Si estás motivado, lo imposible no existe

Existen personas que nos enseñan de forma permanente que no existen limitaciones cuando la motivación es grande.

Admiramos a los seres que convierten sus sueños realidad, pero muchas veces, ni a soñar nos atrevemos. Muchas veces en televisión o en las redes sociales vemos a gente lograr grandes hazañas, mientras rumiamos nuestras penas y nos quejamos de la vida.

La motivación es una emoción tan fuerte como el amor y el odio. Estoy totalmente convencido de que lo imposible, generalmente, es la forma de vivir de los cobardes.

De hecho, me parece imposible, después de ver la hazaña de muchas personas, pensar que hay algo imposible.

No importa si la motivación explica o no todo en la vida. Si estás motivado, le dejas la filosofía a los demás mientras tú logras cosas a través de las acciones.

No se puede lograr nada sino estas motivado. Bueno sí, sí se puede lograr algo: ¡fracasar!

Cuando entiendes que la fuerza humana radica en el alma y no en el cerebro, quizás puedas entender algo de lo humano…somos imparables si tenemos la estructura de personalidad, la disciplina y la motivación correctas.

¿Sientes que necesitas ayuda para elevar tu motivación? Ven a terapia. Estamos para ti. Toca aquí para atenderte.

El secreto para la paz mental

Esperar que los demás hagan lo que nosotros haríamos, es una de las fórmulas perfectas para angustiarte y llenarte de ansiedad, además de frustrarte profundamente, porque si hay algo casi imposible, es lograr eso.

Todas las personas actuamos dependiendo de las circunstancias que vivimos, de las emociones que tenemos, y de los valores y principios con los cuales regimos nuestra vida.

En consecuencia, esperar que los demás actúen como nosotros lo haríamos, es creer que hay una persona que es igual a nosotros.

En promedio, eso es prácticamente imposible.

Uno es dueño de sus propios actos, es decir, cada uno de nosotros es responsable, no sólo de lo que hacemos, sino también de las consecuencias de lo que hacemos.

Esto significa que somos los dueños de nuestro destino, y los propios escritores de nuestra biografía. Entender eso va a llevarnos a la calma, a la paz que implica tener la responsabilidad de nuestra vida, y la madurez para entender que la frustración que nace de esperar de otros, lo que nosotros damos, es insostenible y en consecuencia ineficaz. Una perdida total de tiempo.

Cuando nosotros somos capaces de esperar lo que sólo nosotros hacemos, entonces en ese justo momento nos hemos convertido en los capitanes de nuestra propia vida.

Lleve.

Y como siempre digo, si esto no lo puedes lograr, para eso estamos los psicólogos. Te esperamos en consulta.

Soy de pocos amigos y te voy a decir por qué

Yo tengo dificultad para tener amigos, varias veces lo he dicho acá. Mi personalidad no es fácil y yo reconozco que tiendo a ser bastante duro y abierto en la expresión de mis sentimientos, cosa que en mi experiencia, nunca es buena en la amistad.

La mayoría de los amigos que he perdido nacen de que yo expreso mis emociones, comunico mis necesidades emocionales y digo claramente lo que me gusta o no de algo, y eso, la verdad, jamás ha sido bueno para mantener amistades. Además hay otro problema en ese sentido: no pienso cambiar eso.

Pero hay amigos que sí tengo y que son igual que yo en ese sentido. También me expresan lo que sienten, dicen honestamente sus emociones y son capaces de criticarme sin misericordia, pero siempre con total buena intención. Esos amigos son recíprocos conmigo. Para mí, son los mejores amigos, pero eso sí, son pocos, muy pocos.

Tengo un concepto muy claro de la amistad: tiene que ser recíproca. Si lo que yo envío no es devuelto en igual medida, en mi visión de la vida, eso no es amistad. Eso también vale para el amor, y la amistad es una forma de amor. Sin reciprocidad, entonces no. Definitivamente no.

Otra cosa que para mí es fundamental, es la crítica. Yo no temo que mis amigos (los que yo considero amigos) me critiquen o emitan juicios sobre mi. Al contrario, los valoro profundamente, porque sé que vienen con buenas intenciones y vienen desde el amor.

Jamás soy defensivo ante las críticas y juicios de mis buenos amigos. No siempre los tomo, ya que tengo mi propio criterio sobre las cosas, pero siempre respeto sus visiones, críticas y juicios porque sé exactamente que nacen de querer que yo sea mejor persona o mejore cosas de mi.

Esos son buenos amigos.

Así que allí les dejo la reflexión: si la amistad no es recíproca, deja esa amistad. Si no te devuelven lo que das, sal de allí, y si tus amigos no acogen tus críticas como tú acoges las de ellos, mejor dejarlos que se estrellen solos. Tu amistad es valiosa, no la desperdicies en personas que no van a tomar en cuenta eso.


En mi equipo sí sabemos cómo ayudarte a poner a tono tu salud emocional. Pide aquí tu consulta.

¡Suelta esa culpa!

Hablemos de la culpa. Cuando tú le das a los demás algo que necesitas para ti mismo y no te lo otorgas, estás actuando desde la culpa. Casi siempre es porque vivimos bajo el yugo del sacrificio que nos enseñaron: darle a los demás lo mejor de nosotros, en función de quedar bien y cumplir con el papel de «bueno». Y así vamos dando nuestro tiempo, nuestro amor y nuestros recursos a los demás, olvidándonos muchas veces de que ese «buenismo» tiene que empezar por nosotros.

