Cómo manejar tus emociones si eres emprendedor

Emprender es un tema emocional. Emprender tiene que ver también con la psicología personal, porque no solamente se trata de hacer dinero, de llevar una buena administración, de escoger buenos empleados, de ser un buen líder, no.

También se habla de gestionar las emociones. También se trata de asumir que los procesos de personalidad van a estar inmersos también en la forma como nosotros hacemos dinero, porque eso va a influir, primero en el liderazgo, en la manera cómo lo haces, cómo eres, cómo te conduces.

Va también a influir en los procesos de administración, cómo manejas el dinero, cómo inviertes, desde dónde ves el dinero, la relación que tiene que ver con la cobranza.

También es fundamental entender los procesos que tienen que ver con el optimismo y el pesimismo. ¿Por qué?

Porque muchos de los aspectos que tienen que ver con el emprendimiento, están basados en nuestra capacidad emocional: si somos capaces o no de vivir la incertidumbre, si somos capaces de sentir y manejar la frustración, si somos capaces de asumir los retos que se nos presentan cuando, de repente, nuestro emprendimiento no funciona.

En consecuencia, todos esos aspectos están puestos a prueba en las circunstancias actuales en las que estamos viviendo. Creo que es crucial, y digo creo porque no tengo toda la sabiduría al respecto, pero sí creo que es crucial el hecho de que sepamos manejar mejor nuestras emociones, que seamos más sinceros, más honestos, más estructurados, absolutamente más duros en el sentido de soportar las embestidas de la vida.

Hablo de tener una autoestima de hierro, porque hay mucha gente que nos critica y mucha gente que nos dice cosas negativas. También es fundamental tener una mejor relación con el futuro, con la incertidumbre, con los elementos imponderables, con las cosas que no podemos controlar.

En la medida en que nosotros tenemos una mejor estructura con eso, en esa misma medida también podemos soportar que las cosas que nos sucedan de manera negativa, pudiésemos también poderlas atajar.

Creo que es fundamental ser más optimista que pesimista, tener más esperanza que asumir que las cosas nos van a salir mal, pero también debemos planificar. No siempre debemos estar en las nubes ni pensando en pajaritos preñados, no, creo que es fundamental tener los pies sobre la tierra.

Entonces desde allí, no necesariamente el emprendimiento va a ser ideal o siempre la vas a pegar del techo, pero vas a estar emocionalmente mucho más preparado y mucho más estructurado para tratar de llevar a buen término una cosa tan complicada en estos momentos como mantener un emprendimiento.

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Dime qué problema tienes y te diré en quién buscar ayuda

Muchas veces queremos ir a terapia, pero no vamos a terapia con la persona indicada, sino que nos equivocamos, metemos la pata y buscamos incluso, opciones diferentes a terapias realmente profesionales, con psicólogos profesionales, o psiquiatras profesionales o gente que sepa de esto, y metemos la patota buscando gente que no está preparada para eso.

Miren, cuando hablamos de problemas emocionales, trastornos de personalidad, problemas mentales, dificultades en nuestra vida, que producto de la repetición constante en nuestras conductas, hacen que siempre estemos en problemas, o que de alguna u otra forma no podamos salir de las situaciones que nos atañen, tenemos que ir al psicólogo.

Si tenemos problemas mentales, alucinamos, deliramos, inventamos palabras, la gente nos mira raro, nos dicen que estamos locos, nos sentimos súper mal, no podemos salir de nuestra cama, no nos queremos bañar, nos sentimos que nos queremos suicidar, que realmente la vida no nos gusta o estamos profundamente ansiosos, y no podemos estar tranquilos y nos las pasamos contando cosas, llevando el orden, no podemos caminar en el piso que tenga diferentes líneas, entonces lo que necesitamos es un psiquiatra ¿okey?

Si lo que queremos es establecer algunas rutinas, generar conductas o comportamientos que nos lleven a alcanzar objetivos específicos, por ejemplo, vender bien, hablar bien en público, quitarnos el miedo escénico, busque un coach.

¿Qué significa todo eso?

En la medida de que usted tenga problemas, usted tiene que saber escoger quién lo va a ayudar.

Si usted anda buscando alternativas, que por fáciles o por económicas, o porque de alguna manera usted sienta que, a bueno, este habló bonito y vámonos con él, usted está poniendo su mente, su vida, su familia, sus emociones, en alguien que seguramente no es experto.

Para dejarlo clarito y para ponerlo sobre la mesa, mi recomendación es que, primero, busque al psicólogo.

Primero es el psicólogo, y el psicólogo lo remite al psiquiatra, lo remite al coach, lo remite al sexólogo, lo remite al internista. Sobre todo, el psicólogo clínico permite saber los diagnósticos para poder determinar cuál es la mejor orientación.

