PROMETASE A SI MISMO

Prométase a sí mismo:

– Ser tan fuerte que nada pueda perturbar su paz mental

– Hablar de salud, de felicidad y prosperidad con cada persona con la que se encuentre.

– Hacer sentir a todos sus amigos que hay en ellos algo de valor.

– Contemplar el lado iluminado de las cosas y hacer que su optimismo sea cierto.

– Pensar sólo lo mejor, trabajar sólo para lo mejor y esperar sólo lo mejor.

– Ser tan entusiasta acerca del éxito de los demás como lo es acerca del propio.

– Olvidar los errores del pasado y presionar para alcanzar mayores logros en el futuro.

-Mostrar un porte alegre en cada momento y dirigir una sonrisa a todas las personas que conozca.

– Dedicar tanto tiempo a la mejora de sí mismo, que no le quede tiempo para criticar a los demás.

– Ser demasiado espléndido para preocuparse, demasiado noble para enfadarse, demasiado fuerte para sentir temor y demasiado feliz para permitir la presencia de problemas.

ATREVETE

EL ARTE DE SER GENUINO


Muy buen video, no dejes de verlo
Sin duda alguna ser uno mismo es un proceso de años de conocimiento de tus propias debilidades, imperfecciones y puntos ciegos. Es asumir el concepto de que uno es como es y lo mejor es que la vida se de cuenta de eso. Es no hacerte daño ni hacer daño a los demás, pero también es prohibirse traicionar el si mismo ante un convencionalismo social. Es rebelarse contra el status quo sin destruirlo. Ser uno mismo es ser genuino, decir la verdad y asumir las consecuencias de hacerlo.

Mil mascaras nos ponemos para tratar de encajar, para ser aceptados y queridos, al final nunca lo logramos por que los que menos nos queremos somos nosotros mismos, al vernos fingir felicidad cuando en realidad lo que queremos es llorar desconsoladamente por ese viejo corazón roto que aun no ha sanado. Ser genuino es llorar de verdad y reír cuando quieres hacerlo. Muchas veces nos decimos si cuando queremos decir no, y eso es una contante disonancia entre lo que eres y lo que quieres ser.

Cuantas veces decimos te amo sin sentirlo, y cuantas veces mas te haces el duro cuando en realidad sientes que te desmoronas de amor por esa persona que ayer era un extraño y hoy piensas que sea el padre de tus hijos. Vivimos en una incongruencia total cuando se trata de ser uno mismo: la sociedad no le interesa quien eres si no como encajas. Mejor asumir esa realidad para darte cuenta que mientras no rompas los platos puedes comer lo que quieras y donde sea. No es tan difícil, solo es asumir que mejor ves las estrellas y la luna y cuando deseas aullar como lobo, miras a los lados, te das cuenta que no hay nadie y empiezas a gritar como loco. No existe sensación más placentera que esa.

Ser uno mismo es ver una película infantil y llorar cuando matan a la mama de Bambi, o cuando a “Encantada” se le acaba el tiempo y tiene que regresar a su mundo mágico. Es sentir que la sirenita fue injustamente tratada por su padre y que Nemo no merece lo que le tocó vivir. Es destruirse de dolor cuando al Rey León le separan de su familia. Ser genuino es cantar siendo un total desafinado, es tocar tambor con un tobo y un palito de gancho de ropa. Es comerse un sánduche de mortadela y Pepsi cola y saber que no existe bocado mejor que ese que se comparte con los amigos. Ser genuino es comer en el Waldorf Astoria y después irse a Central Park y comer unas fresas con cremas en vaso de cartón sin ningún tipo de remordimiento.

