Más que palabras, el amor son acciones

El amor no son solo palabras. El amor necesita de acciones. De hecho, cuando nosotros solo hablamos del amor, y expresamos el amor, sin acciones, es definitivamente un cuento, una paja, puro gamelote.

El amor se expresa en acciones y esas acciones tienen que ver, generalmente, con actos ligados al amor, también a la comprensión, al entendimiento, a la comunicación, al respeto. 

El amor implica acciones, no solo palabras. Y, aunque es necesario escuchar expresiones relacionadas al amor, o son necesarias las poesías, las cursilerías, y todas aquellas frases que nos decimos desde el punto de vista del amor, sino vienen a través de acciones, no vale de nada.

Las acciones en el amor muchas veces tienen que ver con sacrificios, tienen que ver con dar un paso atrás, tienen que ver con la humildad, con bajar el ego, con asumir posturas que, a veces, no quisiéramos, incluso, las acciones del amor tienen que ver con asumir algunas cadenas que nosotros libremente escogemos.  

Las acciones del amor tienen que ver, generalmente, con cosas que nosotros otorgamos. El amor es dar, siempre dar.

Cuando nosotros hablamos desde el amor, o solamente decimos palabras bonitas, o decimos ¡te amo! pero nuestras acciones no son correspondientes a eso, sencillamente estamos siendo hipócritas, estamos engañando, no somos verdaderos.

Cuando somos egoístas, cuando asumimos posturas personalistas, cuando somos individualistas, cuando solo pensamos en nuestro beneficio, en nuestro sentimiento, nuestros dolores, nuestras carencias, y no nos importa las emociones del otro, lo que el otro vive, lo que el otro piensa o siente, pudiéramos decir un ¡te amo! maravilloso y nuestra acción, sencillamente, será una mierda.

Lleve.


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Ante la depresión ¿psiquiatra o psicólogo?

Si estamos hablando de depresión, primero, vaya al psicólogo.

¿Por qué? Porque el psicólogo va a determinar con evaluaciones y consulta el diagnóstico, la génesis del problema. Adicionalmente va a determinar la calidad y cantidad de pensamiento suicida que esta enfermedad también tiene asociada.

Luego irá al psiquiatra, quien seguramente va a medicar para restaurar sus procesos biológicos, y usted no debe tener miedo a eso.

Ni se hará dependiente, ni se volverá «bobo por las pepas».

Usted seguirá yendo a terapia psicológica al menos 3 meses (tratamiento cognitivo conductual), y al psiquiatra, una vez al mes por seis meses a un año, dependiendo de la duración del tratamiento.

Así que deje la tontería de no buscar ayuda para su depresión, no se sienta menos por estar deprimido, dele un respiro a su familia (la familia del deprimido sufre y se molesta mucho también), y acuda al especialista, el cual si es bueno (porque en toda profesión hay unos piratas que ni le cuento y en psicología también), lo va a ayudar a sanar.

Sepa.



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¿Mi esposa y yo estamos separados?

Muchas personas me han preguntado si mi esposa y yo estamos separados. La respuesta es sí.

Nos hemos separado de andar mostrando el amor en redes sociales, de alardear nuestro infinito amor o nuestra maravillosa relación. Nos hemos separado de decirles a uds. que nosotros nos amamos y todo eso.

¿Por qué? Porque nada de eso es así.

Mi esposa y yo hemos tenido peleas, discusiones, tristezas. Hemos tenido crisis, rollos, separaciones momentáneas y conflictos. No siempre nos amamos, no siempre tenemos vidas perfectas, a veces ella me odia un poco y yo a ella.

A veces no nos queremos ver y más bien provoca irse lejos. De hecho, a veces, incluso, hasta provoca buscarse otra pareja.

¿Qué significa eso?

Que somos gente normal. Que vivimos una relación con nuestras propias reglas, con nuestros propios convenios. Ella y yo vivimos una vida bastante poco convencional. Tenemos nuestros acuerdos y maneras de vivir.

Entonces sí, nos separamos de hacer lo que la mayoría hace acá en redes sociales: mostrarse perfectos en vez de mostrarse reales.

Así que no sigan preguntando si nos separamos o no.