No invente, porque si usted inventa está jugando con su propia mente, así que tenga cuidado con eso.

Y recuerda, nosotros sí sabemos cómo ayudarte. Pide aquí tu consulta.

Mosca con llevar los problemas laborales para la casa

Muchas veces los problemas laborales, las situaciones que nos pasan en nuestros trabajos, afectan nuestras relaciones sentimentales.

No nos gustaría que esas cosas se metieran unas con otras, o uno quisiera que uno dejara el trabajo fuera de la casa y no lo llevará para dentro del hogar.

La verdad es que no, la verdad es que muchas veces pasa y, evidentemente, de eso hay que hablar.

Los problemas laborales se llevan a la casa quiera o no lo quiera, o sea, eso es un mito de que no, yo puedo dejar las cosas fuera de mi trabajo, qué tal, este, mi trabajo es mi trabajo y mi casa es mi casa, no, eso no es verdad, porque emocionalmente uno siempre está afectado.

Cuando tienes estrés laboral lo llevas para la casa, cuando tienes alguna depresión o algún problema con tu jefe, lo vas a llevar para la casa y, a su vez, también diferente, tú tienes un problema en tu casa, tienes un rollo sentimental, tienes las emociones encontradas ¡Pam! van también pal trabajo.

Las cosas van íntimamente ligadas y eso es un problema, sin ninguna duda ¿okey?  Así que vamos a dejarnos de cuento, vamos a dejarnos de mitos, y entendamos que eso ocurre.

¿Cómo podemos hacer para que esas cosas no ocurran?

Primero que nada, aceptemos que nuestras emociones no están parceladas, ellas van a abarcar la mayoría de los aspectos de nuestra vida, punto y final.

Segundo, es importante entender que cada cosa tiene su lugar, pero también hay que hablar con los diferentes integrantes de nuestras vidas para hacerles entender que no siempre somos robots.

¿Eso qué significa? Que cuando vamos a nuestra casa y, de repente, estamos un poquito de mal humor, un poquito estresados, un poquito así, tú sabes, irritable, decir, oye, mira, mi amor, de verdad es que estoy un poquito estresado con el tema del trabajo, déjame agarrar un poquito el mínimo, para tú sabes, estar bien.

O vamos al trabajo, cónchale jefe, jefe, ahorita estoy un poquito complicado, pero ya me voy a enderezar, ya vamos a hacer las cosas bien, pero es que tengo un problemita, no se preocupe, ya lo vamos a solucionar.

¿Qué significa esto? Tampoco alargarlo, sobre todo en el tema del trabajo.

Cuando tú llevas problemas personales para tu trabajo, tú no puedes convertir tu trabajo, tú sabes, en un consultorio psicológico, no, déjate de broma ¿okey?

Entonces, también es importante entender que, bueno, que tienes que rendir, tienes que ser eficiente, y tiene que hacer las cosas como tienes que hacerlas.

Sí, sin duda alguna, tienes que tener flexibilidad contigo mismo a la hora de entender que tienes problemas. Pero no puedes alargarlos en el tiempo y, a su vez, también para la casa.

No puedes estar llevando todo el problema de aquí para allá o viceversa, no, es que mi trabajo, no, es que el estrés, es que el llantén, la cosa, la rabia, del tema del trabajo en la casa, porque te estresas. ¡No, señor!

Por ahí no van los tiros ¿okey? Lo mantienes, lo estableces, entiendes y tienes flexibilidad al respecto, pero también mantienes límites que no influyan tan profundamente, ni en el trabajo, ni en el hogar.

Punto medio, esa es la solución para este tema.

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¿Juzgar a la mujer maltratada? Mira, no.

Muchas personas juzgan a la mujer maltratada por no separarse de la relación de abuso. De hecho, en vez de culpar al agresor, la culpan a ella de no salirse de allí, convirtiendo esto en más maltrato.

Una mujer no sale de una relación de abuso no porque no quiera, sino porque siente que no puede. Adicional a que muchas de esas relaciones se basan en dependencia y control.

Ahora bien, si vienes tú y le dices que le ofreces plata, casa, ayuda en el cuidado de los hijos, y soporte emocional y psicológico permanente, entonces sí te acepto que puedas acusar a una mujer de no salir de esa situación.

Es fácil decirle a alguien que se separe, pero difícil darle las condiciones para que lo haga. Entonces, al final, le dices que se separe, la juzgas porque no lo hace, pero no ayudas en nada para que lo logre.

Separarse de relaciones abusivas implica un tratamiento multi dimensional, acarrea el concurso de varias profesiones, y no sólo eso, necesita red de apoyo llena de amor, comprensión y refugio.

No es sólo «epa, no seas estúpida, sepárate de ese imbécil. Si yo fuese tú, jamás sería tan gafa para aguantar lo que ese bicho te hace».

