La verdadera fortaleza: mostrar tus debilidades.

Hubo un tiempo en mi vida en que yo era un tipo metido en todos los problemas habidos y por haber. Infiel, mentiroso, rasgos psicopáticos, adicto al sexo, peleón, intenso y difícil. Era un derroche de defectos.

Mi prestigio personal estaba por el piso. Había tenido relaciones sexuales con personas casadas, incluso yo estándolo también, había sido profesor universitario y había tenido sexo con alumnas, era psicólogo y aún así sí me buscabas pleitos. Yo era capaz de darte un pescozón sin miramientos y lleno de violencia (jamás a una mujer). Mentía en prácticamente todo, descuidado con el dinero y mil cosas más.

Yo he contado todos esos detalles en mi conferencia #AVecesCupido y también en mis libros, además de haber hablado de cada una de estas cosas en mis post. Así que no los voy aburrir con historias mías que ya ustedes conocen. Los que me siguen saben que he hecho todas estas cosas y, hasta peores, porque todo lo he hecho público en redes sociales.

¿Y por qué he hecho eso? ¿Por qué durante todos los años que tengo en redes sociales he hablado de todas estas cosas? ¿Por qué me expongo de de esas manera? ¿Por qué soy tan absolutamente sincero sobre mi y todos los desastres que he hecho en mi vida? ¿Por qué soy tan distinto a los psicólogos que ustedes conocen?

La razón es: porque aprendí la clave de saber vivir.

¿Cuál clave? Mostrarme abiertamente y así nadie podrá hacerme daño. Nadie podrá desprestigiarme, nadie podrá hablar paja de mi, nadie podrá acusarme de hipócrita, nadie podrá decirme que yo engañe a alguien diciendo cosas de mi que no son, nadie podrá salir a escribir un post diciendo «Psicovivir es mentiroso, me jodió, fue infiel, soy una victima de él, me rompió el corazón», porque resulta que no será una primera noticia. Ya he dicho que hice todo eso y también he pagado el precio de eso.

Mostrar mis debilidades, defectos y sombras me ha hecho ser el puto amo de mi destino y también prisionero de mi pasado y de mis incongruencias.

Soy libre y a veces no. Soy libre de mostrarme como soy y que ustedes me rechacen o se acerquen a mi. Y soy preso de mis culpas. Esa es la clave de vivir. Ser uno mismo, incluso, cuando a veces ni siquiera se es congruente con eso mismo.

Sepa.


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La lección de Robert

Robert es un psicólogo de mi equipo. Nació con una enfermedad congénita: su cuerpo no tiene movilidad y vive en una silla de ruedas. Es un psicólogo excelente, con quien tengo el privilegio de contar en mi equipo.

Tiene una característica muy especial, que es el hecho de reírse de sí mismo, lo cual no elimina el sufrimiento que ha tenido en su vida, pero, sin duda alguna, lo ha hecho llevar su situación de manera muy diferente.

Nosotros sufrimos por cosas que quizás en otras circunstancias, y para otras personas, realmente no significarían sufrimiento.

Por ejemplo, para nosotros puede ser un caos enorme una separación, mientras que para otros es un caos enorme no poder comer su comida porque no tienen brazos. Otro ejemplo pudiera ser, el caos enorme de tener que vivir una vida cuando sus hijos murieron en un accidente. Para muchos pudiera ser un gran problema el tener que decirle a su pareja, ya no te quiero, o ya no quiero estar contigo, y para otros resulta que el mayor problema es lidiar con el hecho de no poder tener hijos, o de tener una enfermedad terminal, o de perder todo su dinero en una estafa bancaria.

Esto nos lleva a una reflexión profunda.

Nosotros tenemos que poner en contexto nuestros sufrimientos, porque no cabe duda que, aunque todo sufrimiento produce dolores, hay niveles de dolores. Es importante mantener la objetividad en cuanto al tamaño de nuestros problemas, y también de nuestras soluciones.

Muchas veces tenemos que entender que aquello que parece que nos ahoga , en realidad es un pequeño charco que con solamente dar un paso ya lo pudiéramos superar, y mucho más si lo comparamos con los enormes océanos que muchas personas tienen que cruzar.


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Tres caminantes haciendo camino en 5 kilómetros

Les voy a contar la historia de esta foto.

Aquí aparece Mel, mi esposa y Lili, la directora de @psicovivirinternacional. La carretera que ven es en Chile. Íbamos a ir unas cataratas que están ubicadas en Puerto Varas.

Resulta que hubo un derrumbe en el volcán al que le bordea esa carretera y estaba cerrado. Teníamos que caminar 5 kilómetros si queríamos llegar al sitio. Decidimos hacerlo. Lili estaba de vacaciones en Chile y no quería que perdiera la oportunidad de ver algo hermoso que ya nosotros conocíamos.

En el trayecto de 5 kilómetros nos cansamos, nos reímos, peleamos, pensamos en devolvernos y, al final, llegamos.

Si me pongo a pensar, así es la vida.

Estuvimos juntos ese tiempo de «adversidad» y la verdad es que todo lo que nos pasó son cosas que muchos vivimos durante toda la vida. Solo que nosotros lo vivimos en 5 kilómetros.

