Análisis psicológico del duelo: el caso de Luis Enrique

¿Cómo enfrentamos nosotros las pérdidas? Porque, indudablemente, tarde o temprano, todos pasamos por ese momento.

El ex futbolista, Luis Enrique, nos muestra cómo el dolor por la pérdida de un hijo puede ser devastador, pero también cómo es posible enfrentarlo.

En este análisis psicológico desde mi canal en #YouTube🔴 aprenderemos sobre el manejo del duelo a través de su experiencia.

5 claves emocionales para emigrar

Emigrar siempre es un problema, porque nadie emigra de un sitio que ama, nunca emigra de un sitio donde está bien, uno nunca emigra de un sitio donde se siente feliz, donde se siente pleno, donde se siente absolutamente prospero.

La verdad verdadera es que la gente no emigra porque es feliz donde está, la gente emigra generalmente porque siente que ya no puede estar donde quisiera estar, que es su país.

Yo creo que emigrar tiene que ver con muchos componentes psicológicos y aspectos emocionales. Al final del camino, todo se reduce a un proceso de duelo.

Me refiero a un proceso de desapego que trae como consecuencia la tristeza, la desesperación en algunos casos y, desde mi punto de vista, creo que muchas veces produce una tristeza que se convierte en una forma de vida durante mucho tiempo dentro del proceso migratorio.

Eso es lo que nosotros llamamos trastorno de adaptación, y ese trastorno de adaptación tiene que ver directamente con el hecho de experimentar tantas emociones que tenemos, pues, pareciera que no estamos ni en el sitio donde salimos, ni en el sitio donde entramos.

Es como si fuese un proceso en el que no perteneces a ningún sitio, donde emocionalmente no estás en ningún sitio. Para mí, el trastorno de emigración tiene que ver con un duelo que no se procesa, y tiene que ver también con todas las cosas que dejamos afuera, con todas las cosas que dejamos atrás, y es como una especie de felicidad a la mitad.

¿Por qué felicidad a la mitad? Porque, de repente, empiezas a adaptarte al sitio donde estás, al sitio donde te encuentras, pero, por otro lado, extrañas todo lo que tiene que ver con los procesos de tu vida que tuviste que dejar atrás, y que extrañas a tus seres queridos, los olores, los colores, la música, todo.

Emigrar siempre es un proceso sumamente complicado, sumamente difícil, que implica una gran responsabilidad a la hora de tomar la decisión, y de mantenerse en esa decisión.

¿Cómo podemos hacer para procesar mejor y superar el trastorno de emigración?

Primero: tienes que aceptar que cambiaste un sitio por otro, tienes que aceptar que te moviste. Es un proceso que implica quitar la negación y producir la aceptación de que, al final del cuento, te mudaste, te moviste de un país a otro.

Segundo: tienes que entender que vas a vivir en un duelo, que vas a vivir en un proceso de desapego, un proceso que tiene que ver con muchos aspectos que se dejan atrás y muchos aspectos que se acogen. Y ese proceso que tiene que ver con la integración en todo, produce un duelo. Un duelo que se parece bastante a la depresión, que se parece bastante a la melancolía.

Tercero: tienes que aceptar que tienes que mantenerte en comunicación constante vía virtual. ¡Menos mal que existe la tecnología, menos mal que existen estos procesos donde podemos comunicarnos los unos con los otros! Tienes que aumentar eso, tienes que producir una mayor comunicación, para que, de alguna forma, esa sensación de falta, de añoranza, no esté.

Cuarto: tienes que establecerte en el sitio donde estás y sentirte como si ese lugar fuese tuyo. Esto, quizás, es la parte más complicada, es una de las partes más difíciles, porque uno lo siente como una especie de traición. ¡Y no lo es!

En consecuencia, cuando pienses “caramba, voy a amar esto que no es lo mío”, la respuesta a eso es, Sí. Tienes que empezar a hacerlo, porque si no amas, si no quieres el sitio nuevo donde estás, jamás te vas a adaptar. Intégrate al lugar, a la nueva cultura, con alegría y gratitud y flexibilidad.

Quinto: Y recuerda, si no sabes cómo sobrellevar este duelo, ven a terapia con mi equipo. Elaborar el duelo migratorio y salir de ese estado emocional es totalmente posible. Nosotros sabemos cómo ayudarte.

¡Mosca con la ansiedad por estrés migratorio!

Les explico: todos sufrimos de algún tema psicológico. Ser civilizados produce algunas modificaciones en nuestro sistema natural de gestionar emociones. No somos salvaje, somos educados. Esa educación hace que emocionalmente se desarrollen algunos aspectos anómalos en nosotros que sencillamente reprimimos y ya.

La emigración produce un GRAN estrés, y si no tenemos todos nuestros «tornillos» bien ajustados, se daña nuestra torre de control. En muchos casos, las personas desarrollan trastornos de personalidad, y van sintiendo que los problemas emocionales les joden la vida.