Si haces eso, eres tan mala persona y tan maltratadora, como el peor.


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¿Sabes cuánto pesa el miedo?

Hoy te vengo a hablar sobre la obesidad y el miedo al contacto, desde mi propia experiencia, como alguien que sufrió de obesidad mórbida. ¿Algunas vez te has preguntado cuánto pesa el miedo? La obesidad está muy vinculada a esa emoción: el miedo.

Sí, alguna vez llegué a pesar más de 200 kilos. Se lee doscientos. Dos. Cero. Cero.

200 kilos de infelicidad. Y mucho miedo. Para qué negarlo.

Antes de entrar en el tema de la obesidad y las emociones, revisemos algunas cifras derivadas de la Organización Mundial de la Salud, en torno a esta enfermedad:

  • Desde 1975, la obesidad se ha casi triplicado en todo el mundo.
  • En 2016, más de 1900 millones de adultos de 18 o más años tenían sobrepeso, de los cuales, más de 650 millones eran obesos.
  • En 2016, el 39% de las personas adultas de 18 o más años tenían sobrepeso, y el 13% eran obesas.
  • La mayoría de la población mundial vive en países donde el sobrepeso y la obesidad se cobran más vidas de personas que la insuficiencia ponderal.
  • En 2016, 41 millones de niños menores de cinco años tenían sobrepeso o eran obesos.
  • En 2016 había más de 340 millones de niños y adolescentes (de 5 a 19 años) con sobrepeso u obesidad.
  • La obesidad puede prevenirse. ¡Nada más cierto!

Lo que pesas tiene mucho que ver con tus emociones

Un aspecto característico de los obesos es la incapacidad para hacer contacto con sus emociones, sobre todo las negativas. Recurren a la comida como elemento aliviador de esas emociones.

Comen porque no quieren sentir, lo cual siempre fracasa, ya que, aunque “no sientan” la rabia, tristeza o miedo del momento, después del atracón, terminan sintiendo una culpa infinita.

Se sienten acomplejados y, en consecuencia, evitan compartir esas emociones con los demás. Generalmente los gorditos son chistosos, alegres y el “alma de la fiesta”.

Llenamos de comportamiento “aceptados” los espacios sociales a fin de que nadie nos vea como en realidad somos.

¿Sabes cuánto pesa el miedo?

Los obesos se convierten en excelentes consejeros, cuando en muchos casos sus vidas son un caos apocalíptico.

Hacen eso porque mirando el problema de los demás, dejan de ver el propio. Yo no conozco obeso con buena autoestima.

Por último, otro comportamiento que forma parte de muchos de los obesos es la sempiterna necesidad de conseguirse parejas inseguras.

Pareciera que son adictos a unirse a personas celosas, obsesivas, codependientes y demás yerbas aromáticas.

Pareciera que necesitan que estén pendiente de ellos, no importa si es patológicamente pendientes, igualmente no ponen límites a los celos de sus parejas ni marcan fronteras en relación con las cosas que no le gustan.

Están tan necesitados de refuerzo y cariño que se someten a cualquier cosa con tal de conseguirlo.

Necesitan la seguridad de una relación, no importa si es dañina y, sobre todo, necesitan no sentirse solos, ya que, en el fondo piensan ¿Y quién se va a fijar en una persona como yo?

Una reflexión sobre lo que más pesa cuando estamos obesos

Ante este pesado panorama les digo ¿Cuánto pesa el miedo? ¡Mucho!

No basta con bajar los kilos, es necesario, yo diría imperativo, sanar las emociones, y no habrá necesidad de esconder esos sentimientos en la comida.

¡Nos vemos en consulta para que descubras en terapia cuánto pesa el miedo!

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Los que somos emigrantes…

Los que emigramos debemos adaptarnos a las costumbres del país que nos recibe, respetar sus tradiciones y ser los mejores ciudadanos posibles. Obviamente, tampoco es que vamos a bajar la cabeza y dejarnos humillar por algunos xenófobos que siempre hay en cualquier país.

Y tampoco es que vamos a andar acomplejados por el mundo porque somos un pueblo en huida, en el caso de los venezolanos, (cientos de países han pasado por lo mismo), pero eso no significa que seamos prepotentes o egocéntricos.

Es fundamental entender que ningún país nos debe nada, ninguna sociedad está en deuda con nosotros. Nos acogen, nos adaptamos, ayudamos a ese país que nos brinda oportunidades y servimos con nuestro trabajo, nos comportamos correctamente y llevamos el nombre de nuestro país en alto. Así funciona. Así debe ser.

Sepan.

Si te está costando mucho adaptarte en tu proceso migratorio, toca y escríbeme directamente al chat. Sabemos cómo ayudarte.