El peligro del positivismo tóxico

El positivismo tóxico es mucho más dañino de lo que parece.

Detrás de esa constante sonrisa y ánimo inquebrantable, puede esconderse un narcisismo que busca reconocimiento y validación. Aquí te explico por qué es crucial diferenciar entre ser optimista y caer en la trampa de la positividad vacía.


Hablar de positivismo tóxico no es fácil, pero es necesario. Muchas veces se confunde el ser optimista con no aceptar la realidad. Y aquí está el problema. El positivismo tóxico es, en su esencia, un acto de narcisismo. ¿Por qué?

Porque muchas personas que insisten en mantener una actitud positiva en todo momento, lo hacen buscando algo más que simplemente motivarte.

Lo que buscan, muchas veces de manera inconsciente, es que tú les agradezcas, que les digas “¡Qué bueno eres!”, “Gracias por motivarme” o “Me hiciste sentir mejor”.

En el fondo, lo que quieren es reconocimiento, alimentar su ego, sin realmente ayudarte a enfrentar lo que está sucediendo.

El optimismo auténtico, en cambio, no niega la realidad.

Reconoce que las cosas no siempre salen bien, pero se enfoca en encontrar soluciones reales. Es un equilibrio entre aceptar las dificultades y trabajar para superarlas.

No se trata de decirte “todo va a estar bien” sin más, sino de darte herramientas para que puedas avanzar y alcanzar tus metas.

Las personas que se mantienen en un constante estado de ánimo elevado y que siempre tratan de animarte, a menudo no están preocupadas por tu bienestar. Están más interesadas en que les reconozcas su papel como “motivador”.

El verdadero apoyo no se trata de hacerte sentir mejor solo por un momento, sino de ayudarte a enfrentarte a lo que estás viviendo de una manera práctica y constructiva. Por eso, cuando te encuentres rodeado de personas que insisten en una positividad constante, es importante que te preguntes: ¿Realmente me están ayudando o están buscando su propio reconocimiento?

Conclusión: El positivismo tóxico no te lleva a ninguna parte. Dejarte envolver por esta actitud solo te mantendrá estancado en una falsa ilusión de bienestar. Enfrentar la realidad, buscar soluciones y rodearte de personas que te apoyen de manera genuina es la clave para crecer y avanzar.

Si sientes que el positivismo vacío te está afectando o que necesitas herramientas reales para enfrentar tus problemas, te invito a conocer nuestras opciones de atención psicológica. En Psicovivir Internacional, estamos aquí para ayudarte a transformar tu vida de manera auténtica y sin adornos.

¡Visita nuestra web en psicovivirinternacional.com y da el primer paso hacia una verdadera solución!

El secreto para la paz mental

Esperar que los demás hagan lo que nosotros haríamos, es una de las fórmulas perfectas para angustiarte y llenarte de ansiedad, además de frustrarte profundamente, porque si hay algo casi imposible, es lograr eso.

Todas las personas actuamos dependiendo de las circunstancias que vivimos, de las emociones que tenemos, y de los valores y principios con los cuales regimos nuestra vida.

En consecuencia, esperar que los demás actúen como nosotros lo haríamos, es creer que hay una persona que es igual a nosotros.

En promedio, eso es prácticamente imposible.

Uno es dueño de sus propios actos, es decir, cada uno de nosotros es responsable, no sólo de lo que hacemos, sino también de las consecuencias de lo que hacemos.

Esto significa que somos los dueños de nuestro destino, y los propios escritores de nuestra biografía. Entender eso va a llevarnos a la calma, a la paz que implica tener la responsabilidad de nuestra vida, y la madurez para entender que la frustración que nace de esperar de otros, lo que nosotros damos, es insostenible y en consecuencia ineficaz. Una perdida total de tiempo.

Cuando nosotros somos capaces de esperar lo que sólo nosotros hacemos, entonces en ese justo momento nos hemos convertido en los capitanes de nuestra propia vida.

Lleve.

Y como siempre digo, si esto no lo puedes lograr, para eso estamos los psicólogos. Te esperamos en consulta.

Si no está en tus manos, que tampoco esté en tu cabeza

Muchas veces somos prisioneros de nuestra cabeza con relación a mil pensamientos que tenemos sobre cosas que realmente no podemos controlar.

En ese sentido, nos llenamos de ansiedad ante situaciones que realmente ni siquiera deberían ser atajadas.

Entender la diferencia entre aquello que podemos controlar, y aquello que no, es la diferencia entre ser una persona inteligente o ser una persona que no sabe resolver sus problemas.

