entonces el temor al qué dirán no puede estar en tu personalidad.

Ser uno mismo siempre te va a llevar a vivir el rechazo, incluso de tus seres más queridos. Mientras ves al que te rechaza con contemplación pasiva y solo le dices “acepto tu rechazo, ahora vete”, lo dominarás por siempre.

Y, ojo, no se trata de que no te importe lo que opinen los demás de ti, se trata de que lo que opinen de ti no te domine.

¿Conclusión? 

El día que puedas convivir con el rechazo y las opiniones adversas sobre ti, sin por ello sentir que tu mundo se acaba, ese día habrás conquistado tu universo personal.

No te sometas al rechazo, convive con él y entiende que él está allí para probar de qué madera está hecha tu autoestima.

Sé esa persona fuerte capaz de agarrar el miedo al qué dirán y convertirlo en “paquete no llegado a destino”.

Lleve.

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Y como siempre digo, si esto no lo puedes lograr, para eso estamos los psicólogos. Te esperamos en consulta.

Si estás motivado, lo imposible no existe

Existen personas que nos enseñan de forma permanente que no existen limitaciones cuando la motivación es grande.

Admiramos a los seres que convierten sus sueños realidad, pero muchas veces, ni a soñar nos atrevemos. Muchas veces en televisión o en las redes sociales vemos a gente lograr grandes hazañas, mientras rumiamos nuestras penas y nos quejamos de la vida.

La motivación es una emoción tan fuerte como el amor y el odio. Estoy totalmente convencido de que lo imposible, generalmente, es la forma de vivir de los cobardes.

De hecho, me parece imposible, después de ver la hazaña de muchas personas, pensar que hay algo imposible.

No importa si la motivación explica o no todo en la vida. Si estás motivado, le dejas la filosofía a los demás mientras tú logras cosas a través de las acciones.

No se puede lograr nada sino estas motivado. Bueno sí, sí se puede lograr algo: ¡fracasar!

Cuando entiendes que la fuerza humana radica en el alma y no en el cerebro, quizás puedas entender algo de lo humano…somos imparables si tenemos la estructura de personalidad, la disciplina y la motivación correctas.

¿Sientes que necesitas ayuda para elevar tu motivación? Ven a terapia. Estamos para ti. Toca aquí para atenderte.

El tiempos de los débiles de personalidad

Estamos en una sociedad en la que todo el mundo se ofende por cualquier cosa, donde la susceptibilidad, no es susceptibilidad, sino debilidad de personalidad.

Ahora con el tema de la inclusión y entendernos todos y aceptarnos todos, al final, no aceptamos a nadie.

No queremos opiniones diferentes, y cualquier cosa que escuchamos o leemos que no va de acuerdo con nosotros, inmediatamente nos hace sentir ofendidos y empezamos con la cultura de la cancelación.

En nombre de la libertad, resulta que nos hemos convertido en represores, y en medio de esa ilógica libertad, de esa total e incongruente forma de aspirar a la inclusión, generamos una sociedad en la que un tipo sale con un arma a matar chamos en los colegios, generamos una sociedad donde la violencia se hace más grande, donde la guerra la pasan por televisión mientras te desayunas, mientras matan a miles y miles de civiles con bombardeos indiscriminados.

Vivimos en una sociedad donde el asesinato, la muerte, el robo y la destrucción, forman parte de nuestra vida, mientras nosotros estamos peleando por si le decimos niños a los niños, o le decimos niñes, por aquello de que no se sientan ofendidos, para que se incluyan dentro de toda una sociedad que, al final de cuentas, no está en la inclusión, sino sencillamente en la represión.

Es importante, volver a la disciplina, volver al orden, volver a tenerle miedo a la ley. Es importante empezar a respetar al policía, respetar al militar, establecer y respetar las instituciones, empezar a sentir el temor que todo delincuente debe sentir al ser descubierto.

Debemos empezar a fortalecer nuestra personalidad, a tener tolerancia a la frustración, a vivir en una sociedad que tenga normas, principios, reglas, y que exista miedo a no cumplirlas, a que entendamos que la libertad tiene límites, que entendamos que la inclusión no significa libertinaje, y que los procesos de vida tienen que ser aceptados, siempre y cuando no afecten los procesos de vida de los demás.

Sepa.

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El secreto para la paz mental

Esperar que los demás hagan lo que nosotros haríamos, es una de las fórmulas perfectas para angustiarte y llenarte de ansiedad, además de frustrarte profundamente, porque si hay algo casi imposible, es lograr eso.