Al final llegamos al sitio, ¿y adivinen? Estaba cerrado. Insisto, como la vida misma. Haces de todo para lograr algo, y fracasas. No todo es un final feliz.

Luego de esa experiencia, por cosas del destino y la vida, la vida de Mel, Lili y yo, tomaron rumbos diferentes. De hecho, al final de esas vacaciones, resulta que también peleamos.

Sin embargo, Lili siguió siendo la directora de Psicovivir internacional y Mel mi compañera de vida, como siempre. Pasaron 9 meses para que volviéramos a reencontrarnos y poder resolver los aspectos personales que nos separaron, y volver a unirnos en lo emocional, aunque hoy vivimos en países absolutamente distantes.

Otra enseñanza. Podemos no siempre coincidir, pero si tenemos objetivos comunes, muchos de ellos nos mantienen unidos. Eso nos pasó.

Entonces, ¿Cuál es la reflexión? No teman caminar los 5 kilómetros, no teman esperar, no teman tener paciencia, no teman jamás vivir. Muchas veces fracasamos, muchas veces fallamos, muchas veces peleamos, pero cuando tenemos el destino marcado entre ceja y ceja, siempre podemos triunfar.

No temas caminar tus 5 kilómetros y esperar que el destino diga al final «ok, ¡triunfa!»

Y si no sabes como caminar tus 5 kilómetros, ya sabes, siempre puedes venir a consulta con nosotros en Psicovivir Internacional, nosotros sí sabemos cómo ayudarte.

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Amistad: lo que es y no es para mí este concepto

Yo tengo dificultad para tener amigos, varias veces lo he dicho acá. Mi personalidad no es fácil y yo reconozco que tiendo a ser bastante duro y abierto en la expresión de mis sentimientos, cosa que en mi experiencia, nunca es buena en la amistad.

La mayoría de los amigos que he perdido nacen de que yo expreso mis emociones, comunico mis necesidades emocionales y digo claramente lo que me gusta o no de algo, y eso, la verdad, jamás ha sido bueno para mantener amistades. Además hay otro problema en ese sentido: no pienso cambiar eso.

Pero hay amigos que sí tengo y que son igual que yo en ese sentido. También me expresan lo que sienten, dicen honestamente sus emociones y son capaces de criticarme sin misericordia, pero siempre con total buena intención. Esos amigos son recíprocos conmigo. Para mí, son los mejores amigos, pero eso sí, son pocos, muy pocos.

Tengo un concepto muy claro de la amistad: tiene que ser recíproca. Si lo que yo envío no es devuelto en igual medida, en mi visión de la vida, eso no es amistad.

Tengo un concepto muy claro de la amistad: tiene que ser recíproca. Si lo que yo envío no es devuelto en igual medida, en mi visión de la vida, eso no es amistad. Eso también vale para el amor, y la amistad es una forma de amor. Sin reciprocidad, entonces no. Definitivamente no.

Otra cosa que para mí es fundamental, es la crítica. Yo no temo que mis amigos (los que yo considero amigos) me critiquen o emitan juicios sobre mi. Al contrario, los valoro profundamente, porque sé que vienen con buenas intenciones y vienen desde el amor. Jamás soy defensivo ante las críticas y juicios de mis buenos amigos. No siempre los tomo, ya que tengo mi propio criterio sobre las cosas, pero siempre respeto sus visiones, críticas y juicios porque sé exactamente que nacen de querer que yo sea mejor persona o mejore cosas de mi. Esos son buenos amigos.

Así que allí les dejo la reflexión: si la amistad no es recíproca, deja esa amistad. Si no te devuelven lo que das, sal de allí, y si tus amigos no acogen tus críticas como tú acoges las de ellos, mejor dejarlos que se estrellen solos. Tu amistad es valiosa, no la desperdicies en personas que no van a tomar en cuenta eso.

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Perdió la belleza

¿Qué es la belleza? ¿Cómo se mide? Si hablamos de mujeres, la belleza de una mujer tiene estándares diferentes en Chile que en Venezuela, o entre China y Alemania. La belleza no siempre es de quien la porta sino más bien de quien la admira, incluso si quien se admira es uno a sí mismo.

Cuando vemos concursos como el Miss Venezuela, el cual a todas luces fue un fraude, confesado por sus integrantes, y vemos concursos como el Miss Universo, el cual evidentemente también fue una estafa anoche, cabe la pregunta ¿para qué seguimos haciendo esos concursos? No miden belleza, sino que preparan discursos, emiten señales políticas y están arreglados en función de sus intereses económicos. De belleza no tienen nada.

Amanda es una chica hermosa, muy hermosa, y absolutamente muy bien preparada para un concurso así. Hizo todo perfecto, menos pagar por ganar. Porque al final la única belleza que aquí impera es el color verde del billete de dólar.

¿Ella debió ganar? A toda luz que sí, pero ese no es el punto. El punto es que perdió la belleza, perdió el sueño de «la mujer más bonita», y como adultos que nos enteramos que San Nicolas (trayendo regalos por la chimenea) no existe, tenemos que despertar a esta realidad que nos explota en la cara: los concursos de belleza no tienen absolutamente nada de competencia acerca de la belleza.

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