Muchas veces vivimos angustiados por situaciones que realmente no lo ameritan, pero que en nuestra cabeza no dejan de estar presente, como pensamientos intrusivos que nunca nos dejan tranquilos.

Entonces la solución siempre estará en entender cuáles son las situaciones que nosotros realmente podemos manejar, y cuáles son aquellas que definitivamente no podemos.

Justamente ante aquellas situaciones que no podemos manejar, una persona inteligente es la que buscará ayuda para poder lograr solucionarlas.

Sepa.


Para consultas psicológicas con mi equipo, toca y escríbeme directamente al chat

Soy de pocos amigos y te voy a decir por qué

Yo tengo dificultad para tener amigos, varias veces lo he dicho acá. Mi personalidad no es fácil y yo reconozco que tiendo a ser bastante duro y abierto en la expresión de mis sentimientos, cosa que en mi experiencia, nunca es buena en la amistad.

La mayoría de los amigos que he perdido nacen de que yo expreso mis emociones, comunico mis necesidades emocionales y digo claramente lo que me gusta o no de algo, y eso, la verdad, jamás ha sido bueno para mantener amistades. Además hay otro problema en ese sentido: no pienso cambiar eso.

Pero hay amigos que sí tengo y que son igual que yo en ese sentido. También me expresan lo que sienten, dicen honestamente sus emociones y son capaces de criticarme sin misericordia, pero siempre con total buena intención. Esos amigos son recíprocos conmigo. Para mí, son los mejores amigos, pero eso sí, son pocos, muy pocos.

Tengo un concepto muy claro de la amistad: tiene que ser recíproca. Si lo que yo envío no es devuelto en igual medida, en mi visión de la vida, eso no es amistad. Eso también vale para el amor, y la amistad es una forma de amor. Sin reciprocidad, entonces no. Definitivamente no.

Otra cosa que para mí es fundamental, es la crítica. Yo no temo que mis amigos (los que yo considero amigos) me critiquen o emitan juicios sobre mi. Al contrario, los valoro profundamente, porque sé que vienen con buenas intenciones y vienen desde el amor.

Jamás soy defensivo ante las críticas y juicios de mis buenos amigos. No siempre los tomo, ya que tengo mi propio criterio sobre las cosas, pero siempre respeto sus visiones, críticas y juicios porque sé exactamente que nacen de querer que yo sea mejor persona o mejore cosas de mi.

Esos son buenos amigos.

Así que allí les dejo la reflexión: si la amistad no es recíproca, deja esa amistad. Si no te devuelven lo que das, sal de allí, y si tus amigos no acogen tus críticas como tú acoges las de ellos, mejor dejarlos que se estrellen solos. Tu amistad es valiosa, no la desperdicies en personas que no van a tomar en cuenta eso.


En mi equipo sí sabemos cómo ayudarte a poner a tono tu salud emocional. Pide aquí tu consulta.

5 claves emocionales para emigrar

Emigrar siempre es un problema, porque nadie emigra de un sitio que ama, nunca emigra de un sitio donde está bien, uno nunca emigra de un sitio donde se siente feliz, donde se siente pleno, donde se siente absolutamente prospero.

La verdad verdadera es que la gente no emigra porque es feliz donde está, la gente emigra generalmente porque siente que ya no puede estar donde quisiera estar, que es su país.

Yo creo que emigrar tiene que ver con muchos componentes psicológicos y aspectos emocionales. Al final del camino, todo se reduce a un proceso de duelo.

Me refiero a un proceso de desapego que trae como consecuencia la tristeza, la desesperación en algunos casos y, desde mi punto de vista, creo que muchas veces produce una tristeza que se convierte en una forma de vida durante mucho tiempo dentro del proceso migratorio.

Eso es lo que nosotros llamamos trastorno de adaptación, y ese trastorno de adaptación tiene que ver directamente con el hecho de experimentar tantas emociones que tenemos, pues, pareciera que no estamos ni en el sitio donde salimos, ni en el sitio donde entramos.

Es como si fuese un proceso en el que no perteneces a ningún sitio, donde emocionalmente no estás en ningún sitio. Para mí, el trastorno de emigración tiene que ver con un duelo que no se procesa, y tiene que ver también con todas las cosas que dejamos afuera, con todas las cosas que dejamos atrás, y es como una especie de felicidad a la mitad.

¿Por qué felicidad a la mitad? Porque, de repente, empiezas a adaptarte al sitio donde estás, al sitio donde te encuentras, pero, por otro lado, extrañas todo lo que tiene que ver con los procesos de tu vida que tuviste que dejar atrás, y que extrañas a tus seres queridos, los olores, los colores, la música, todo.