Todas las personas actuamos dependiendo de las circunstancias que vivimos, de las emociones que tenemos, y de los valores y principios con los cuales regimos nuestra vida.

En consecuencia, esperar que los demás actúen como nosotros lo haríamos, es creer que hay una persona que es igual a nosotros.

En promedio, eso es prácticamente imposible.

Uno es dueño de sus propios actos, es decir, cada uno de nosotros es responsable, no sólo de lo que hacemos, sino también de las consecuencias de lo que hacemos.

Esto significa que somos los dueños de nuestro destino, y los propios escritores de nuestra biografía. Entender eso va a llevarnos a la calma, a la paz que implica tener la responsabilidad de nuestra vida, y la madurez para entender que la frustración que nace de esperar de otros, lo que nosotros damos, es insostenible y en consecuencia ineficaz. Una perdida total de tiempo.

Cuando nosotros somos capaces de esperar lo que sólo nosotros hacemos, entonces en ese justo momento nos hemos convertido en los capitanes de nuestra propia vida.

Lleve.

Y como siempre digo, si esto no lo puedes lograr, para eso estamos los psicólogos. Te esperamos en consulta.

Si no está en tus manos, que tampoco esté en tu cabeza

Muchas veces somos prisioneros de nuestra cabeza con relación a mil pensamientos que tenemos sobre cosas que realmente no podemos controlar.

En ese sentido, nos llenamos de ansiedad ante situaciones que realmente ni siquiera deberían ser atajadas.

Entender la diferencia entre aquello que podemos controlar, y aquello que no, es la diferencia entre ser una persona inteligente o ser una persona que no sabe resolver sus problemas.

Muchas veces vivimos angustiados por situaciones que realmente no lo ameritan, pero que en nuestra cabeza no dejan de estar presente, como pensamientos intrusivos que nunca nos dejan tranquilos.

Entonces la solución siempre estará en entender cuáles son las situaciones que nosotros realmente podemos manejar, y cuáles son aquellas que definitivamente no podemos.

Justamente ante aquellas situaciones que no podemos manejar, una persona inteligente es la que buscará ayuda para poder lograr solucionarlas.

Sepa.


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Soy de pocos amigos y te voy a decir por qué

Yo tengo dificultad para tener amigos, varias veces lo he dicho acá. Mi personalidad no es fácil y yo reconozco que tiendo a ser bastante duro y abierto en la expresión de mis sentimientos, cosa que en mi experiencia, nunca es buena en la amistad.

La mayoría de los amigos que he perdido nacen de que yo expreso mis emociones, comunico mis necesidades emocionales y digo claramente lo que me gusta o no de algo, y eso, la verdad, jamás ha sido bueno para mantener amistades. Además hay otro problema en ese sentido: no pienso cambiar eso.

Pero hay amigos que sí tengo y que son igual que yo en ese sentido. También me expresan lo que sienten, dicen honestamente sus emociones y son capaces de criticarme sin misericordia, pero siempre con total buena intención. Esos amigos son recíprocos conmigo. Para mí, son los mejores amigos, pero eso sí, son pocos, muy pocos.

Tengo un concepto muy claro de la amistad: tiene que ser recíproca. Si lo que yo envío no es devuelto en igual medida, en mi visión de la vida, eso no es amistad. Eso también vale para el amor, y la amistad es una forma de amor. Sin reciprocidad, entonces no. Definitivamente no.

Otra cosa que para mí es fundamental, es la crítica. Yo no temo que mis amigos (los que yo considero amigos) me critiquen o emitan juicios sobre mi. Al contrario, los valoro profundamente, porque sé que vienen con buenas intenciones y vienen desde el amor.

Jamás soy defensivo ante las críticas y juicios de mis buenos amigos. No siempre los tomo, ya que tengo mi propio criterio sobre las cosas, pero siempre respeto sus visiones, críticas y juicios porque sé exactamente que nacen de querer que yo sea mejor persona o mejore cosas de mi.

Esos son buenos amigos.

Así que allí les dejo la reflexión: si la amistad no es recíproca, deja esa amistad. Si no te devuelven lo que das, sal de allí, y si tus amigos no acogen tus críticas como tú acoges las de ellos, mejor dejarlos que se estrellen solos. Tu amistad es valiosa, no la desperdicies en personas que no van a tomar en cuenta eso.


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