

En su libro Amor puro y duro (La Esfera, 2004), la psicóloga y periodista Pilar Valera lo dice claramente:
En general, las personas buscamos gente parecida a nosotros. La teoría de que polos opuestos se atraen puede funcionar cuando se es diferente por una manera de ser (un introvertido con una sociable, por ejemplo) pero no funciona cuando se tiene una forma diferente de pensar. Para que dos personas estén compenetradas se necesita una similitud en los principios fundamentales de la vida, en los pilares que sustentan las ideas sociales.
Criticar los vicios y querencias de naturaleza humana es un ejercicio inútil, no obstante, he de decir que la manía que tienen algunos de buscar en la pareja a su particular corporeización del “amigo invisible” me parece horrorosa. Cualquiera que haya sentido alguna vez un flechazo y haya visto arder en su interior los fuegos de la comunión amorosa sabe que Cupido siempre puede sorprenderte, y que las claves de la afinidad real andan perdidas en rincones muy ocultos del alma. Luego lo mejor es dejarse llevar por el impulso, tratar con las personas cara a cara, darle una oportunidad a la química y jamas hacer idealizaciones sobre como ha de ser tu amante o compañera sentimental.
Claro esta, dicha postura solo es valida cuando uno esta dispuesto a salir a la calle para jugársela en las distancias cortas, no cuando se usan portales de búsqueda de parejas en Internet. Porque el ponerse delante del monitor a definir las características de tu media naranja lleva a actitudes pueriles, mas propias de niños escribiendo una carta a los Reyes Magos que de personas dispuestas a batirse abiertamente en las fatigosas lides del amor.
En resumen, donde este la química, que se quite la alquimia.
Registra esa frase, muy buena…"donde este la química, que se quite la alquimia."