Alertas que revelan que estás frente a un hombre agresivo

Uno de los problemas principales que muchas veces a la hora en las relaciones sentimentales se nos presentan, es cómo reconocer al futuro hombre agresivo. Este mensaje va pa las mujeres, específicamente. Después haré uno para los hombres.

¿Cómo reconocer al hombre agresivo?

Cuando una persona es agresiva generalmente no lo muestra de entrada, lo muestra después. Pero hay ciertos síntomas que puedes mirar en las personas agresivas que, aunque no parece, están.

La primera: son personas profundamente controladoras, quieren que te vistas como ellos dicen, que hables como ellos digan, que te comportas como ellos quieren, que te maquilles como ellos lo definen, o sea, empiezan a controlarte todos los aspectos de tu vida.

Entonces desde el control, uno empieza, uno puede empezar a oler que posiblemente hay alguien agresivo allí.

Segundo: son personas que fundamentalmente siempre están hablando mal de la sociedad, del mundo, de la vida, de la cosa.

«Todo va mal, ellos están bien, pero todo lo demás va mal».

Es un proceso narcisista, okey, y eso es bien importante determinarlo, porque estas personas tienen cierta tendencia a la agresividad. Entonces, cuando tú lo ves hablando mal todo el tiempo, de todas las cosas, esa persona posiblemente sea agresiva.

Otro elemento fundamental tiene que ver con la relación con las personas que lo acompañan, mamá, papá, hermanos.

Cuando tú lo ves que siempre está diciendo: ¡No, bueno! Es que lo que provoca es tal cosa, es que a mi hermano lo que provoca es meterle una sola cachetada. ¡Es que a mi mamá no la soporto! Mi papá es insoportable, no lo puedo ver ni en pintura, yo no entiendo porque…

Cuando tú empiezas a escuchar ese tipo de cosas, generalmente estás frente a alguien agresivo.

También, el insulto, la ofensa, la reactividad en los diferentes ámbitos de su vida, también pueden predecir a un individuo agresivo.

Va manejando, se atraviesa alguien y empieza a decir groserías y empieza a meterse con los demás o, de repente, dice demasiadas groserías, insultando a los demás, o estableciendo cosas que tienen que ver negativamente hacia los otros, sin duda alguna, puedes estar frente a alguien, sin duda alguna, agresivo.

Y, por último, aquella persona que es dispuesta a hacer aspavientos como, por ejemplo, lanzar cosas de la mesa, romper cosas, tirar cosas, darle golpes a la mesa, ese tipo de cosas ya empiezan a anunciar a alguien agresivo, empiezan a decir que esta persona tiene tendencia a la agresividad, así que, muchísimo cuidado.

No creas que estas personas pueden cambiar porque tú les digas cambia, no creas tú que esas personas pueden reflexionar sobre su agresividad desde el amor, no te creas ese cuento.

Ante las personas agresivas, lo mejor que puedo hacer es aconsejarles ayuda profesional, o alejarse ¡paticas pa qué te tengo! porque quizás la próxima agresión puede ser hacia ti.

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Bipolaridad, cuando se junta depresión y manía

Una de las cosas de la que poco se habla tiene que ver con los trastornos mentales o los problemas emocionales o los trastornos de personalidad, y yo creo que es importante hablar al respecto.

Así que hoy vamos a hablar sobre la bipolaridad o trastorno maníaco depresivo. Eso sí, en el lenguaje que siempre me caracteriza, así que vamos ¡Pa lante!

Cuando hablamos de bipolaridad estamos hablando de dos polos, evidentemente, depresión y manía.

Son dos emociones fundamentales que van ligadas, uno, al proceso depresivo, melancólico, triste. La persona no quiere ni siquiera bañarse, no quiere comer, no quiere salir, le provoca estar todo el tiempo acostado, no tiene la capacidad para tener como propia voluntad.

Tú le dices ¡No, pero bueno, vamos pa lante, vamos a salir, vamos a caminar! Y la persona: ¡Pues no quiero, no tengo ganas, no puedo, no me interesa, no quiero! okey.

Adicionalmente a eso, en el polo depresivo el sentimiento de culpa, muchas veces llegamos, incluso, hasta ideas suicidas, que es sumamente peligroso, sin duda alguna.

