De mentes abiertas: en Miami nos vemos

Miami, los espero en esta nueva experiencia “De mentes abiertas”, en íntimo, para hablar de todo un poco, divertirnos, escuchar música. También vamos a pensar juntos.

Será un momento para reflexionar y hablar de nuestros problemas, de manera totalmente interactiva, cercana, en vivo, a mi estilo, desde la psicología que ya ustedes conocen, sin pelos en la lengua.

Nos vemos el 26 de octubre, Miami.

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¡Los espero!

Más que palabras, el amor son acciones

El amor no son solo palabras. El amor necesita de acciones. De hecho, cuando nosotros solo hablamos del amor, y expresamos el amor, sin acciones, es definitivamente un cuento, una paja, puro gamelote.

El amor se expresa en acciones y esas acciones tienen que ver, generalmente, con actos ligados al amor, también a la comprensión, al entendimiento, a la comunicación, al respeto. 

El amor implica acciones, no solo palabras. Y, aunque es necesario escuchar expresiones relacionadas al amor, o son necesarias las poesías, las cursilerías, y todas aquellas frases que nos decimos desde el punto de vista del amor, sino vienen a través de acciones, no vale de nada.

Las acciones en el amor muchas veces tienen que ver con sacrificios, tienen que ver con dar un paso atrás, tienen que ver con la humildad, con bajar el ego, con asumir posturas que, a veces, no quisiéramos, incluso, las acciones del amor tienen que ver con asumir algunas cadenas que nosotros libremente escogemos.  

Las acciones del amor tienen que ver, generalmente, con cosas que nosotros otorgamos. El amor es dar, siempre dar.

Cuando nosotros hablamos desde el amor, o solamente decimos palabras bonitas, o decimos ¡te amo! pero nuestras acciones no son correspondientes a eso, sencillamente estamos siendo hipócritas, estamos engañando, no somos verdaderos.

Cuando somos egoístas, cuando asumimos posturas personalistas, cuando somos individualistas, cuando solo pensamos en nuestro beneficio, en nuestro sentimiento, nuestros dolores, nuestras carencias, y no nos importa las emociones del otro, lo que el otro vive, lo que el otro piensa o siente, pudiéramos decir un ¡te amo! maravilloso y nuestra acción, sencillamente, será una mierda.

Lleve.


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Ante la depresión ¿psiquiatra o psicólogo?

Si estamos hablando de depresión, primero, vaya al psicólogo.

¿Por qué? Porque el psicólogo va a determinar con evaluaciones y consulta el diagnóstico, la génesis del problema. Adicionalmente va a determinar la calidad y cantidad de pensamiento suicida que esta enfermedad también tiene asociada.

Luego irá al psiquiatra, quien seguramente va a medicar para restaurar sus procesos biológicos, y usted no debe tener miedo a eso.

Ni se hará dependiente, ni se volverá «bobo por las pepas».

Usted seguirá yendo a terapia psicológica al menos 3 meses (tratamiento cognitivo conductual), y al psiquiatra, una vez al mes por seis meses a un año, dependiendo de la duración del tratamiento.

Así que deje la tontería de no buscar ayuda para su depresión, no se sienta menos por estar deprimido, dele un respiro a su familia (la familia del deprimido sufre y se molesta mucho también), y acuda al especialista, el cual si es bueno (porque en toda profesión hay unos piratas que ni le cuento y en psicología también), lo va a ayudar a sanar.

Sepa.



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¿Mi esposa y yo estamos separados?

Muchas personas me han preguntado si mi esposa y yo estamos separados. La respuesta es sí.

Nos hemos separado de andar mostrando el amor en redes sociales, de alardear nuestro infinito amor o nuestra maravillosa relación. Nos hemos separado de decirles a uds. que nosotros nos amamos y todo eso.

¿Por qué? Porque nada de eso es así.

Mi esposa y yo hemos tenido peleas, discusiones, tristezas. Hemos tenido crisis, rollos, separaciones momentáneas y conflictos. No siempre nos amamos, no siempre tenemos vidas perfectas, a veces ella me odia un poco y yo a ella.