Pregúntense ustedes mismos si son felices donde están, con sus parejas o solos. Pregúntense eso ustedes. Es lo que realmente importa.

Si mi esposa y yo nos separamos, jamás haremos «un comunicado», jamás lo vamos a anunciar, y sencillamente la verán a ella saliendo con un moreno (a ella le fascina el cantante Seal), y a mi me verán fundando una mansión Playboy (tengo que inventar un nombre en esa fantasía). Me verán viajando por el mundo y a ella, comprando carteras de lujo en capitales del mundo. O incluso, hasta nos verán viviendo quizás una relación poliamorosa o más bien solos, en la casa, pero en cuartos separados.

¿Qué quiero decir con eso?

Que nuestra relación o no, es a puertas cerradas y que vivimos la vida que hemos elegido vivir, en la forma que queremos, de la manera que queremos, y no a la luz del morbo de las redes sociales, donde si no apareces en foto feliz, entonces «¡ay, se separaron!»

Por último, hoy estamos de aniversario. Una vida juntos y a veces también separados. ❤️


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No hay amores superficiales. Lo que sí hay es gente superficial diciendo te amo…

¡Y gente necesitada creyéndoselo!

Muchos de los amores que se plantean actualmente, están basados en un proceso natural de búsqueda sensual y se alejan del verdadero compromiso que implica estar unidos.

Hay quienes lanzan al viento un «te amo» como si fuera un simple saludo de cortesía. Pero la verdad es que no hay amores superficiales, lo que hay son palabras vacías y gente superficial que juega con los sentimientos de los demás.

Y ahí están los necesitados, los que caen en el juego y se creen todas esas promesas falsas. Gente que se deja llevar por palabras bonitas y cuentos de camino, sin ver más allá de la superficie, sin cuestionar si realmente hay amor o solo una ilusión efímera.

No hay amores superficiales. Lo que sí hay es gente superficial diciendo te amo.

Es fundamental no dejarse llevar por el discurso vacío de quienes no saben amar de verdad. Por quienes ofrecen villas y castillos, pero verdaderamente no plantean un compromiso de relación desde el amor, entendiendo que el amor se construye, y no es solo esa cumbre borrascosa, pasional y sexual de los primeros días.

El amor verdadero va más allá de las apariencias y las palabras bonitas. Lo otro son solo amores superficiales.

Desde mi punto de vista, es un mal social que viene a ser una consecuencia de la revolución sexual de los años 60, donde el hedonismo desmesurado comparado sólo con el libertinaje, da paso a una promiscuidad reprimida que sale a la luz en la forma de relaciones superficiales. Y allí entonces está la gente con baja autoestima, necesitada de amor, que se come el cuento, y viene el desastre.

En fin, todo amor que no esté basado en la mutua comprensión, en la mutua aceptación, en el respeto por el otro, el buen trato, el cariño, la búsqueda mutua del placer y la comunicación franca, puede considerarse un amor superficial.

Quien da ese tipo de amor necesita ayuda psicológica. Y quien lo recibe y lo acepta como un amor real y profundo, también.

Lleve.


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Manda lejos al carajo a quien te dice que no te puedes sentir mal en un momento determinado.

Qué fastidio es tener que calarnos a los siempre motivados, eternos sonrientes y los todo lo pueden. ¡Nojoda, vale! Es mi derecho sentirme mal.

Nadie puede venir a decirme que yo tengo que tener mejor humor, que nadie me puede borrar la sonrisa o que tengo que ser resiliente. No me da la gana, chico.

Ahora bien, ¿qué sí debo tener en cuenta? Que ese estado de malestar no puede durarme siempre. Tengo derecho a sentirme mal, pero no puedo quedarme allí. Tengo derecho a llorar, ponerme histérico con el mundo y más, pero es mi deber salir de allí y buscar la mejor forma de llevarlo. Sin duda alguna, tenemos que salir de ese estado emocional, pero que a nadie se le ocurra decirme que yo DEBO sentirme bien, cuando en realidad me siento súper mal.

Así que sal de ese estado, pero que nadie te presione. No te dejes motivar a juro. Hazlo a tu tiempo.

Debes salir de la angustia o de la tristeza, pero tomando en cuenta que la sientes y no negarla. Sal de allí, sí, pero no obligado. A tu tiempo.

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