Y también vamos muy ligados a un proceso, tú sabes, del mundo es malo, la vida es gris, todo es negativo y todo es malo y una sensación de tranquilidad, pero de tranquilidad pasmosa, tranquilidad que no es tranquilidad, okey, que es sencillamente inacción, es sencillamente, pues, no tengo ganas de hacer absolutamente nada.

Ese es un polo.

Y también está el otro polo, que es el polo de la manía.

¡Ah, no bueno! Ahí es pa lante, dele que son pasteles, eso es un Ferrari 300 kilómetros por hora y entonces yo quiero hacer cosas, yo quiero hacer negocios, yo quiero ganar dinero, yo quiero tener muchas mujeres o muchos hombres.

Y entonces empieza con una locura, una vorágine, donde quiere hacer muchas cosas y resulta que uno de los elementos fundamentales aquí, es la agresividad.

Si tú agarras y te pones contrario a la persona y le dices: Pero ya va, pero cálmate, tus ideas son un poco alocadas, un momentico, eso no es así.

Se pone bravo, puede llegar a la irritabilidad y si la cosa está como muy apretada, mire, puede a llegar a cosas muy feas, cuando uno está en el estado maníaco.

Esa persona, mire, todo el tiempo no duermen, no comen, porque están súper acelerados, porque están a millón, porque bueno, todo es rápido, todo es necesario, y entonces miran pa allá, miran pa acá, y andan en este rollo, en este asunto, en esta cosa, o sea, es realmente complicado, sobre todo en el ámbito maníaco, el hablar rápido, la verborrea, el no dejar que los demás hagan nada, el asumir que toda las personas lo puede hacer así mismo. O sea, es todo lo contrario a la depresión. Es una sobre excitabilidad, una sobreexcitación que lo lleva a uno pues, bueno, por la calle de la amargura, porque eso es una locura.

Cuando digo locura, no estoy hablando en términos de juicio crítico, sino de locura porque es irracional, porque la cosa pues, no está funcionando, porque definitivamente la situación es sumamente negativa.

La persona con bipolaridad está en esos dos aspectos, pasa de un lado al otro. Algunas veces es muy rápido, de un día al otro, y otras veces es más lento, pasa un mes así y un mes de otra forma.

La causa de esto muchas veces tiene que ver con elementos orgánicos, procesos hormonales, neurotransmisores, biológicos, en la cabeza que, bueno, no está funcionando bien, y otras veces tiene que ver con procesos que van más, desde lo psicológico, okey, que tienen que ver productos de traumas, de situaciones complejas que llevan ahí.

Pero fundamentalmente, pueden haber muchas causas en estos aspectos y el tratamiento siempre es ayuda profesional.

Si tú crees que vas a agarrar la bipolaridad y te la vas a asumir, tú sabes, con yerbas, con menjurjes, con un tabaco, una cosa, estás pelando, porque por ahí no van los tiros.

Los tiros van directo por la ayuda profesional, porque esa es una enfermedad, es un trastorno grave, que puede traer malas consecuencias.

Ahí te lo dejo, reflexiona y busca ayuda si es tu caso, ya lo sabes.

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Cómo manejar tus emociones si eres emprendedor

Emprender es un tema emocional. Emprender tiene que ver también con la psicología personal, porque no solamente se trata de hacer dinero, de llevar una buena administración, de escoger buenos empleados, de ser un buen líder, no.

También se habla de gestionar las emociones. También se trata de asumir que los procesos de personalidad van a estar inmersos también en la forma como nosotros hacemos dinero, porque eso va a influir, primero en el liderazgo, en la manera cómo lo haces, cómo eres, cómo te conduces.

Va también a influir en los procesos de administración, cómo manejas el dinero, cómo inviertes, desde dónde ves el dinero, la relación que tiene que ver con la cobranza.

También es fundamental entender los procesos que tienen que ver con el optimismo y el pesimismo. ¿Por qué?

Porque muchos de los aspectos que tienen que ver con el emprendimiento, están basados en nuestra capacidad emocional: si somos capaces o no de vivir la incertidumbre, si somos capaces de sentir y manejar la frustración, si somos capaces de asumir los retos que se nos presentan cuando, de repente, nuestro emprendimiento no funciona.

