No hay amores superficiales. Lo que sí hay es gente superficial diciendo te amo…

¡Y gente necesitada creyéndoselo!

Muchos de los amores que se plantean actualmente, están basados en un proceso natural de búsqueda sensual y se alejan del verdadero compromiso que implica estar unidos.

Hay quienes lanzan al viento un «te amo» como si fuera un simple saludo de cortesía. Pero la verdad es que no hay amores superficiales, lo que hay son palabras vacías y gente superficial que juega con los sentimientos de los demás.

Y ahí están los necesitados, los que caen en el juego y se creen todas esas promesas falsas. Gente que se deja llevar por palabras bonitas y cuentos de camino, sin ver más allá de la superficie, sin cuestionar si realmente hay amor o solo una ilusión efímera.

No hay amores superficiales. Lo que sí hay es gente superficial diciendo te amo.

Es fundamental no dejarse llevar por el discurso vacío de quienes no saben amar de verdad. Por quienes ofrecen villas y castillos, pero verdaderamente no plantean un compromiso de relación desde el amor, entendiendo que el amor se construye, y no es solo esa cumbre borrascosa, pasional y sexual de los primeros días.

El amor verdadero va más allá de las apariencias y las palabras bonitas. Lo otro son solo amores superficiales.

Desde mi punto de vista, es un mal social que viene a ser una consecuencia de la revolución sexual de los años 60, donde el hedonismo desmesurado comparado sólo con el libertinaje, da paso a una promiscuidad reprimida que sale a la luz en la forma de relaciones superficiales. Y allí entonces está la gente con baja autoestima, necesitada de amor, que se come el cuento, y viene el desastre.

En fin, todo amor que no esté basado en la mutua comprensión, en la mutua aceptación, en el respeto por el otro, el buen trato, el cariño, la búsqueda mutua del placer y la comunicación franca, puede considerarse un amor superficial.

Quien da ese tipo de amor necesita ayuda psicológica. Y quien lo recibe y lo acepta como un amor real y profundo, también.

Lleve.


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¿Tienes una relación a distancia? ¡Cuidado con esto!

Muchas veces establecemos relaciones a distancia, casi siempre online, y pareciera que este tipo de amores son más fuertes. Y esto tiene una razón de ser: en las relaciones a distancia no solamente te enamoras de la persona que tienes al frente, a través de la pantalla, sino que te enamoras del amor, te enamoras de lo que sientes hacia esa persona, porque la idealizas, la piensas, la fantaseas, y todo esto potencia ese sentimiento de enamoramiento.

¿Esto es bueno o malo? Todo va a depender del nivel de madurez que ustedes tengan y, sobre todo, del nivel de sinceridad que ustedes tengan dentro de la relación.

¿Por qué lo digo? Porque a través de una cámara o del WhatsApp, yo te puedo estar mostrando solo una parte de mí, un aspecto de mí, y eso te hace enamorarte de una parcialidad, no se puede estar seguro de que la persona se está mostrando tal y como es.

Y puede pasar que cuando conoces a la persona, es otra cosa. Y mira que se han visto casos. Se ven por videos, hasta tienen sexo virtual, y cuando se ven en persona, no se gustan.

En todo este proceso de imaginación, de fantasía, agrandaste más los elementos emocionales que te traen como consecuencia que tú vayas exagerando en esa sensación que vas teniendo.

En consecuencia, es fundamental que tengas presente que los amores virtuales o a distancia, tienen en algún momento que convertirse en presenciales.

He visto casos de gente que se compromete en matrimonio, sin conocerse realmente. Eso a mí me parece una locura, corren demasiado riesgo al estar asumiendo que una relación así va a surgir. No, yo creo que no.

Es muy importante que se comprenda que las relaciones tienen que tener carne, tienen que tener piel, tienen que tener esa motivación física que trae aparejado la sexualidad, el compañerismo y la compenetración en personas que se están mirando, frente a frente, y no solo a través de una cámara, de un video o de un mensajito de texto.

¿Que nos podemos enamorar desde la virtualidad y la distancia? Sí, para eso usan las nuevas tecnologías, pero nada sustituye el contacto, nada sustituye la química, nada sustituye el que nosotros nos veamos, nos toquemos, nos compenetremos en vivo y directo.

En conclusión, si vas a tener relaciones virtuales, ten cuidado, mosca con que no te estén vendiendo humo, de qué no te estén montando en la olla, porque lo virtual en esos amores a distancia pueden convertirse en algo muy malo.