Emigrar siempre es un proceso sumamente complicado, sumamente difícil, que implica una gran responsabilidad a la hora de tomar la decisión, y de mantenerse en esa decisión.

¿Cómo podemos hacer para procesar mejor y superar el trastorno de emigración?

Primero: tienes que aceptar que cambiaste un sitio por otro, tienes que aceptar que te moviste. Es un proceso que implica quitar la negación y producir la aceptación de que, al final del cuento, te mudaste, te moviste de un país a otro.

Segundo: tienes que entender que vas a vivir en un duelo, que vas a vivir en un proceso de desapego, un proceso que tiene que ver con muchos aspectos que se dejan atrás y muchos aspectos que se acogen. Y ese proceso que tiene que ver con la integración en todo, produce un duelo. Un duelo que se parece bastante a la depresión, que se parece bastante a la melancolía.

Tercero: tienes que aceptar que tienes que mantenerte en comunicación constante vía virtual. ¡Menos mal que existe la tecnología, menos mal que existen estos procesos donde podemos comunicarnos los unos con los otros! Tienes que aumentar eso, tienes que producir una mayor comunicación, para que, de alguna forma, esa sensación de falta, de añoranza, no esté.

Cuarto: tienes que establecerte en el sitio donde estás y sentirte como si ese lugar fuese tuyo. Esto, quizás, es la parte más complicada, es una de las partes más difíciles, porque uno lo siente como una especie de traición. ¡Y no lo es!

En consecuencia, cuando pienses “caramba, voy a amar esto que no es lo mío”, la respuesta a eso es, Sí. Tienes que empezar a hacerlo, porque si no amas, si no quieres el sitio nuevo donde estás, jamás te vas a adaptar. Intégrate al lugar, a la nueva cultura, con alegría y gratitud y flexibilidad.

Quinto: Y recuerda, si no sabes cómo sobrellevar este duelo, ven a terapia con mi equipo. Elaborar el duelo migratorio y salir de ese estado emocional es totalmente posible. Nosotros sabemos cómo ayudarte.

Ni amor ni deseo se obligan: si se acaban, se acaban

El deseo y el amor son aspectos fundamentales en las relaciones de pareja. De hecho, en mi libro #AVecesCupido yo digo que el sexo es la base del amor. Pero por factores hormonales, ambientales y hasta sociales, el deseo puede afectarse. ¿Ese deseo se puede recuperar? Sin duda alguna. Claro que sí.

El amor es un sentimiento profundo que también puede perderse por aspectos psicológicos, ambientales y hasta sociales o religiosos. ¿Se puede recuperar ese amor? Sí, claro que sí.

Es una estafa asegurar que ambos elementos se pueden recuperar. ¿Por qué? Porque cuando el deseo, el amor o ambos se pierden por factores inherentes a la relación (malos tratos, lejanías, discusiones, incompatibilidades, etc) eso se acabó, y créanme que se acabó.

De hecho, lo primero que se acaba es el deseo, ya que, incluso el amor, puede seguir un tiempo más, pero bajo esas circunstancias, cuando ese deseo termina, nada hará que vuelva a renacer.

En consecuencia, siempre es crucial revisar desde dónde fue que se acabaron algunos de estos factores.

¿Se acabó porque hubo muchos maltratos, infidelidades, discusiones, etc? Ya eso se perdió. Fin.

¿Se acabó porque tu marido te exige sexo porque «eres su esposa» y eso a ti no te prende ni con gasolina? Eso se acabó.

¿Se acabó porque te enamoraste de otra persona y ahora es la nueva persona quien te enciende los motores? Eso se terminó.

Aceptarlo es fundamental y te ahorra más sufrimientos que el que terminar una relación ya lleva implícito. Todo lo demás es polvo y paja.

Cuando el amor y el deseo, bajos los aspectos que acá señalo se acaban, pues, se acabaron y ya.

Ahora bien, si ambos tienen la intención de recuperar de alguna manera la relación, y desean darse la oportunidad a ver si encaminan nuevamente la cosa, siempre será mejor buscar ayuda psicológica, tanto individual como de pareja, para explorar esa posibilidad guiados por profesionales.

En todo caso, la terapia ayudará a ambos a recuperar la autoestima perdida en ese proceso de ruptura. Por eso es fundamental acudir al psicólogo, obviamente conmigo o con mi equipo, para reestructurarse y prepararse desde lo emocional para que el amor se vuelva a hacer presente.