A veces no nos queremos ver y más bien provoca irse lejos. De hecho, a veces, incluso, hasta provoca buscarse otra pareja.

¿Qué significa eso?

Que somos gente normal. Que vivimos una relación con nuestras propias reglas, con nuestros propios convenios. Ella y yo vivimos una vida bastante poco convencional. Tenemos nuestros acuerdos y maneras de vivir.

Entonces sí, nos separamos de hacer lo que la mayoría hace acá en redes sociales: mostrarse perfectos en vez de mostrarse reales.

Así que no sigan preguntando si nos separamos o no.

Pregúntense ustedes mismos si son felices donde están, con sus parejas o solos. Pregúntense eso ustedes. Es lo que realmente importa.

Si mi esposa y yo nos separamos, jamás haremos «un comunicado», jamás lo vamos a anunciar, y sencillamente la verán a ella saliendo con un moreno (a ella le fascina el cantante Seal), y a mi me verán fundando una mansión Playboy (tengo que inventar un nombre en esa fantasía). Me verán viajando por el mundo y a ella, comprando carteras de lujo en capitales del mundo. O incluso, hasta nos verán viviendo quizás una relación poliamorosa o más bien solos, en la casa, pero en cuartos separados.

¿Qué quiero decir con eso?

Que nuestra relación o no, es a puertas cerradas y que vivimos la vida que hemos elegido vivir, en la forma que queremos, de la manera que queremos, y no a la luz del morbo de las redes sociales, donde si no apareces en foto feliz, entonces «¡ay, se separaron!»

Por último, hoy estamos de aniversario. Una vida juntos y a veces también separados. ❤️


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La verdadera fortaleza: mostrar tus debilidades.

Hubo un tiempo en mi vida en que yo era un tipo metido en todos los problemas habidos y por haber. Infiel, mentiroso, rasgos psicopáticos, adicto al sexo, peleón, intenso y difícil. Era un derroche de defectos.

Mi prestigio personal estaba por el piso. Había tenido relaciones sexuales con personas casadas, incluso yo estándolo también, había sido profesor universitario y había tenido sexo con alumnas, era psicólogo y aún así sí me buscabas pleitos. Yo era capaz de darte un pescozón sin miramientos y lleno de violencia (jamás a una mujer). Mentía en prácticamente todo, descuidado con el dinero y mil cosas más.

Yo he contado todos esos detalles en mi conferencia #AVecesCupido y también en mis libros, además de haber hablado de cada una de estas cosas en mis post. Así que no los voy aburrir con historias mías que ya ustedes conocen. Los que me siguen saben que he hecho todas estas cosas y, hasta peores, porque todo lo he hecho público en redes sociales.

¿Y por qué he hecho eso? ¿Por qué durante todos los años que tengo en redes sociales he hablado de todas estas cosas? ¿Por qué me expongo de de esas manera? ¿Por qué soy tan absolutamente sincero sobre mi y todos los desastres que he hecho en mi vida? ¿Por qué soy tan distinto a los psicólogos que ustedes conocen?

La razón es: porque aprendí la clave de saber vivir.

¿Cuál clave? Mostrarme abiertamente y así nadie podrá hacerme daño. Nadie podrá desprestigiarme, nadie podrá hablar paja de mi, nadie podrá acusarme de hipócrita, nadie podrá decirme que yo engañe a alguien diciendo cosas de mi que no son, nadie podrá salir a escribir un post diciendo «Psicovivir es mentiroso, me jodió, fue infiel, soy una victima de él, me rompió el corazón», porque resulta que no será una primera noticia. Ya he dicho que hice todo eso y también he pagado el precio de eso.

Mostrar mis debilidades, defectos y sombras me ha hecho ser el puto amo de mi destino y también prisionero de mi pasado y de mis incongruencias.

Soy libre y a veces no. Soy libre de mostrarme como soy y que ustedes me rechacen o se acerquen a mi. Y soy preso de mis culpas. Esa es la clave de vivir. Ser uno mismo, incluso, cuando a veces ni siquiera se es congruente con eso mismo.

Sepa.


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