En consecuencia, todos esos aspectos están puestos a prueba en las circunstancias actuales en las que estamos viviendo. Creo que es crucial, y digo creo porque no tengo toda la sabiduría al respecto, pero sí creo que es crucial el hecho de que sepamos manejar mejor nuestras emociones, que seamos más sinceros, más honestos, más estructurados, absolutamente más duros en el sentido de soportar las embestidas de la vida.

Hablo de tener una autoestima de hierro, porque hay mucha gente que nos critica y mucha gente que nos dice cosas negativas. También es fundamental tener una mejor relación con el futuro, con la incertidumbre, con los elementos imponderables, con las cosas que no podemos controlar.

En la medida en que nosotros tenemos una mejor estructura con eso, en esa misma medida también podemos soportar que las cosas que nos sucedan de manera negativa, pudiésemos también poderlas atajar.

Creo que es fundamental ser más optimista que pesimista, tener más esperanza que asumir que las cosas nos van a salir mal, pero también debemos planificar. No siempre debemos estar en las nubes ni pensando en pajaritos preñados, no, creo que es fundamental tener los pies sobre la tierra.

Entonces desde allí, no necesariamente el emprendimiento va a ser ideal o siempre la vas a pegar del techo, pero vas a estar emocionalmente mucho más preparado y mucho más estructurado para tratar de llevar a buen término una cosa tan complicada en estos momentos como mantener un emprendimiento.

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Dime qué problema tienes y te diré en quién buscar ayuda

Muchas veces queremos ir a terapia, pero no vamos a terapia con la persona indicada, sino que nos equivocamos, metemos la pata y buscamos incluso, opciones diferentes a terapias realmente profesionales, con psicólogos profesionales, o psiquiatras profesionales o gente que sepa de esto, y metemos la patota buscando gente que no está preparada para eso.

Miren, cuando hablamos de problemas emocionales, trastornos de personalidad, problemas mentales, dificultades en nuestra vida, que producto de la repetición constante en nuestras conductas, hacen que siempre estemos en problemas, o que de alguna u otra forma no podamos salir de las situaciones que nos atañen, tenemos que ir al psicólogo.

Si tenemos problemas mentales, alucinamos, deliramos, inventamos palabras, la gente nos mira raro, nos dicen que estamos locos, nos sentimos súper mal, no podemos salir de nuestra cama, no nos queremos bañar, nos sentimos que nos queremos suicidar, que realmente la vida no nos gusta o estamos profundamente ansiosos, y no podemos estar tranquilos y nos las pasamos contando cosas, llevando el orden, no podemos caminar en el piso que tenga diferentes líneas, entonces lo que necesitamos es un psiquiatra ¿okey?

Si lo que queremos es establecer algunas rutinas, generar conductas o comportamientos que nos lleven a alcanzar objetivos específicos, por ejemplo, vender bien, hablar bien en público, quitarnos el miedo escénico, busque un coach.

¿Qué significa todo eso?

En la medida de que usted tenga problemas, usted tiene que saber escoger quién lo va a ayudar.

Si usted anda buscando alternativas, que por fáciles o por económicas, o porque de alguna manera usted sienta que, a bueno, este habló bonito y vámonos con él, usted está poniendo su mente, su vida, su familia, sus emociones, en alguien que seguramente no es experto.

Para dejarlo clarito y para ponerlo sobre la mesa, mi recomendación es que, primero, busque al psicólogo.

Primero es el psicólogo, y el psicólogo lo remite al psiquiatra, lo remite al coach, lo remite al sexólogo, lo remite al internista. Sobre todo, el psicólogo clínico permite saber los diagnósticos para poder determinar cuál es la mejor orientación.

No invente, porque si usted inventa está jugando con su propia mente, así que tenga cuidado con eso.

Y recuerda, nosotros sí sabemos cómo ayudarte. Pide aquí tu consulta.

Mosca con llevar los problemas laborales para la casa

Muchas veces los problemas laborales, las situaciones que nos pasan en nuestros trabajos, afectan nuestras relaciones sentimentales.

No nos gustaría que esas cosas se metieran unas con otras, o uno quisiera que uno dejara el trabajo fuera de la casa y no lo llevará para dentro del hogar.

La verdad es que no, la verdad es que muchas veces pasa y, evidentemente, de eso hay que hablar.

