Cuando caes al suelo, ¡levántate!

Hay momentos en la vida en los que nos sentimos completamente derrotados, como si el suelo se abriera bajo nuestros pies y no hubiera manera de levantarse. Alguien, alguna vez, me dijo que cuando uno cae, lo hace sobre el mismo suelo que lo ayudará a levantarse. Es un consejo que en su momento me iluminó, y hoy quiero compartirlo contigo porque es, sin duda alguna, una verdad del tamaño de una catedral.

El suelo como punto de partida

A lo largo de la vida, enfrentamos situaciones que parecen querer destruirnos por completo. Despedidas dolorosas, fracasos profesionales, problemas familiares o desafíos personales que nos dejan sin aliento. Lo curioso es que esas mismas circunstancias, que en su momento parecen desmoronarnos, son las que moldean nuestro carácter, nos hacen más fuertes y nos preparan para lo que viene. Muchas veces, lo que parece ser el fin es solo el comienzo de algo mucho más grande.

No siempre tenemos la fuerza, pero siempre podemos encontrarla

Cuando te encuentras en uno de esos momentos difíciles, lo primero que piensas es: «No tengo la fuerza para seguir adelante». Y, ¿sabes qué? Puede que tengas razón. Puede que en ese instante te falten las energías y no veas una salida. Sin embargo, lo maravilloso de estar en el suelo es que, cuando no tienes nada que perder, lo único que queda es ganar. El triunfo no siempre es externo; muchas veces, el mayor éxito es sobre uno mismo, en nuestras batallas internas.

Levántate del suelo, ese es tu punto de apoyo

El mismo suelo que te vio caer es el que te va a ayudar a levantarte. Apóyate en tus experiencias, incluso en tus errores, porque son los que te enseñan desde dónde caminar con firmeza. No se trata de evitar las caídas, sino de aprender de ellas. Cada paso que des después de levantarte será más firme y consciente, y con el tiempo, te darás cuenta de que no hay atajos hacia la fortaleza interior.

No existe un camino fácil hacia la fortaleza

Es fundamental entender que no existe un camino fácil hacia la verdadera fortaleza. Eso no es real. Lo que sí es real es la capacidad que tenemos de construir nuestra propia fuerza, incluso cuando parece que no tenemos nada de dónde agarrarnos. Las caídas no son el final; son el comienzo de una nueva etapa donde, con esfuerzo, construimos una versión más fuerte de nosotros mismos.

motivación

Cada vez que caes, recuerda: el suelo es tu aliado. Te sostiene, te permite levantarte y te da la perspectiva para saber hacia dónde caminar. Aprovecha cada tropiezo para aprender, crecer y levantarte con más fuerza. El éxito no es inmediato, pero cada paso cuenta en el proceso de fortalecimiento personal.

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El peligro del positivismo tóxico

El positivismo tóxico es mucho más dañino de lo que parece.

Detrás de esa constante sonrisa y ánimo inquebrantable, puede esconderse un narcisismo que busca reconocimiento y validación. Aquí te explico por qué es crucial diferenciar entre ser optimista y caer en la trampa de la positividad vacía.


Hablar de positivismo tóxico no es fácil, pero es necesario. Muchas veces se confunde el ser optimista con no aceptar la realidad. Y aquí está el problema. El positivismo tóxico es, en su esencia, un acto de narcisismo. ¿Por qué?

Porque muchas personas que insisten en mantener una actitud positiva en todo momento, lo hacen buscando algo más que simplemente motivarte.

Lo que buscan, muchas veces de manera inconsciente, es que tú les agradezcas, que les digas “¡Qué bueno eres!”, “Gracias por motivarme” o “Me hiciste sentir mejor”.

En el fondo, lo que quieren es reconocimiento, alimentar su ego, sin realmente ayudarte a enfrentar lo que está sucediendo.

El optimismo auténtico, en cambio, no niega la realidad.

Reconoce que las cosas no siempre salen bien, pero se enfoca en encontrar soluciones reales. Es un equilibrio entre aceptar las dificultades y trabajar para superarlas.

No se trata de decirte “todo va a estar bien” sin más, sino de darte herramientas para que puedas avanzar y alcanzar tus metas.

Las personas que se mantienen en un constante estado de ánimo elevado y que siempre tratan de animarte, a menudo no están preocupadas por tu bienestar. Están más interesadas en que les reconozcas su papel como “motivador”.

El verdadero apoyo no se trata de hacerte sentir mejor solo por un momento, sino de ayudarte a enfrentarte a lo que estás viviendo de una manera práctica y constructiva. Por eso, cuando te encuentres rodeado de personas que insisten en una positividad constante, es importante que te preguntes: ¿Realmente me están ayudando o están buscando su propio reconocimiento?

Conclusión: El positivismo tóxico no te lleva a ninguna parte. Dejarte envolver por esta actitud solo te mantendrá estancado en una falsa ilusión de bienestar. Enfrentar la realidad, buscar soluciones y rodearte de personas que te apoyen de manera genuina es la clave para crecer y avanzar.

Si sientes que el positivismo vacío te está afectando o que necesitas herramientas reales para enfrentar tus problemas, te invito a conocer nuestras opciones de atención psicológica. En Psicovivir Internacional, estamos aquí para ayudarte a transformar tu vida de manera auténtica y sin adornos.

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¿Tu libertad tiene límites?

Estamos en una sociedad en la que todo el mundo se ofende por cualquier cosa, donde la susceptibilidad, no es susceptibilidad, sino debilidad de personalidad.

Ahora con el tema de la inclusión y entendernos todos y aceptarnos todos, al final, no aceptamos a nadie. No queremos opiniones diferentes, y cualquier cosa que escuchamos o leemos que no va de acuerdo con nosotros, inmediatamente nos hace sentir ofendidos y empezamos con la cultura de la cancelación.