¿Qué debe hacer usted si siente que está cayendo en esto? Ir al psicólogo evidentemente, eso es lo primero. Luego debe buscar esparcimiento, recreación, cambiar rutina, buscar cosas que lo relajen, le hagan reír, tener placer. Usted necesita descanso y distracción.

En la medida en que mejore su calidad de vida, va a mejorar sus síntomas, y si eso va apegado a una buena terapia psicológica, el asunto puede pasar sin problemas.

Hay que tener en cuenta esto.

No todos sabemos manejar el estrés y cuando eso ocurre, podemos empezar a ver enanitos verdes, así que siempre es buena idea cuidar nuestra salud mental.

No olviden siempre que estas son sugerencias superficiales y que nunca van a sustituir una terapia psicológica, a la cual es deber asistir cuando sentimos que necesitamos ayuda. Toca allí para atenderte. ¿Sí va?

El trago amargo de entender que no te aman

Esta es una de las cosas más complicadas de entender. Es quizás de los aspectos en las relaciones de pareja que más difícil es de procesar: entender que no te aman.

La tendencia es a pedir amor, atención, cariño y cuidado. Insistimos mil veces, nos ponemos bravos, reclamamos, hacemos malabares para intentar adaptarnos al desamor de la otra persona, hacemos mil cambios, nos hacemos los locos y un sin fin de cosas más para lograr que nos amen, que sean recíprocos, que nos nutran emocionalmente como nosotros pensamos que nutrimos al otro.

Al final siempre se fracasa. Siempre.

Pero cuesta mucho entenderlo, cuesta mucho asumirlo y tomar la decisión de hasta aquí llegamos. La razón es que «a veces» si te aman, a veces si te dan ese beso esperado, ese sexo mágico o ese cariño que necesitas, y esos «a veces» se constituyen en el amarre necesario para que agarres aire y pienses que sí te aman, y continúes en el infierno. Es como que cada pedacito de cielo te hace olvidar el enorme infierno en el que vives.

¿Solución? Dejarse de pendejadas. Se tiene que tomar la decisión e irse.

¿Y saben que es lo más paradójico? Que cuando te vas, esa persona que no te estaba dando amor, pide que no la dejes y que deben seguir. Es la cosa más sádica que se puede ver, pero así ocurre, y no debes dejarte. Debes alejarte y terminar esa historia.

Cuando no hay amor, debes aceptar que no lo hay, y si no te sientes amado, debes respetarte e irte de un sitio que lo único que va a producir en ti es dolor y sufrimiento.


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5 cosas que debemos evitar cuando estamos despechados

El despecho es una de las cosas más terribles que nos pueden pasar, cuando nos rompen el corazón, cuando nos dejan solos o somos nosotros los que dejamos solos a los demás.

Cuando definitivamente la relación sentimental se termina, el despecho es terrible.

Así que hoy vamos a hablar sobre 5 cosas que debemos evitar cuando estamos despechados.

La primera cosa que debemos evitar cuando estamos despechados tiene que ver con revisar las redes sociales de la persona con la que ya no estamos.

Es una de las cosas más difíciles, yo estoy claro, es súper complicado.

Terminamos con la persona o la persona termina con nosotros, inmediatamente nos metemos en las redes sociales, buscamos qué está haciendo, con quién se tomó foto, el video, si se siente bien.

¡Ay, se está riendo en esta foto, mira se siente chévere, no me quería! Okey

Entonces asumimos toda esa serie de cosas que definitivamente es un error garrafal, porque en la medida en que revisamos las redes sociales de esa persona, nos obsesionamos, nos enrollamos, y estamos permanentemente pendiente y se nos va la vida.

¡Se nos va la vida!

Revisando las redes sociales de la persona con la que terminamos y entonces, no podemos hacer un duelo necesario, no podemos hacer una ruptura necesaria, porque estamos clavados viendo lo que la persona está haciendo en sus redes sociales.

Segunda cosa que debemos evitar cuando estamos despechados, es andar, tú sabes, buscando compasión, buscando que nos den un espaldarazo.

A todo el mundo que se nos acerca le contamos el problema.

¡No, es que tú sabes que yo, tú sabes, terminé con Alberto y entonces me siento horrible, me siento muy mal! y entonces se lo dices a la primera.

Viene la segunda y ¡Tú sabes que terminé con Alberto, es terrible, me siento muy mal!

Y viene la tercera o el tercer amigo ¡Tú sabes que terminé con Fulanito, me siento muy mal!

Entonces, eres una letanía de sufrimiento, una letanía de dolores. Okey. Contándole a todo el mundo lo que te pasó.

Resulta que en la medida en que estás contando, contando, contando, te estás reforzando a ti el mismo duelo, la misma tristeza, la misma melancolía y no vas a poder salir del problema, porque todo el tiempo estás hablando de eso.

Agarra a las personas más importantes, las que más te apoyan, las que más te dan un espaldarazo, okey, y se lo cuentas. Pero no a todo el mundo, no es un club del sufrimiento este asunto, okey, así que ten cuidado con eso. No hagamos de esto una letanía.