Sepa.



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Manda lejos al carajo a quien te dice que no te puedes sentir mal en un momento determinado.

Qué fastidio es tener que calarnos a los siempre motivados, eternos sonrientes y los todo lo pueden. ¡Nojoda, vale! Es mi derecho sentirme mal.

Nadie puede venir a decirme que yo tengo que tener mejor humor, que nadie me puede borrar la sonrisa o que tengo que ser resiliente. No me da la gana, chico.

Ahora bien, ¿qué sí debo tener en cuenta? Que ese estado de malestar no puede durarme siempre. Tengo derecho a sentirme mal, pero no puedo quedarme allí. Tengo derecho a llorar, ponerme histérico con el mundo y más, pero es mi deber salir de allí y buscar la mejor forma de llevarlo. Sin duda alguna, tenemos que salir de ese estado emocional, pero que a nadie se le ocurra decirme que yo DEBO sentirme bien, cuando en realidad me siento súper mal.

Así que sal de ese estado, pero que nadie te presione. No te dejes motivar a juro. Hazlo a tu tiempo.

Debes salir de la angustia o de la tristeza, pero tomando en cuenta que la sientes y no negarla. Sal de allí, sí, pero no obligado. A tu tiempo.

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Por qué a veces nos quedamos en una mala relación

En estos días atendí a alguien en consulta, y esa persona me decía que no sabía cómo separarse de la persona que le había hecho tanto daño y que además, estaba hablando mal de ella.

Yo lo primero que pensaba era: a esta persona no le duele todo lo que le han hecho. Si esta persona le doliera todo lo que le han hecho, seguramente haría todo para salir de esa relación. Y ese es el mensaje que quiero decirte a ti.

Muchas veces no sales de relaciones, muchas veces no sales de situaciones que te dañan y te causan sufrimiento porque no te duele lo suficiente, porque no estás sintiendo el daño que te están haciendo, porque no estás viviendo a nivel de experiencia personal intrínseca todo el dolor que estás padeciendo, porque si lo vivieras, si lo sintieras, si no fueras inmune a ese dolor, si no te conformaras con migajas, con pequeños momentos, con pequeñas cosas, si te dieras cuenta de verdad todo lo que te afecta, lo más seguro es que esa relación la pudieras dejar.

No digo que sea fácil, pero ponte a pensar en la clase de relación en la que estás viviendo y decide si vale la pena seguir allí. Piensa en ti. Si necesitas ayuda, ven a consulta. Junto a mi equipo, sabemos cómo ayudarte.

El amor impone compromiso

Algo que usted tiene que entender en la vida es que el amor impone decisiones, el amor impone compromiso. O sea, usted no puede tomar decisiones así, a lo loco, porque está enamorado, porque, ajá, el deseo y la cosa, no, señor, no señor.

Usted tiene que agarrar y decir: yo voy a amar. Yo me voy a meter en esta situación. Yo me voy a comprometer en esto. Yo voy a asumir esta realidad. Yo voy a hacer y a tomar decisiones adultas, maduras, porque si no entonces siempre serás como una veleta al viento.

Cuando realmente nosotros queremos meternos en una relación de pareja, la verdad verdadera es que tenemos que decidir meternos con todas las características que implica estar con esa persona y contigo, en consecuencia, tomen sus decisiones, a conciencia, porque el amor impone compromiso.

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La vida en pareja: infierno y paraíso

A veces la vida en pareja puede ser estar en el paraíso, o vivir en el infierno. La diferencia se establece en la calidad de los acuerdos que se logren, las reglas que se siguen y se cumplen, y también la capacidad de frustrarse ante el hecho de que la otra persona no sea lo que uno esperaba.

Vivir en pareja implica que el amor no tiene garantías, pero la relación necesita de compromisos.

Es importante entender que para llevar una buena relación se necesita comprender al otro, ponerse siempre en los zapatos del otro, y asumir que muchas veces la persona que tienes al frente, no va a llenar tus necesidades, tampoco tiene por qué llenarlas, sin embargo, aún así, se pueden amar profundamente.

Cuando nada de esos ingredientes existe, entonces la vida en pareja se convierte en un infierno donde la comunicación siempre será negativa, dolorosa, y el cansancio sobreviene hasta el punto que se deja la relación, o se deja de amar.

En ese sentido, toca entender que el amor exige compromisos, la relación exige reglas, y violar cada uno de esos elementos siempre va a traer el dolor.


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