En nombre de la libertad, resulta que nos hemos convertido en represores, y en medio de esa ilógica libertad, de esa total e incongruente forma de aspirar a la inclusión, generamos una sociedad en la que un tipo mata a 19 niños y a 2 maestras, generamos una sociedad donde la violencia se hace más grande, donde la guerra la pasan por televisión mientras te desayunas, mientras matan a miles y miles de civiles con bombardeos indiscriminados.

Es importante, volver a la disciplina, volver al orden, volver a tenerle miedo a la ley. Es importante empezar a respetar al policía, respetar al militar, establecer y respetar las instituciones, empezar a sentir el temor que todo delincuente debe sentir al ser descubierto.

Debemos empezar a fortalecer nuestra personalidad, a tener tolerancia a la frustración, a vivir en una sociedad que tenga normas, principios, reglas, y que exista miedo a no cumplirlas, a que entendamos que la libertad tiene límites, que entendamos que la inclusión no significa libertinaje, y que los procesos de vida tienen que ser aceptados, siempre y cuando no afecten los procesos de vida de los demás.

Bueno, eso era lo que quería decir.

Lleve quien tenga que llevar.


María Corina y la encrucijada de las inhabilitaciones

Conozco a María Corina personalmente. He hablado muchas veces con ella. La he apoyado en muchas cosas y en otras absolutamente no.

No apoyé que fuera a primarias y eso nos alejó un poco. Tampoco apoyo que se haya dejado apoyar por VP y Leopoldo López. Eso, incluso, me defraudó de ella. Lo considero una traición de convicciones.

La oposición venezolana jamás ha sido oposición. Ella sí. En mi visión, tenía que desligarse de esos traidores y dar la imagen clara de que ella no negocia con gusanos políticos.

Pero María Corina es política, y todos los políticos venezolanos tienen el mismo gen: comen vidrio y alacranes y dicen que eso es caviar. Ella hace lo mismo.

María Corina tiene el mismo capital político que alguna vez tuvo Rosales, Capriles y Guaidó. A mi no me convence eso de millones apoyando políticos. Ya nosotros sabemos de traiciones. Un gentío ante una dictadura de arma y fuego, no dice absolutamente nada.

Yo, como venezolano, pido a María Corina que nos de una ruta clara, un camino que nos lleve a liberar a Venezuela. Yo apoyaré lo que considere correcto y me opondré a lo que no. Soy de los venezolanos que no se deja llevar por políticos, ni apoyo a nadie de manera fanática.

Le deseo profundo éxito a María Corina, quiero su éxito y la quiero a ella como persona. Ella sabe que cuenta conmigo pero sabe también que yo jamás apoyaré lo que considere que no es correcto.

Nota: yo no voté porque no creo en votaciones en dictadura y sostengo que la salida es a la fuerza. Por eso no apoye que María Corina fuera a primarias y ahora estemos en la encrucijada de las inhabilitaciones.

Ahora bien, en una Venezuela libre, votaría, sin duda alguna, por María Corina. Le deseo todo lo mejor, ya que el triunfo de ella es también el triunfo de Venezuela.

Las señales del maltratador

Las relaciones de abuso siempre se anuncian, pero lamentablemente muchas mujeres no entienden esas señales. Eso las empuja, de manera muy ingenua, a caer en manos de tipos que luego van a abusar de ellas, en todo sentido.

Si el hombre es agresivo, impulsivo, celoso, controlador, obsesivo y sobreprotector, tiene todas las barajitas para completar el álbum de «tipo violento».

Si goza con imágenes de guerra real, si disfruta viendo linchamientos o se ríe ante eso, si se la pasa hablando de violencia, o de lo que él haría siendo violento, ese tipo tiene todas las posibilidades de, un día, ser violento y agresivo.

Si maltrata a los animales o los trata de manera despectiva, si tiene pésima relación con su padre o madre y se la pasa hablando pestes de ellos, si es de los que su solución siempre es «mandar al carajo» a quien sea, estás en peligro, estás a punto de entrar en una relación violenta.

Así que es muy buena idea que no te dejes engañar, que veas las señales, que entiendas que estos tipos siempre avisan, y que cuando no ves estas señales o andas negando que existen, vas a entrar en graves problemas.

¿Y sabes qué es sumamente complicado? Salir de relaciones abusivas.

Sepa.


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Autoestima es darle la espalda a quien te rechace

Mandar al carajo a la gente que no quieres es relativamente fácil.

Difícil es cuando tú quieres que alguien te quiera y esa persona no quiere nada contigo. Allí mandar al otro al demonio es realmente difícil. ¿Por qué? Porque la reacción natural del amor que se da, es que este sea correspondido.

Pero la verdad es que eso no sucede así.

Podemos querer a una persona y esa persona más bien ser alguien que nos rechaza, no nos quiere, o nos hace daño.

¿Solución? La autoestima. Ese es el sentimiento que nos va a salvar de esta situación.

Mientras más autoestima tengamos, más fuerte podemos ser para alejarnos de quien queremos pero no nos quiere.

Lo inteligente entonces es siempre tener una autoestima sana, que no es más que ser objetivos en cuanto a quiénes somos, lo que queremos para nosotros, nuestras fuerzas y debilidades, y el derecho que tenemos de amar y ser amados.

Buscar la aprobación de quienes realmente nos rechacen, jamás será un acto inteligente.

Lo inteligente siempre será tener la fuerza y el carácter para entender que solo nosotros podemos tener el amor hacia nosotros mismos que nos guíe en nuestros actos, y entender que muchas veces en la vida, la única aprobación que necesitamos es la de nosotros mismos.

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