Tercera cosa que debes evitar cuando estás despechado. Terminar, volver, terminar, volver, terminar, volver.  

Y entonces eso es un ciclo, pero increíble de estar todo el tiempo buscando a la persona. Volvemos, nos sentimos aliviados, estamos mejor, empiezan los mismos problemas, terminamos otra vez.

Entonces terminamos, el despecho, la melancolía, la tristeza, todo el duelo, todo el rollo. Entonces nos sentimos tan mal, volvemos con la persona. Entonces andamos en ese carrusel de emociones, una montaña rusa terrible, que al final lo que hace es que nos hace meternos en una relación tóxica, porque entonces ya no es una relación desde el amor.

Es una relación desde la dependencia emocional, donde terminamos, volvemos, terminamos, volvemos, es terrible.

Así que, si vas a tomar la decisión de terminar, hasta aquí nos trajo el rio. Porque eso de estar en esa retahíla de cosas, eso te trae muchísimos problemas.

La cuarta cosa que debemos evitar cuando estamos despechados es, seguir manteniendo una relación con los familiares de la persona con la que ya no estamos, de una manera estrecha.

Es fundamental tomarnos nuestro tiempo, sobre todo porque cuando nosotros tenemos estas relaciones con los familiares que son personas que también queremos, y que no nos hicieron nada y nosotros no le hicimos nada, de alguna forma también vamos a tratar de generar inconscientemente conexiones con la persona con la que hemos terminado, y tendemos también a cometer el error de hablar de su familiar, mal.

Okey, entonces, hablamos con la suegra, hablamos mal del hijo, o con la cuñada, hablamos mal del hermano.

Entonces, sin duda alguna, nos metemos en un gran problema en ese aspecto, porque al final, familia es familia y la sangre es la que llama, okey. Entonces es un error que no se debe cometer.

Sí es verdad, nosotros no tenemos nada contra la familia de nuestra ex pareja ni nada por el estilo, pero sí debemos poner un poquito de espacio, un poquito de distancia, a fin de poder asumir una separación con muchísimo más criterio y con mayor estructura, porque si no siempre vamos a estar enrollados en la búsqueda de información, en la habladera mal, en el chisme, en la cosa y esto se puede convertir en un infierno.

La quinta cosa que debes evitar cuando estás despechado, es entrar en una relación muy rápida.

Si tú asumes una relación rápidamente después de la anterior, lo más probable es que también fracases. ¿Por qué? porque tu corazón no es así como una pelota de goma, una cosa que tú tiras y pones, y llevas y traes, no señor.

Las cosas duelen, las cosas son profundas, los sentimientos que están involucrados son bastante fuertes, así que eso de estar pasando así, a lo Jennifer López pues, o sea, primero uno y después el otro, eso, eso es ella, pero quizás no tú, okey.

O sea, hay que tomarse su tiempo, hay que establecer un espacio de reflexión, de soledad, de introspección, a fin de entender cuáles fueron los elementos que te llevaron a la ruptura, cuáles fueron los errores que se cometieron y rehacer desde allí una nueva autoestima emocional, una nueva autoestima sentimental, porque es desde allí que hacemos mejores relaciones.

Así que, a Jennifer López le funciona, pero quizás a ti no. Yo te sugiero que mejor, tómate un espacio y asumes un poquito la distancia entre una nueva relación y la vieja relación, para que entonces puedas aprender mejor sobre las cosas que te pasaron.

Así que, evitemos estas 5 cosas sobre el despecho. 


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Cuando nos rompen el corazón

No sé si lo sabes, pero tengo un libro llamado ¡Esto se acabó! y quiero compartir contigo un extracto para la reflexión:

Cuando nos rompen el corazón perdemos una parte de él y no la volvemos a recuperar. Después que hemos sido engañados, sentimos que la confianza es como las palabras en un mundo de sordos.

Es muy difícil volver a confiar cuando a quien amamos nos traiciona. La cicatriz que queda después que nos han despedazado el corazón, se llama desconfianza.

Cuando te rompen el corazón nadie queda igual que antes. Si cada vez que alguien nos rompa el corazón sufriera como lo hacemos nosotros, no habría tantas traiciones, pero a todos en alguna medida nos han roto el corazón solo para reforzar la tesis de que solo estás mejor.

En el amor, las garantía son inexistentes, es algo que repito con frecuencia, así que no debemos pensar en vengarnos de quien nos rompió el corazón, sería un acto no civilizado, aunque tampoco sea civilizado que nos rompan el corazón.

Dañar el nombre del amor es como hacer una guerra en nombre de la paz. Cuando queremos ver sufriendo a quien nos causó tanto dolor, estamos en presencia de un monstruo que hay que domar. ¿Cómo? Asumiendo nuestra responsabilidad y entendiendo que amar es un riesgo.

Si recordamos constantemente a quien nos hizo daño y cómo lo hizo, sentiremos dolor por más tiempo y esto además de hacernos mal a nosotros mismos, nos hará más difícil perdonar. El perdón llega cuando nos olvidamos de quien nos dejó.


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