Cuando somos genuinos no importa el que dirán, pero es muy importante ser asertivo, querer a los demás y ayudar al prójimo. Ser uno mismo es saber que uno siempre necesita ayuda y cuando se la dan, dar las gracias de corazón como si fuese el favor más grande del mundo. Ser genuino es contar un chiste malo y avergonzarse por que nadie se rió. Es saber que uno es medio feo pero tampoco es que es horrible, es mas, uno como que es hasta bonito. Es saber que sencillamente la vida hasta que se demuestre lo contrario es una sola y hay que vivirla a plenitud, como si ayer fuera hoy y mañana es una esperanza cierta de convertirse en ayer. Es amar y volver a amar. Es sentir miedo de perder y decirle a esa persona “tengo miedo de perderte”, y luego cuando esa persona te disipa los miedos, saber que uno es un privilegiado de la vida al contar con los amores de esa persona que te mira tiernamente. Ser genuino es saber que eres una contingencia entre un espermatozoide y un ovulo que se convirtió en ese ser único y maravilloso que esta dejando huella sobre el corazón de quienes te quieren.

PASION POR LA VIDA



Un halito de respiración sirve para que se inicie el llanto que demuestra vida. El nacimiento suena a grito y la pasión a suspiro. Nacer implica dolor de quien pare, pero también implica la infinita posibilidad de ser feliz en el momento en que sales del vientre materno. La vida sin pasión es nacer sin respirar. Vivir sin pasión es morir sin haber vivido. Hoy que escribo esto pienso en mis ancestros y como lucharon, vivieron y murieron en función de sus ideales. Pienso en Tamanaco, Paramaconi, Guaicapuro, Bolívar y Sucre y me siento infinitamente orgulloso de ser venezolano. Hoy me he conectado con la pasión que implica ser un mestizo, lleno de sangre caribeña, ímpetu negroide y cultura europea.

Vivir apasionadamente tiene que ser el lei motiv de nuestra existencia, salir a la calle con el único de anhelo de sobrevivir es el colmo de la ignonimia. Saber que existe una orquesta sin querer escucharla es violar estrepitosamente el elixir que nos da la razón de existir: la pasión. Considero que no se puede vivir sin pasión, constante clímax que hincha el corazón, expande los pulmones y tensa los músculos para vivir cada minuto implacable con sesenta segundos que merezcan haber sido vividos. Vivir apasionadamente es sentirte parte de algo, es saber que existes y que al morir al ver para atrás veras errores, claro, pero veras que valió la pena. Eso es vivir con pasión.

Es irresponsable anestesiarse a la vida, sufrir de forma crónica, perder la vida fumando una droga o bebiendo algo que te haga comportar como un imbecil. Que triste que necesitamos de sustancias externas para poder desinhibirnos, sentir, reír, hablar y socializar. Eso no es vivir con pasión, es vivir dormido en una letanía de procesos adormecidos que nos llevan solo a darnos cuenta que vivimos solo para darnos cuenta que estamos muertos pero no nos hemos dado cuenta. Vivir sin vivir es morir sin que nada valga la pena.

Hoy pienso en la vida y me doy cuenta que no importa cuanto lo intente, siempre voy a ver cosas que mejorar, personas que ayudar, procesos internos que sanar, pero también observo que vivir pulsando mi sentimiento cada vez que quiero defender mi visión, estrechando mi propia tranquilidad para caer en la cascada tempestuosa de una defensa de ideas, es lo mejor que puedo hacer con mi existencia, y si aunado a esto puedo convencer a alguien de mi alrededor que se de cuenta que vivir apasionadamente es la mejor forma de sentir que lo que hacemos vale la pena, pues sencillamente mi vida, en ese momento, ha valido la pena.

Hoy recordando de donde vengo, recordando mi raza, mi estirpe, mi latino americanismo, me siento pletórico de emociones nacionalistas que solo deseo compartir con usted que me lee e invitarlo que sea de donde sea, recuerde un momento de donde viene, y rinda homenaje a su propia vida, que por mas problemas que tenga, por mas lagrimas y cerrar los dientes, su vida, vale la pena, tiene una misión que cumplir y que mejor lo hace lleno de pasión. El fracaso siempre puede estar allí, eso no es lo importante, lo importante es el éxito que implica el solo intentarlo. Como decía Miguel Ángel: “el problema no es que tengas una meta imposible de alcanzar, el problema es que las tengas muy pequeñas y entonces, las alcances”.

Viva con pasión mi querido lector, su vida lo merece.