¿Por qué pasa esto? Pasa porque nos enseñaron a no ser egoístas, a darle todo a los demás, a sacrificarnos por los demás, muchas veces a costa de nuestra propia felicidad. ¿Lo ven?

Nos sentimos culpables si, de alguna forma, le decimos que no a una petición de nuestros padres, de nuestros hijos o de nuestra pareja, poniendo nuestros intereses por encima.

Nos sentimos culpables cuando, de alguna forma, estás intentando hacer cosas para ti, estás intentando vivir tu vida y no con eso estás pretendiendo hacerle daño a alguien, o subiéndote sobre alguien sin que te importen sus sentimientos. Créeme, eso no es egoísmo.

Otra cosa es que tomes decisiones sin que te importe el dolor de nadie, y tú, pues, vas pisando a los demás, sin detenerte a pensar que estás haciendo daño a terceros. Eso es otra cosa. Nos toca establecer, desde nuestra bondad, desde nuestra buena voluntad, cuando estamos haciendo algo para nosotros, y el costo o el daño hacia los demás lo pasamos por alto.

Es fundamental entender que muchas veces debes poner tus intereses y necesidades por encima de los intereses y necesidades de los demás, y eso no significa que seas mala persona, eso no significa que tengas que ser juzgado, eso no significa que estás siendo egoísta.

Suelta esa culpa.

Significa que estás tratando de hacer para tu vida algo que tú crees que mereces, que es tu derecho, y que, sin duda alguna, te lleva a la felicidad, entendiendo que eso no lo estás haciendo en contra de nadie, si no que lo estás haciendo en función de ti, sin dañar a otros.

Sepa.

¿Quieres a alguien que no te quiere? Clave para mandarlo al carajo

Mandar al carajo a la gente que no quieres es relativamente fácil. Difícil es cuando tú quieres que alguien te quiera y esa persona no quiere nada contigo. Allí mandar al otro al demonio es realmente difícil. ¿Por qué? Porque la reacción natural del amor que se da, es que este sea correspondido.

Pero la verdad es que eso no sucede así. Podemos querer a una persona y esa persona más bien ser alguien que nos rechaza, no nos quiere, o nos hace daño.

¿Solución? La autoestima. Ese es el sentimiento que nos va a salvar de esta situación.

Mientras más autoestima tengamos, más fuerte podemos ser para alejarnos de quien queremos pero no nos quiere.

Lo inteligente entonces es siempre tener una autoestima sana, que no es más que ser objetivos en cuanto a quiénes somos, lo que queremos para nosotros, nuestras fuerzas y debilidades, y el derecho que tenemos de amar y ser amados.

Buscar la aprobación de quienes realmente nos rechacen, jamás será un acto inteligente.

Lo inteligente siempre será tener la fuerza y el carácter para entender que solo nosotros podemos tener el amor hacia nosotros mismos que nos guíe en nuestros actos, y entender que muchas veces en la vida, la única aprobación que necesitamos es la de nosotros mismos.

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¿Aceptas a una pareja violenta? Estás siendo violento contigo mismo

Sí. Sin duda alguna, cuando nosotros permitimos violencia de nuestra pareja, estamos siendo violentos con nosotros mismos. Les voy a explicar.

Nadie en su sano juicio va a aceptar violencia contra sí mismo. Esa es una realidad absoluta. Nadie en sus cabales seguiría un minuto al lado de alguien que lo maltrata o agrede. Eso significa que cuando te queda al lado de alguien que te maltrata, lo primero que debes aceptar es que algo no está funcionando bien en ti.

No estás en pleno uso de tu razonamiento, autoestima y dignidad. Hay que partir de ese entendimiento para empezar a sanar este asunto.

Pero ¿qué es que lo que no está bien? Resulta que, al aceptar violencia o maltrato psicológico, tú te estás agrediendo, y eso justamente es lo que tienes que empezar a revisar. ¿Por qué permites la agresión? ¿En qué sentido asocias el amor con la violencia? ¿Por qué te estás castigando a ti misma? Son preguntas fundamentales que pueden irte dando luz en cuanto a las razones que te llevan a estar al lado de alguien violento o agresivo.

Lo que también debes tener claro es que aceptar violencia en nombre del amor, no es amor. Tú no estás al lado de esa persona por amor. Déjate de esos cuentos.

Repito, nadie en su sano juicio acepta maltrato. El amor en nada tiene que ver con eso. Lo que existe es dependencia, sumisión, problemas emocionales o trastornos de personalidad, pero amor como tal, no, amor no. De ninguna manera.

Así que empieza a revisar qué ocurre en ti que eres capaz de aceptar violencia, maltrato y agresión psicológica. Revisa en ti que hace que tú te agredas a ti misma, aceptando agresión del otro. Revisa qué hace que te quedes al lado de quien confunde amor con golpe o insulto.

Ese es el primer paso para empezar a salir de allí.

Sepa.

Y recuerda, nosotros sí sabemos cómo ayudarte. Pide aquí tu consulta.