Los problemas laborales se llevan a la casa quiera o no lo quiera, o sea, eso es un mito de que no, yo puedo dejar las cosas fuera de mi trabajo, qué tal, este, mi trabajo es mi trabajo y mi casa es mi casa, no, eso no es verdad, porque emocionalmente uno siempre está afectado.

Cuando tienes estrés laboral lo llevas para la casa, cuando tienes alguna depresión o algún problema con tu jefe, lo vas a llevar para la casa y, a su vez, también diferente, tú tienes un problema en tu casa, tienes un rollo sentimental, tienes las emociones encontradas ¡Pam! van también pal trabajo.

Las cosas van íntimamente ligadas y eso es un problema, sin ninguna duda ¿okey?  Así que vamos a dejarnos de cuento, vamos a dejarnos de mitos, y entendamos que eso ocurre.

¿Cómo podemos hacer para que esas cosas no ocurran?

Primero que nada, aceptemos que nuestras emociones no están parceladas, ellas van a abarcar la mayoría de los aspectos de nuestra vida, punto y final.

Segundo, es importante entender que cada cosa tiene su lugar, pero también hay que hablar con los diferentes integrantes de nuestras vidas para hacerles entender que no siempre somos robots.

¿Eso qué significa? Que cuando vamos a nuestra casa y, de repente, estamos un poquito de mal humor, un poquito estresados, un poquito así, tú sabes, irritable, decir, oye, mira, mi amor, de verdad es que estoy un poquito estresado con el tema del trabajo, déjame agarrar un poquito el mínimo, para tú sabes, estar bien.

O vamos al trabajo, cónchale jefe, jefe, ahorita estoy un poquito complicado, pero ya me voy a enderezar, ya vamos a hacer las cosas bien, pero es que tengo un problemita, no se preocupe, ya lo vamos a solucionar.

¿Qué significa esto? Tampoco alargarlo, sobre todo en el tema del trabajo.

Cuando tú llevas problemas personales para tu trabajo, tú no puedes convertir tu trabajo, tú sabes, en un consultorio psicológico, no, déjate de broma ¿okey?

Entonces, también es importante entender que, bueno, que tienes que rendir, tienes que ser eficiente, y tiene que hacer las cosas como tienes que hacerlas.

Sí, sin duda alguna, tienes que tener flexibilidad contigo mismo a la hora de entender que tienes problemas. Pero no puedes alargarlos en el tiempo y, a su vez, también para la casa.

No puedes estar llevando todo el problema de aquí para allá o viceversa, no, es que mi trabajo, no, es que el estrés, es que el llantén, la cosa, la rabia, del tema del trabajo en la casa, porque te estresas. ¡No, señor!

Por ahí no van los tiros ¿okey? Lo mantienes, lo estableces, entiendes y tienes flexibilidad al respecto, pero también mantienes límites que no influyan tan profundamente, ni en el trabajo, ni en el hogar.

Punto medio, esa es la solución para este tema.

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¿Juzgar a la mujer maltratada? Mira, no.

Muchas personas juzgan a la mujer maltratada por no separarse de la relación de abuso. De hecho, en vez de culpar al agresor, la culpan a ella de no salirse de allí, convirtiendo esto en más maltrato.

Una mujer no sale de una relación de abuso no porque no quiera, sino porque siente que no puede. Adicional a que muchas de esas relaciones se basan en dependencia y control.

Ahora bien, si vienes tú y le dices que le ofreces plata, casa, ayuda en el cuidado de los hijos, y soporte emocional y psicológico permanente, entonces sí te acepto que puedas acusar a una mujer de no salir de esa situación.

Es fácil decirle a alguien que se separe, pero difícil darle las condiciones para que lo haga. Entonces, al final, le dices que se separe, la juzgas porque no lo hace, pero no ayudas en nada para que lo logre.

Separarse de relaciones abusivas implica un tratamiento multi dimensional, acarrea el concurso de varias profesiones, y no sólo eso, necesita red de apoyo llena de amor, comprensión y refugio.

No es sólo «epa, no seas estúpida, sepárate de ese imbécil. Si yo fuese tú, jamás sería tan gafa para aguantar lo que ese bicho te hace».

Si haces eso, eres tan mala persona y tan maltratadora, como el peor.


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